Robert Downey Jr., el genio en rebeldía
El actor es el protagonista de «Iron Man», que este domingo entrega ABC por solo un euro

En 1987 se estrenó una película curiosa, una especie de new age que iba un poco más allá. Nada del otro mundo, pero bastante masticable. Se llamaba Golpe al sueño americano y estaba protagonizada por Andrew McCarthy y Robert Downey Jr. Como solía en aquellos tiempos (y en los presentes), mi compañero y gran amigo Fernando Moreno (uno de los tipos que más sabe de cine en los cinco continentes) y un servidor nos metimos en una diatriba sobre quien llegaría más lejos de los dos actores. Yo me inclinaba por McCarthy, Moreno por Downey. Ni que decir tiene que, como siempre, él tenía razón y yo me equivocaba. No es que McCarthy haya sido un desastre, pero el que ha llegado más lejos ha sido el otro.
Y el caso es que Downey no ha hecho más que tirar bloques de cemento delante de él mismo para tropezar una y otra vez y quedarse retrasado en la carrera, pero ni aún así lo ha conseguido. Robert Downey Jr tiene tal talento que ni su conocida (y dicen que pasada) adicción a las drogas, alcohol y todo lo que se menee y te machaque el cuerpo ha podido con él. De hecho, solo se recuerda un caso similar en la historia del espectáculo y es el de Keith Richards que en realidad tampoco cuenta porque si la droga no ha podido con él es simplemente porque es Lucifer con una Harmony Meteor colgada (aunque luego utilizaría mil guitarras incluida la mítica Gibson Les Paul o la Telecaster Custom).
Volviendo a Robert, no fue culpa suya. Tengamos en cuenta que a los seis años su padre le invitaba a que se fumara con él unos cuantos porritos por aquello de hacer afinidad paterno-filial. Así que no se extrañen que el chico luego fuera dando tumbos y más tumbos entre humos y neblinas.
Así que si un tipo es capaz de salir de eso con bien y perdurar en su carrera es simplemente porque es un genio. Ya dio muestras de su valía en Chaplin , donde hizo tal memorable actuación que fue el favorito para ganar el Oscar de ese año. ¿El problema? Que se le cruzó Pacino con su Esencia de mujer y le robó la cartera, algo muy típico de Al. Ya se sabe que en la Academia son muy amigos de premiar a todo tipo de lisiados, ya sean físicos o mentales.
Con todo, nada ha impedido a Downey Jr (su padre Downey Sr. era director y productor de cine) triunfar. Lo cierto es que no lo ha hecho por el camino que mi amigo Moreno presagiaba: cine indie, películas de enorme calidad y prestigio (aunque algunas ha hecho) sino por el comercial donde Guy Ritchie (quién lo iba a decir) le dio un empujón con su Sherlock Holmes y, sobre todo, se ha hecho célebre con la saga de Iron Man , donde Downey ha utilizado su mejor faceta, la del sarcasmo y la ironía, que domina a la perfección, para subirse a la nube de la popularidad.
Para eso no ha dudado en ponerse alzas en los zapatos porque Ritchie quería que su Sherlock Holmes midiese lo mismo que Watson (Downey está en 1,75 mientras que Jude Law está en 1,82). Su carrera ha sido prolífica y por encima de películas con más billetes en la recámara o más calidad, su talento siempre ha resaltado por encima de todas las producciones. En la última Iron Man, cuando su coraza quedó relegada ante una historia más humana, el mejor Downey salió a relucir y su versatilidad fue inmejorable. Muchos le tildan de ser el mejor actor de su generación (quizás sea exagerado porque Edward Norton, 44, está uno o dos peldaños por encima de él) pero, sin duda, sí que es uno de los mejores.
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