Ganador Masterchef 2020
Ana o el triunfo del trabajo silencioso
La madrileña hizo un concurso en constante evolución y se acabó imponiendo a todos los favoritos a base de estudios, trabajo, talento e imaginación
![Ana Iglesias, ganadora de «Masterchef 8»](https://s2.abcstatics.com/media/play/2020/07/07/ana-U28327774053uiE-1248x698@abc.jpg)
Ana ha subido como la espuma a lo largo de las trece galas de «Masterchef» . Y tanto ha ido creciendo que se ha acabado llevando el trofeo . Lo hizo venciendo en la final a los dos «gallos» que desde el principio del programa sonaron a favoritos, Andy e Iván , cuyo enfrentamiento llenó de testosterona las cocinas del «talent» culinario. «Vas de calladita, pero vas asimilando, asimilando, asimilando», analizó Samantha en la gala final, y creemos que esa reflexión resumió muy bien el paso de la madrileña por el programa. A base de estudios, trabajo, talento e imaginación se llevó el cheque final.
En los «realities» es muy socorrida la táctica del avestruz , también llamada de la mosquita muerta. Consiste en ir dejando que pasen las semanas sin que nadie repare en ti. Aunque tiene sus toques de «reality», « Masterchef » no es « Gran Hermano» o « Supervivientes» , pero la estrategia de marras también funciona en este formato. Es la que ha ido aplicando Ana , una madrileña de 24 años que estudió Derecho y ADE y que, antes de entrar en el programa, se dedicaba a la creación y venta de joyas. Ella siempre soñó con ser cocinera, pero su padre, que ayer lloraba tras el triunfo de la «niña», le aconsejó que optase por otras opciones estudiantiles y profesionales en teoría más seguras.
Al principio, nadie vio en su sonrisa perfecta el gesto de una ganadora. De hecho, sus comienzos fueron titubeantes. Y tardó en coger el ritmo: recordemos que en el quinto programa ella y Luna perpetraron un «pez de Chernóbil» cuando los chefs habían pedido una lubina hojaldrada en homenaje a Paul Bocuse . Aún en la séptima gala , ella y Alberto estuvieron cerca del adiós, que esquivaron porque el fracaso de Sara Lúa fue mayor.
Pero después empezó a subir como la espuma. Fue una ensalada de lentejas fría que le quedó preciosa dentro del bote –y sabrosa en boca– la que le empezó a poner cara de ganadora. «Tiene todo un color pálido con notas verdes, que es lo que define tu cocina», dijo entonces P epe Rodríguez , que empezaba a ver ya un estilo en los cocinados de la madrileña. Eso ocurrió en la novena gala . Después, fue la más rauda en la estresante prueba en la que los aspirantes tuvieron que sacar platos a un ritmo frenético que hizo llorar a Juani y sudar al resto. La semana pasada, que era la doce de programa, replicó a la perfección un plato de tres estrellas Michelin .
Por todo ello, ya antes de la final escribimos que, de haber un premio a la concursante que más ha progresado, ella sería sin duda la ganadora.
En el combate decisivo contó con la ventaja de que sus competidores tuvieron que abordar pruebas previas, mientras ella llegó descansada. Pero ni Andy ni Iván , sus rivales en ese duelo postrero, emplearán eso como excusa. Porque fueron superados de cabo a rabo, del entrante al postre, por una propuesta culinaria en la que la madrileña fusionó la joyería con la gastronomía, una perla de menú que le valió el triunfo. Y su triunfo es el de la humildad, un premio a la evolución y al trabajo silencioso. Parecía una mosquita muerta, un avestruz, pero no: era una hormiguita. Y es una justa ganadora.
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