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Los profesionales que auxiliaron en la tragedia de Angrois: «Aprendimos muchísimo»

Un voluntario de Protección Civil, la coordinadora de Urgencias del Hospital Clínico de Santiago, la jefa de operaciones de la Cruz Roja y una psicóloga analizan para ABC la catástrofe un año después

Los profesionales que auxiliaron en la tragedia de Angrois: «Aprendimos muchísimo» miguel muñiz

p.abet/e.pérez/c.pichel

Los profesionales que auxiliaron a las víctimas vuelven a hablar para ABC un año después de la catástrofe, una jornada que pronto se convirtió en la más dura de sus carreras. Pese a la magnitud de la tragedia, ese 24-J también les ha aportado una importante dosis de aprendizaje en su trabajo diario.

Jorge Fontao, de Protección Civil

«Todavía no he podido asimilar lo que fue aquel día»

Bombero de profesión, aquel día actuó como voluntario de Protección Civil y reconoce que, a diferencia de muchos de sus compañeros, «no me tuve que meter en la boca del lobo». «Las imágenes en las vías tuvieron que ser durísimas», afirma con la voz quebrantada. «Nos ofrecieron ayuda psicológica y, pese a que yo no la necesité, sé de compañeros que si recurrieron a ella», señala Jorge Fontao. Guarda muchos recuerdos de aquel día, si bien admite que con el paso del tiempo ha logrado olvidar la sensación vivida en la curva de Angrois.

«Fue duro, qué duda cabe, la mayor catástrofe que he vivido en toda mi vida, pero lo peor duró 15 días», comenta Fontao. «Tuvimos que acompañar y atender a los familiares, llevar heridos a los hospitales...». «Lo peor —hace memoria— fue al llegar a la zona del siniestro». «Me dediqué al tema logístico, la gente y los coches se agolpaban en el entorno y había que dejar sitio para que saliesen las ambulancias».

Doce meses después, reconoce que no se ha sentado a asimilar aún la tragedia «Soy asiduo en la zona, por allí pasa el camino de la plata y nosotros asistimos a los peregrinos. Hasta ahora no me había parado a pensar en ello, pero algo me hace creer que este jueves, en el acto, se me pondrá de nuevo el vello de punta al recordar todo aquello», vaticina.

Carmen Varela, coordinadora de Urgencias de Santiago

«Plasmaremos lo que aprendimos en un documento»

Apenas unas horas duró su función en la catástrofe —entre las 22 y las 00.30 horas recibieron a la avalancha de pacientes—, pero el resultado no habría sido el mismo sin su servicio, vital, aunque finalmente quede «en la nebulosa». «Los heridos ingresan en otra unidad y supongo que están más vinculados al médico de cirugía o traumatología». Lo dice sin ningún afán de protagonismo la persona que coordinó todo el dispositivo de Urgencias en el Hospital Clínico Universitario de Santiago, Carmen Varela.

Las últimas horas de aquel 24 de julio y la madrugada posterior se convirtieron en un aprendizaje continuo. Los coordinadores del triaje de Manchester se han interesado por saber cómo funcionó este método. Mientras que el sistema de pulseras de colores en función de la gravedad fue imprescindible para asistir a los heridos, el triaje informático mediante el que se registra a los pacientes resultó «no ser efectivo en las primeras horas», pues primero está la atención y luego el registro, recalca .

Esa fue una de las lecciones que Carmen aprendió de esa noche. También «a organizarnos, porque la vida de un servicio de urgencias es organizarte». ¿Y como asignatura pendiente? «Plasmarlo todo en un documento» porque, insiste, «se aprendió muchísimo».

Carmen Regia, jefa de operaciones de la Cruz Roja

«Se creó un equipo para atender a intervinientes»

La tragedia no se olvida, pero se normaliza. Es el sentimiento compartido entre los miembros de la Cruz Roja que participaron en el operativo el día del accidente. Lo verbaliza la jefa de operaciones de la organización, Carmen Regia: «Hay que normalizar porque no podemos dejar que algo así te marque para el trabajo diario», sostiene. Sin ir más lejos, hoy estará pendiente del servicio desplegado para los fuegos del Apóstol.

Hace un año conducía sin descanso hacia Santiago para coordinar a los 200 voluntarios dispersados entre las vías, el Cersia y el Fontes do Sar. «Sin ellos no habría sido posible hacer todo lo que se hizo allí». Un grupo en su representación recogerá esta mañana la Medalla de Oro de Galicia. También estará Carmen, pero en un segundo plano.

De ese «caos» vivido el 24-J, aunque «caos organizado» en todo caso —según puntualiza la técnica—, la Cruz Roja sacó sus propias conclusiones, añadidas después a sus propios protocolos de coordinación ante una emergencia de alto nivel. En el caso concreto de Galicia, la catástrofe impulsó una nueva área dentro de la organización. Tras un curso realizado hace solo dos semanas, «un grupo de psicólogos de nuestro equipo se ha especializado en intervenir con intervinientes», explica. Hace un año, sin embargo, realizaron las sesiones de «debriefing» con psicólogos de otros puntos de España. Entonces aprendieron a canalizar y normalizar sus sentimientos más allá del recuerdo que los acompañará para siempre.

Ana Isabel Martínez, psicóloga

«Compartimos muchos momentos difíciles y eso une»

Ana Isabel Martínez fue una de las psicólogas que el 24-J estuvieron a pie de vía con las víctimas. Pertenece al Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes y Emergencias, uno de los primeros equipos en llegar a la zona cero de la tragedia. De aquel primer contacto con el accidente recuerda la aglomeración en la zona, el caos, y la falta de cobertura. Ellos se mantuvieron al lado de los supervivientes desde su rescate de los vagones y apoyaron a las familias de los fallecidos en las labores de identificación de los cadáveres.

«Es algo que se recuerda con amargura y está claro que estas fechas nos remueven a todos», comenta. Su trabajo mano a mano con los afectado se prolongó hasta el 31 de julio. Siete intensos días que calaron en todos los que participaron en este proceso.

En la actualidad, Ana Isabel y el resto de sus compañeros mantienen el contacto con los vecinos de Angrois y también con algunos de los compañeros de otros cuerpos. «Compartimos muchos momentos difíciles y eso, inevitablemente, une», comenta esta psicóloga, encargada de redactar el informe del Colegio Oficial de Psicología posterior a la catástrofe. Un año después, reconoce que asistirá a los homenajes «en los que se intentará canalizar el dolor.

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