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El arte de llevar sombrero

Pasó de ser un simple utensilio con el que proteger la cabeza de las inclemencias del tiempo a convertirse en el complemento de moda por excelencia

La serie de televisión 'Mad Men' nos dejó a Don Draper como icono de estilo D.R.
María Aguirre

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¿Quién no recuerda el bombín con el que Charles Chaplin nos hacía reír, el Fedora que Harrison Ford se ponía para dar vida a Indiana Jones o el Homburg que no se quitaba Winston Churchill en sus mítines como recrea la serie ‘The Crown’?. ¿O es que acaso hay alguien que pueda imaginarse a Humphrey Bogart decir aquello de “Siempre nos quedará París” sin su mítico borsalino?

Es curioso cómo algo que surgió como simple utensilio para parapetar el frío, el calor o la lluvia terminara por ser el complemento de moda por excelencia . Hablamos, claro, del sombrero, responsable no solo de adornar la cabeza de los hombres durante décadas, sino también de determinar la condición social a la que se pertenecía y, aún hoy, de aportar una cuota extra de elegancia y personalidad a cualquier look.

Aunque su origen se remonta a la Antigua Grecia, cuando los esclavos aparecían con gorros frigios al ser puestos en libertad, el sombrero como tal nace en el siglo XIV y se desarrolla en el Renacimiento. Es entonces cuando se convirtió en símbolo de respeto al quitárselo durante la reverencia frente a personalidades importantes. La elección del modelo y el material marcaban el estatus y servían por tanto como distinción entre clases. Mientras los más pudientes lucían espectaculares sombreros de terciopelo decorados con plumas o incrustaciones de oro, el pueblo vestía con liripipe, una especie de caperuza que envolvía el cuello realizada en tejidos pobres.

A partir del 1700 entraron en competencia con las pelucas debido al nacimiento de la nueva estética rococó y poco a poco fueron adaptándose hasta llegar a las estructuras más conocidas en el siglo XX. Fue ahí cuando la moda inglesa marcó la diferencia con sus diseños y los estadounidenses trabajaron en él hasta dar con la forma que más tarde sería la favorita gracias al cine western.

Y es que tanto la industria del cine como la de la música han tenido mucho que ver en lo que hoy entendemos por sombrerería. Muchos cantantes y personajes de célebres historias de Hollywood cubrían su cabeza con alguno de estos accesorios e hicieron que su utilización en la calle continuara asociada a un atributo de distinción .

El más popular es sin duda el jipijapa , más conocido como Panamá, llamado así por el tipo de hoja por el que está confeccionado. Aunque muchos aseguran que recibe su nombre gracias al viaje que realizó Theodore Roosevelt en 1906 al país centroamericano, lo cierto es que ya se recibía esa denominación años antes de que el expresidente de los Estados Unidos visitara Panamá. ¿Sus bazas? La flexibilidad, impermeabilidad, ligereza y frescura que no ofrecen ni el Fedora (realizado en fieltro de lana), ni el canotier propio de los gondoleros venecianos o el borsalino , el favorito de Michael Jackson.

Pero llegó el nuevo milenio y con él un estilo más urbano y menos clasista. Esto hizo que el complemento rey, hasta ese momento pieza obligatoria para salir de casa, dejara de entrar en los armarios hasta llegar a caer en desuso. Aparecieron entonces como sustitutas las gorras, y los pocos sombreros que aún se llevaban se descontextualizaron . Comenzó entonces un declive que poco a poco la industria intenta remontar pese a que los códigos de vestimenta hayan cambiado.

A pesar de haber sufrido cierto abandono por parte del sector masculino (las mujeres sí lo han recuperado con ganas, no hay más que echar un vistazo a los blogs de moda femenina), es importante recordar que, si hay algo fundamental a la hora de llevar sombrero, es la actitud .

Es el primer punto a tener en cuenta antes de hacerse con algún modelo, pero no el único. Si quieres recuperar la tradición sombrerera para añadir un plus a tu estilo, que sin duda te distinguirá del resto, grábate a fuego estas cinco claves :

Analiza bien la forma de tu cara. Si es redonda opta por los que tengan ala ancha, en cambio si es triangular debes alargar con copas más altas y alas cortas o si es cuadrada mejor equilibrar las líneas con alguna opción redondeada.

Parece de perogrullo, pero a veces se nos olvida que debemos dejar la lana para el invierno y la paja para el verano. La estación del año determina qué materiales debes escoger para tus complementos.

La forma en que coloques el sombrero sobre tu cabeza es muy importante. No trates de encajarlo con tus orejas ni lo cales, simplemente apóyalo sobre el pelo.

De nada sirve que elijas un buen sombrero si no va acompañado de las prendas adecuadas. Debes pensar en un todo.

Si te miras al espejo y no te encuentras por ninguna parte, olvídate de llevarlo. Debes sentirte cómodo y favorecido para transmitir seguridad en ti mismo a los demás. Es el secreto para que funcione.

El arte de llevar sombrero

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