La «Revolución Sexual» china trae al «Bebé 59»… y 13 millones de abortos
El caso del recién nacido rescatado de un retrete revela el alarmante aumento de abortos en China por la relajación moral que ha traído su apertura económica

La triste historia del « Bebé 59 », el recién nacido chino rescatado de la cañería de un retrete, demuestra que la diferencia entre la vida y la muerte es a veces una mera cuestión de suerte. Aunque su madre no será acusada al creerse la Policía la inverosímil excusa de que se le cayó por accidente al dar a luz espontáneamente mientras hacía sus necesidades en el baño, el niño podría haber sido uno más de los 13 millones de abortos que se registran cada año en China.
Oficialmente, ésos son los que contabiliza la Comisión Estatal de Planificación Familiar, pero podrían ser muchos más porque buena parte de los abortos tienen lugar en clínicas clandestinas. Aun así, la cifra es altísima y sale a un ritmo de unos 1.500 por hora. De ellos, casi la mitad son practicados a mujeres con menos de 25 años como la madre del «Bebé 59», bautizado así por los medios en honor de la incubadora donde se recuperó de su traumática venida al mundo.
Embarazo oculto
La joven, que es soltera, reconoció que había ocultado su embarazo porque el supuesto padre no quería hacerse cargo del niño. Sus explicaciones ponen de manifiesto algunas de las razones para este elevado número de abortos: la pobre educación sexual de los chinos y la relajación de las costumbres gracias a la apertura social que ha traído el extraordinario progreso económico de las últimas décadas.
Sin una influencia religiosa que demonice al sexo como pecaminoso , miles de adolescentes y jóvenes abarrotan cada noche los bares, discotecas y karaokes que han proliferado al amparo de la profunda transformación que está sufriendo ese gigantesco país. Con unas ganas locas de beber, fumar, bailar y cantar hasta el amanecer, disfrutan de la «revolución sexual» que ha provocado el «milagro económico» chino.
A tenor de una encuesta «online» efectuada por la marca de preservativos Durex entre 2.600 jóvenes de entre 19 y 24 años, el 48 por ciento había tenido relaciones sexuales, pero sólo el 12 por ciento estaba habituado a usar condón por miedo a los tabúes que aún siguen vigentes en la conservadora sociedad china.
Sin educación sexual
«Muchas de mis amigas en la Universidad han tenido que abortar por su desconocimiento sobre métodos anticonceptivos», explica a ABC Han Ying, exalumna de una facultad de Sociología de Pekín. Sin haber hablado de sexo con sus padres ni sus profesoras , el 20 por ciento de las jóvenes que mantienen relaciones se quedan embarazadas y el 90 por ciento de ellas terminan abortando.
Desde la instauración de la «política del hijo único» a finales de los 70, el régimen chino ha sido particularmente proclive a los abortos, que sólo cuestan 600 yuanes (75 euros), y a las «pastillas del día después», que son ampliamente comercializadas desde 1998 y de las que ya se venden diez millones al año.
La nación más poblada del planeta
Como consecuencia de dicha «política del hijo único» , las autoridades se enorgullecen de haber impedido 400 millones de nacimientos en la nación más poblada del planeta, donde se contabilizan unos 20 millones de alumbramientos anuales. Pero este control de la natalidad no es tan estricto en el mundo rural, donde los campesinos pueden tener otro hijo si su primer bebé es una niña. Debido a la mayor permisividad de las autoridades locales y a la picaresca, las familias rurales suelen tener varios hijos, muchos de ellos ni siquiera registrados por los censos de población.
Además, la tradicional preferencia por el varón ha provocado un grave desequilibrio de género en China, donde, por debajo de los 20 años, hay 32 millones de hombres más que de mujeres. La media nacional es de 117 varones por cada 100 niñas, aunque en algunas ciudades como Lianyungang la proporción es de 163,5 niños por cada centenar de niñas. Esta situación es similar a la de otros países asiáticos, como la India, Pakistán, Corea del Sur y Taiwán, pero anómala en el mundo, donde la media es de 1.050 niñas por cada 1.000 varones.
Mejor niños que niñas
En China, las familias prefieren tener hijos porque los varones cuidarán de los padres cuando sean mayores, mientras que las mujeres se marcharán a vivir con el marido y atenderán a su familia política. Eso significa que el «Bebé 59» tendrá que encargarse de sus progenitores aunque estuvo a punto de engrosar las estadísticas de abortos chinos ahogándose en la tubería de un váter.
Como no podía ser de otra manera, tan vistoso caso ha sido ampliamente comentado en las redes sociales de todo el planeta, donde los internautas han criticado duramente el comportamiento inhumano de la madre y la alarmante pérdida de valores morales que sufre la sociedad china . Como bien recuerda un veterano encargado de un baño público entrevistado por el escritor Liao Yiwu en su libro «El paseante de cadáveres», los retretes colectivos son «como una clínica de abortos , un vertedero para fetos muertos porque, en China, la vida no vale nada». Mera cuestión de suerte. Amén de estadística.
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