«Marea negra» (***): Un infierno a flor de piel
Berg traza el camino con suma habilidad, pero también con valentía y riesgo
Conviene no equivocarse mucho con esta clase de películas. El cine de catástrofe siempre ha sido muy valorado, nunca decae y desde que los meteoritos amenazan con llevarse a la tierra por delante, se ha puesto de moda. El caso que nos ocupa además es real: el mortal accidente de una plataforma petrolífera, la Deepwater Horizon, que mató a once personas e inundó el Golfo de México del mayor vertido de petróleo de la historia , causando una catástrofe natural de proporciones gigantescas.
Berg traza el camino con suma habilidad, pero también con valentía y riesgo . Cuando aún se están cruzando responsabilidades y estudios sobre si la culpa fue tuya, mía o del empedrado, el director tira con bala hacia BP, a la que señala claramente como principal responsable por no hacer caso de las recomendaciones sobre la presión que le hicieron los expertos (el pulso interpretativo al respecto entre Kurt Russell y John Malkovich resulta francamente impresionante).
El filme se divide claramente en dos partes: el prólogo de presentación donde Berg asfalta el terreno: los ambientes familiares, la complicidad entre los compañeros, la camaradería (¡qué bien se mueve Wahlberg en los complejos vericuetos de la lealtad!) , y el aspecto sentimental. En la segunda mitad te das cuenta de que todo ha sido una plataforma hacia el infierno que el director desencadena con total verosimilitud y sin ahorrar traca y espectáculo visual.
En ese tiempo que las entrañas del mar muestran su furia, te azota un trallazo duro y seco , tan potente que lo arrolla todo y llena la retina de fuego y horror. Un buen trabajo, sólido y muy profesional, puro acero para los barcos.
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