Monster Trucks (*): La criatura del pantano
Hay premisas más imbéciles que esta, aunque ahora mismo no se me ocurra ninguna

Ahora que se lleva el coche eléctrico y el coche sin conductor, ¿ qué tal un coche propulsado por un enorme octópodo abisal que se alimenta de gasolina? Bueno, hay premisas más imbéciles que esta, aunque ahora mismo no se me ocurra ninguna, y no hay argumento malo sino directores incompetentes, dicen, así que tenemos que hacer el paripé de tratar de decir algo no demasiado incorrecto sobre esta película pensada para niños, supongo.
El bicho en realidad es un benjamín de su rara especie, es decir, es un poco infantil y nunca se cansa se jugar: ajá, podemos emparentar la cosa esta con «E.T.« y con su brillante deconstrucción , la poco conocida «Exploradores».
También hay una intriga, o así, proporcionada por una maligna corporación que trata de exterminar al gran calamar, lo que le da al asunto un vago tinte ecológico... y hasta podemos —ya puestos— colegir una velada crítica a la que se avecina con Trump . Claro, la ecología se compadece mal con el derroche de combustible y el desgaste de materiales de una trama que se reduce pronto a una inacabable persecución plagada de destrozos.
Pero bueno, si les gustan las películas en las que se traba amistad con delfines, dragones parlantes y similares, no dejen de echarle un vistazo. No podrán volver a probar el pulpo da feira .
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