Costa Rica se abraza a su héroe, que casualmente no es delantero. El fútbol vive del gol y Keylor Navas trata de evitarlos, consagrado como una de las sensaciones de este Mundial de Brasil. El guardameta del Levante está cuajando un torneo maravilloso y fue decisivo en la tanda de penaltis ante Grecia para meter a Costa Rica en los cuartos de final.
España ya sabe quién es Navas porque sus exhibiciones este curso han sido constantes. Defiende la portería del Levante y ha sido igualmente decisivo, un jugador ágil, con reflejos y atlético. Tiene 27 años y después de su fantástica evolución se le abren las puertas de los mejores clubes del planeta. Su cláusula de rescisión es de diez millones de euros.
No sólo fue el penalti, no sólo fue eso. Navas dio un recital durante todo el encuentro e incluso salvó de forma milagrosa a Costa Rica en el último suspiro de la prórroga, agotado el conjunto centroamericano porque llevaba desde el segundo tiempo con un jugador menos. Todos se abrazaron a él porque a veces no es necesario marcar goles para ser decisivo.
Su temporada en el Levante merece el respeto de todos. En 16 ocasiones mantuvo la puerta a cero pese a empezar la Liga de mala manera, humillados en el Camp Nou y cargando con un doloroso 7-0. Navas, desde ese momento, sólo ha hecho que crecer.
«Es algo que es maravilloso, una de las cosas más lindas que me han pasado en la vida. Cuando vi que los compañeros estaban con confianza antes de lanzar un penalti fue una alegría para mí», comentó Navas, nombrado el MVP del encuentro de octavos de final.
Navas hizo su debut en Primera División con el Saprissa en 2005 después de varios años jugando para las divisiones menores de ese mismo equipo, al que llegó cuando sólo tenía 14 años. Ganó muchos títulos locales hasta que en 2010 aterrizó en España para fichar por el Albacete, un modesto para un portero de futuro. El Levante pagó 150.000 euros y ahora es una de las estrellas de Brasil.