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ALFILERITOS

Tarjetas opacas

JOSÉ PONOS

Se ha armado una buena con el escándalo de las denominadas «tarjetas opacas» de Caja Madrid. Ya saben, las también conocidas como tarjetas de representación para ejecutivos y directivos de la entidad madrileña que, al parecer, podían disponer de dinero amplio y generoso para asuntos varios, y todos de intencionalidad propia, entre los que se encontraban comidas, viajes, hoteles y hasta corbatas de seda y zapatos de diseño, a poder ser italianos.

Que estas tarjetas las entregue a su personal directivo una empresa privada, pues allá ella con los millones que se cargasen en las mismas. Pero que el rectángulo plastificado se adjudique a ejecutivos y consejeros de entidades públicas es harina de otro costal. Porque el uso de ellas tiene que pasar por una facturación escrupulosa con la correspondiente información fiscal para pagar los impuestos correspondientes.

Ahora sale lo de Caja Madrid. Pero también existirían parecidos modelos de tarjetas de crédito en otras cajas del mapa nacional. Porque a lo bueno y gratuito se acostumbra todo el mundo, y los directivos de estas entidades de ahorro no iban a permitir diferencias entre los unos y los otros. A lo que hay que sumar, porque existieron, viajes del consejo de Administración correspondiente junto a sus esposas para contemplar las pirámides de Egipto, los castillos de Escocia o los horizontes de la Gran Muralla china. Eso sí, a cuenta de la entidad respectiva, que para eso los ejecutivos se entregan en cuerpo y alma a la misión encomendada por medio de las influencias políticas.

Ahora hay que reclamar unos 16 millones de euros a los que en Cajamadrid se lo gastaron con las «tarjetas opacas», y por el momento, de los 84 cargos que se beneficiaron de las mismas, tan solo cuatro han pagado de su propio bolsillo parte de las regalías que se permitieron con estas facturaciones, lo que nos demuestra que la autoridad correspondiente habrá que ponerse más seria para que se cumpla con las devoluciones exigidas. Y, por cierto, desde aquí felicitamos al partido de Pablo Igleisas, quien con estos escándalos posiblemente ganen electores a favor sin mucho trabajo. Así se las ponían a Carolo, que nunca fallaba en sus carambolas.

Tarjetas opacas

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