
Entrevista a Marta Nercellas, abogada de la causa AMIA.
Actualizado Martes, 09-06-09 a las 22:33
La abogada Marta Nercellas, al frente de la querella por el atentado terrorista a la mutual judía Amia, comienza a ver despejado el horizonte judicial. Quince años después de cometerse la mayor masacre contra “la colectividad judía después de la segunda Guerra Mundial”, la Corte Suprema le ha dado la razón. La más alta instancia judicial de Argentina ha ordenado que se reactive la investigación de la conexión local de, “una operación de guerra” que ella adjudica, “sin duda, a Hezbolla y a Irán” y que dormía el sueño de los justos desde hace cuatro años.
El 18 de julio de 1994 una furgoneta cargada de explosivos hizo saltar por los aires el edificio de la Amia en Buenos Aires. Murieron 85 personas y más de trescientas resultaron heridas. Las investigaciones, desde entonces, han seguido un camino accidentado. Policías corruptos, jueces que pierde la brújula, pruebas que desaparecen, diplomáticos acusados de terrorismo, sentencias contradictorias y “ funcionarios inescrupulosos”, según término de un fallo judicial anterior al de la Corte, salpican una causa con final abierto y sin los culpables entre rejas.
-¿El fallo de la Corte (equivalente al Tribunal Supremo) permite suponer que ahora se va a esclarecer el atentado a la AMIA?
-Abre la puerta para que podamos averiguar la verdad. Tenemos más posibilidades de contestar hoy a las preguntas que surgieron después del atentado que las que teníamos hace una semana. Lo que hace el fallo es recuperar todas las pruebas de la conexión local que la Cámara de Casación había anulado aunque pone como fecha límite cuando el Juez, Juan José Galeano, -destituido por esta causa- dejó de ser imparcial.
-Es decir, cuando Galeano soborna a Carlos Telleldín, el vendedor de la furgoneta bomba.
-No hubo soborno porque no se paga a nadie para que mienta. El pago estaba previsto pero el procedimiento seguido por el juez fue equivocado. Telleldín sostuvo que necesitaba el dinero para proteger a su familia porque si iba a acusar, diciendo la verdad, a unos policías, su seguridad estaba en riesgo.
-¿Cómo valora la intervención de Galeano?
-Como dijo Fayt, el magistrado de la Corte, la causa le excedió. Pero también es cierto que no tenía medios suficientes para investigar, -apenas una computadora y el mismo personal- y los que tenían que colaborar con él perjudicaron todo el tiempo la investigación.
-¿Entre ellos el Gobierno de Carlos Ménem?
-Todo lo que pudo hacer el Gobierno de Menem para entorpecer la causa lo hizo. No hubo voluntad política para investigar. Se pusieron todas las trabas habidas y por haber.
-¿A qué atribuye ese empecinamiento por obstaculizar la investigación?
-Creo que hay razones diferentes. Por un lado, si se investigaba, la política exterior de Menem podía cuestionarse. Había adoptado determinadas decisiones, como suspender contratos comerciales con Irán o participar con flota argentina en la guerra del Golfo, sin tomar los recaudos oportunos para el país. Por otro, la AMIA tuvo un gravísimo problema: la corrupción. Éste fue el principal enemigo que tuvimos. Cada paso que dábamos tocamos nichos de corrupción, pública y privada, que no tenían que ver con el atentado y su reacción era boicotear la investigación.
-¿Para usted, quiénes fueron los autores del atentado?
-No tenemos duda de que la financiación y la orden fue de funcionarios de Irán. Ellos dicen cómo y contra qué edificio concreto de la colectividad judía atentar. Soleimanpour (Hadi) El embajador de Irán en Buenos Aires, -expulsado de España poco antes por desarrollar actividades terroristas-, estaba a la cabeza de toda una red de inteligencia a la que pertenecía el agregado cultural, Moshen Rabbani. Éste, curiosamente, llevaba más de una década en Argentina cuando se le designó en el cargo. Se hizo para que tuviera inmunidad diplomática.
-¿Pero quiénes lo organizan y lo ejecutan?
-Del atentado participan dos grupos. Uno de miembros de Hezbola que entra por la triple frontera (Argentina, Brasil y Paraguay) y otro local. En el primero se encuentra el conductor suicida, un libanés que se instala en la Mezquita de Cañuelas (provincia de Buenos Aires) que dirigen dos ex policías bonaerenses convertidos al islamismo. Ahí espera la orden para cometer el atentado. El otro grupo actúa en Buenos Aires. De éste forma parte Telleldín y los policías bonaerenses, cuya misión era facilitar la furgoneta con los explosivos y despejar el camino para que no hubiera contratiempos hasta llegar al objetivo.
-¿Considera que hay una conexión entre los atentados de la Embajada de Israel y la Amia?
-La Amia, sin duda, es el atentado donde mueren más personas judías desde la Segunda Guerra Mundial. Fue realmente un acto de guerra en el corazón mismo de la ciudad de Buenos Aires, como lo fue el de la Embajada aunque no se lo quiso ver así. Los autores intelectuales son los mismos. Irán está detrás de los dos, hasta el punto que una de las órdenes de captura que tiene la causa de la Embajada y la de Amia es sobre la misma persona, Mugnaihe, un hombre que murió en otro atentado en Damasco el año pasado.
-¿Se podrá probar alguna vez qué pasó?
-Creo que se puede hacer una reconstrucción del hecho pero no tenemos la totalidad de las respuestas. Por ejemplo, nadie investigó en quince años de donde salieron los explosivos y estos son muy fáciles de conseguir porque se utilizan en las minas. Ahora, la forma en la que fueron tratados es sumamente profesional ya que explotó casi el 100 por cien, algo totalmente inusual. Las personas que podía armar ese tipo de bomba no eran más de 70, algunos ex guerrilleros y otros miembros de la Policía de Córdoba, pero no se citó a ninguno. Lo pedimos mil veces, antes y ahora, sin ningún éxito.
-Buena parte de la sociedad argentina tiene la sensación de que la causa AMIA está ensuciada, de que nadie es trigo limpio.
-En rigor a la verdad y realmente me duele la respuesta, creo que en Argentina se han vaciado las instituciones y todas están bajo sospecha. No existe ninguna posibilidad de que la gente crea en ellas. En la causa AMIA han desaparecido pruebas auténticas y colocado otras falsas. Es increíble pero hasta la Side (Secretaria de Inteligencia del Estado) hizo desaparecer filmaciones, todos los rollos de películas de los registros y de las personas investigadas.
-¿Se puede decir que el atentado a la Amia es a la Argentina lo que el 11 de marzo a España?
-En España el objetivo por esclarecer el atentado se privilegió frente a otras corrupciones y aquí no. Las Fuerzas de Seguridad y los Servicios de Inteligencia se sintieron amenazadas y obstaculizaron la investigación.