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Destinos / LA CAPITAL BELGA ES UN UNIVERSO EN SÍ MISMA DONDE NUNCA FALTA EL CHOCOLATE

Tintín como cicerone en Bruselas

Día 08/10/2012 - 09.59h

Parlamento europeo, OTAN... Posiblemente es lo primero que se te viene a la cabeza cuando piensas en Bruselas. Pero la capital belga ofrece muchas más cosas que harán que uno no se arrepienta de haber elegido este lugar para vacaciones. Para empezar, no te puedes ir sin visitar la Grand Place, la más importante de la ciudad y una de las más bellas de Europa (o del mundo, como decía Víctor Hugo). Y por supuesto también está Tintín casi en cualquier esquina.

Foto: BEATRIZ RODRÍGUEZ
El Atomium es uno de los símbolos inequívocos de Bruselas
Foto: FLICKR / ANTONIO ZUGALDIA
Los inmortales personajes de Hergé son motivo de orgullo de los belgas
Foto: FLICKR / DDQHU
La simpática figura del Manneken-Pis es buscada por todos los turistas
Foto: FLICKR / EUROPEAN PARLIAMENT
Instantánea durante una votación en un pleno del Parlamento Europeo
Foto: FLICKR / GILDERIC
La luz de la atardecida tiñe de melancolía una solitaria calle de Bruselas
Foto: FLICKR / ANTONIO PONTE
El interior de la galería Saint-Hubert no puede tener mejor gusto
Foto: FLICKR / JAN SLANGEN
Las flores de un jardín muestran que no toda la belleza de Bruselas son sus monumentos
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En ella se ubica el Ayuntamiento, con su gran torre gótica de 96 metros de altura en el centro, coronada con una veleta que es una estatua del arcángel San Miguel, el patrón de la ciudad. Muy cerca está la iglesia de San Nicolás y el edificio de La Bolsa. Imprescindible ir a las Galerías de Saint-Hubert, las primeras galerías comerciales de Europa (siglo XIX), plagadas de tiendas exclusivas. Aunque el bolsillo no dé para mucho, merece la pena ir por la mera belleza del sitio. Toda esta zona está muy bien para pasear por las callejuelas y disfrutar de una cerveza.

Visita obligada a Manneken-Pis. Que nadie se espere una estatua tipo David de Miguel Ángel. Al contrario, sorprende porque no es gran cosa, pero es uno de los símbolos de la ciudad. Es de bronce y representa a un niño orinando. Aunque lo normal es verlo desnudo, en ocasiones especiales lo visten con alguno de sus más de 800 trajes. La mayoría del vestuario está expuesto en el Museo de la Ville de Bruselas, en la Grand Place.

Si al terminar el día tienes fuerzas para una salida nocturna, lo más ambientado son los alrededores, cómo no, de la Grand Place, con bares que cierran tarde. Copitas al margen, merece la pena madrugar y empezar otro día recorriendo los edificios del Parlamento Europeo. Hay visitas guiadas por la mañana, nunca está de más ver en primera persona algo de lo que tantas veces hemos oído hablar y para lo que votamos cada cuatro años.

EL ÁTOMO QUE LLEGÓ EN LA DÉCADA DE LOS 50

De aquí al Atomium, otro de los imprescindibles de Bruselas. Se construyó para la Expo de 1958 y representa un patrón de átomos de hierro ampliado 165.000.000.000 veces. En el interior hay diversas exposiciones y desde arriba las vistas son inmejorables.

Pasa una tarde agradable, lo suyo es el Parque del Cincuentenario para relajarse paseando. Te sorprenderá el Gran Palacio y su arco del triunfo, muy parecido a la Puerta de Brandeburgo de Berlín. Aunque para sorpresas, la de la Catedral de San Miguel, no sólo por su fachada principal, sino por su repertorio musical. Las campanas tocan canciones tan populares como el 'Mamma mia' de Abba y el 'Stairway to heaven' de Led Zeppelin. Sí, como suena, nunca mejor dicho.

El patrón de Bruselas es San Miguel, pero bien podría ser Tintín, ya que la creación de Hergé está muy presente en la ciudad, no sólo en el Museo del Cómic, de obligada visita, sino también en cada tienda de recuerdos, en el metro... Al mediodía, cerveza y cartucho de patatas fritas, algo típico entre los bruselenses. Y si tienes tiempo, pasea por el Parque de Bruselas, donde te encontrarás el Palacio Real. Pero ojo, si quieres visitar su interior, apunta que los lunes está cerrado.

Por último, y aunque no aparece en muchas guías, procura no irte sin ver la Plaza del Petit Sablon. Es un jardín vallado con 40 estatuas que representan 40 gremios. Muy divertido intentar identificar las profesiones. Callejea por el barrio del Sablon y disfruta de sus tiendas de antigüedades. Y aprovecha para comprar chocolate: hay muchísimos establecimientos con variedad de tipos y precios. En alguno, incluso, te dan a probar muestras, así que te puedes poner morado.

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