Mundial de Balonmano 2015

Qatar 2015 El arte de los siete metros

Día 26/01/2015 - 17.36h

En los penaltis el portero cuenta con más referencias que el lanzador, que se debe a su intuición, preparación y suerte

Evitó el contacto visual, mantuvo las pulsaciones bajas, se fió de su intuición, no pensó. Albert Rocas (Palafrugell, 1982) hizo todo lo que sabía y todavía así, no entró. La portería se hizo demasiado pequeña para sus pretensiones de gol. El duelo psicológico en que se convierte siempre un penalti lo ganó el portero. «No ves casi nada de la portería cuando lanzas. Los porteros cada vez son más grandes o más ágiles y la hacen enana», explica para ABC el jugador del Naturhouse La Rioja sobre el arte de lanzar desde los siete metros.

Rocas es un experto, aunque no se haya destapado en este Mundial de Qatar 2015 -ha convertido tres de cuatro intentos- y reconozca que esta labor le llegara tarde y por casualidad. «Nunca tiraba en las categorías inferiores, fue en mi segundo año en Primera cuando me dijeron que lanzara. Conforme vas marcando, la gente confía más en ti». El éxito de este gol de sangre fría se basa en la confianza, la intuición, la reacción, el estado anímico, pero pocas veces en el guión: «No vamos con ideas preconcebidas. Hay veces que piensas en amagar y, en cambio, lanzas rápido para sorprender. Si fallas, te sale una voz: ‘‘pero si yo lo que quería era hacer esto otro’’». No se olvida de la suerte, invitada de honor a cada lanzamiento: un roce con el pantalón, el palo... «Es cuestión de rachas: si marcas de forma seguida, ves el hueco antes y más grande, y arriesgas más. Si no, tengo tres o cuatro tiros con los que estoy más cómodo, y trato de evitar dar información con la mirada. A veces es inevitable porque con la presión de un partido apretado das más datos sobre el tiro para no fallar».

Un muro bien informado

Información muy valiosa para las intenciones del portero, que estudia a sus rivales al detalle. «Cada uno tenemos unos recursos determinados, distintos, pero evidentes, que no podemos cambiar de un tiro para otro. Eso permite al guardameta leer mejor las jugadas. Aunque yo sepa que levanta más una pierna que otra, llevar la iniciativa es más difícil que estar a la expectativa». Sin embargo, no todos los porteros se fían de las imágenes: «He tenido malas experiencias porque tendía demasiado a hacer solo lo que había visto. Prefiero fiarme también de mis sensaciones», explica Pérez de Vargas, dos penaltis parados ante Eslovenia.

En caso de que falle el tiro y la confianza, siempre hay alguien para intentar repararla. En la selección española son cuatro los que se turnan si el anterior no ha hallado la conjunción de intuición, suerte y acierto: Rocas, Tomás (3/4), Cañellas (6/8) y Rivera (6/7), el más fiable en este Mundial. «El primero que tira es el que está en la pista, porque es más fácil lanzar si ya estás caliente». Y los cuatro tienen un truco infalible: «Nos entrenamos con dos de los mejores porteros del mundo. Si le metes gol a Sierra o a Pérez de Vargas sales a la pista convencido de que vas a marcar a cualquiera». Ya no hay rival pequeño, los porteros cada vez son más grandes, pero Rocas, Tomás, Rivera y Cañellas afinan su sangre fría.

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