«Los hombres que hacen cosplay no son homosexuales, sino muy metrosexuales»
Este joven mexicano reconoce que el asombro que produce su aspecto en la gente es «su mayor alegría»
Lentillas que agrandan los ojos, pelo de colores, zapatos con plataformas... Aunque parezcan accesorios poco habituales, suponen el día a día de Eliud, un joven de 18 años que practica el cosplay. Este término inglés designa la práctica de vestirse y maquillarse imitando algún tipo de arte, mayoritariamente el mundo del manga y el anime .
Eliud se inició en el cosplay con 15 años «gracias a que a una expareja le gustaba mucho», y enseguida lo asimiló como propio. No titubea al decir que lo que más le gusta es «la emoción que se siente al estar transformado ante los demás». El asombro que produce su aspecto es «su mayor alegría», y afirma que esta sensación le hace sentir muy vivo. Quizá por ese efecto de positividad no le dé pereza pasarse una hora diaria acicalándose. Sin embargo, no tarda mucho en elegir la ropa que se pone: depende de su color de pelo en ese momento.
A pesar de que está a la última en cuanto a accesorios, complementos y moda, no invierte fortunas en su físico. Eliud revela la fórmula de su ahorro: «Casi toda mi vestimenta la hago yo, así como el corte de cabello y los colores». Para las cosas que no puede hacer él mismo, recurre a los ingresos que consigue trabajando en el local de una tía suya, a la vez que estudia preparándose para superar bachillerato.
Cosplay, cuestión de hombres
Quien piense que el cosplay es sólo una afición de chicas está equivocado. Si bien es cierto que los seguidores de esta tendencia son mayoritariamente mujeres, miles de hombres en todo el mundo son aficionados del cosplay. Eliud es uno de ellos, y no duda en rechazar tajantemente la opinión de que pertenecer al género masculino y realizar estas prácticas supone ser homosexual. «Los hombres que practican el cosplay no son homosexuales, sino muy metrosexuales», afirma.
Para él, ponerse «circle lens» –lentillas que simulan una pupila más grande– y zapatos de plataforma no entiende de géneros . De hecho, estos dos accesorios son sus favoritos, aunque las plataformas le jueguen malas pasadas. «Una vez me caí delante de un montón de gente, pero nadie se burló y me ayudaron a levantarme», dice Eliud. Y es que no caerse de unas plataformas de 20 centímetros es una hazaña digna de superhéroe.
Rechazo y bullying
Pero para Eliud no todo fue un camino de rosas. Incluso dentro de su propio hogar, su familia se fue acostumbrando «poco a poco» a sus transformaciones, que fueron in crescendo: «Si hubiera salido de golpe, les hubiera dado un infarto».
Aunque este fue el menor de sus males. Eliud también ha tenido que enfrentarse a comentarios peyorativos sobre su aspecto, incluso a bullying –que nunca traspasó la frontera de lo físico–: «Lo que no te mata, te hace más fuerte», dice. En este sentido, el joven mexicano aporta una dosis enorme de optimismo y dice que trata de entender a las personas que le insultan «ya que nadie es igual y la gente tiene una idea muy diferente de ver la vida».
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