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El desplome de las audiencias en prime time: sobrevivir en la era Netflix

Las cadenas generalistas han visto resentirse notablemente sus audiencias tras entrar en juego plataformas digitales que revolucionan los hábitos de consumo televisivo

Gran Hermano conoció tiempos más felices con Mercedes Milá como presentadora, ahora sus cuotas de audiencia van en picado ABC
Bernardo Álvarez-Villar

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Los últimos años han visto caer a no pocos reyes de la parrilla. Operación Triunfo era allá por 2008 un titán que podía devorar hasta a un tercio de la audiencia, y apenas tres años después se retiraba, cautivo y derrotado, para recomponer sus filas. El pasado lunes se dejó ver de nuevo. La expectación era grande , pero el destrozo en sus tropas es ya irreversible: un humilde 19% de cuota de pantalla en su reaparición no augura una campaña victoriosa. En su estreno en 2001 el programa alcanzó un 22,1% de share, y el primer episodio de la segunda edición escaló hasta el 39,1%.

Gran Hermano es otro de los colosos que parece herido de muerte. Lejos quedan los días en los que convocaba ante la pantalla hasta un 30% de la audiencia día sí y día también. Poco más de un mes lleva en antena la edición de 2017 y ya ha batido dos récords: el share más bajo en una gala (13,6%) y en un debate (8,2%) . La criatura, confusa, ha empezado a devorar a sus propios hijos: en el último programa, Súper, la voz omnisciente que es el Dios doméstico de Guadalix de la Sierra, anunció que dos concursantes serían expulsados en una sola noche. La decisión en seguida despertó las suspicacias de los telespectadores: ¿está GH acelerando la expulsión de los concursantes para acortar el programa y mitigar el desastre?

Nuevo paradigma

Los tronos del entretenimiento televisivo han quedado vacantes. Los últimos años han traído consigo un desfile de terremotos tras los que nada volverá a ser lo mismo para la pequeña pantalla. La televisión no ha quedado a salvo de las invasiones bárbaras llegadas desde la región digital. El otrora sólido imperio de las cadenas tradicionales flaquea con los primeros envites de plataformas como Netflix, HBO, Amazon o Sky.

Las ventajas competitivas de este tipo de soportes frente a los vetustos canales televisivos son innegables. Su oferta a la carta , homologable al gusto personal del consumidor, revoluciona los hábitos de consumo y da paso a un nuevo paradigma del entretenimiento .

Los números de Netflix ilustran un caso de éxito vertiginoso y marcan un punto de no retorno en el sector de la ficción audiovisual. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) publicó en mayo unos datos que reflejan el arrollador crecimiento de la compañí a. En la segunda mitad de 2016, Netflix duplicó su número de suscriptores , alcanzando así los 544.000 abonados (casi el 3,5% de los hogares españoles). Y todo esto en poco más de un año, pues conviene recordar que la compañía se implantó en nuestro país en octubre de 2015. Solo Movistar +, previamente Yomvi , supera a la plataforma estadounidense en nuestro país, siendo la elegida por el 7,6% de los hogares españoles.

En paralelo a este crecimiento de las plataformas de pago se aprecia un desplome en la audiencia de los programas prime time en las cadenas generalistas. Antena 3, por ejemplo, tenía en la serie Tiempos de guerra su gran baza para la temporada 2017-2018. Su cuota de share anda rondando el 17%, muy por debajo de los números que solían cosechar sus antecesoras . También TVE y su formato revelación, MasterChef Celebrity , se ha desmoronado desde el 21% en su estreno en 2016 hasta el 18,9% que ha conseguido esta temporada . Y la lista podría alargarse.

Hay más factores que explican porqué los gigantes están siendo desbancados . Desde la introducción de los canales de la TDT, que ponen a disposición del espectador una variedad inagotable de posibilidades, la audiencia se ha fragmentado . Años atrás, cuando las opciones apenas llegaban a la decena, las cadenas generalistas podían acaparar unos porcentajes de audiencia que ya solo son lejanos recuerdos de tiempos mejores . Hace ahora veinte años, una serie como Médico de familia llegó a copar el 60% del share (10 millones de espectadores) en uno de sus episodios, una cifra que es hoy impensable.

El campo de batalla ha cambiado sustancialmente en muy poco tiempo. Las viejas estrategias se han quedado obsoletas. Formatos que hace años eran garantía de rentabilidad (Operación Triunfo, Gran Hermano) empiezan a mostrar síntomas de agotamiento . El telespectador tiene a su disposición una amplísima gama de ofertas a medida que lo ha hecho más exigente. Las cadenas generalistas, desorientadas, buscan de nuevo el norte en un ecosistema televisivo que se ha vuelto imprevisible. Los viejos tiempos de bonanza garantizada no volverán, y los estrategas ya se estrujan los sesos para hacerse con un hueco en el mundo post-Netflix.

El desplome de las audiencias en prime time: sobrevivir en la era Netflix

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