Secuestro en Lalín
Los raptores tenían previsto asesinar al empresario ayer
La Guardia Civil libera a un cambrés de 41 años secuestrado desde el pasado sábado y detiene a siete implicados. El novio de la hija del matrimonio propietario de la casa y su hermano están considerados los «cabecillas»

Cinco días a una temperatura de 6,5 grados centígrados, encapuchado, en un espacio de apenas dos metros cuadrados, sobre un colchón al lado del serrín donde hacía sus necesidades y bajo amenaza de muerte. Estas fueron las «condiciones infrahumanas» en las que permaneció un empresario de Cambre de 41 años desde el pasado sábado, cuando fue capturado por sus secuestradores en el ayuntamiento coruñés de Aranga.
A Abel Diéguez Neira le tendieron una trampa. Sus raptores lo citaron en un bosque de ese municipio para hablar de negocios. Tras constatar que no los veía nadie, lo metieron a la fuerza en el maletero de un coche y lo trasladaron a un cobertizo en «denigrantes condiciones», confiando en que la familia pagaría pronto los 70.000 euros que pedían de rescate. Sometido a temperaturas extremas, los secuestradores se vieron obligados a llevarlo hasta un galpón anexo a una vivienda ubicada lejos del centro urbano de Lalín, concretamente en la aldea de Xar, en la parroquia de Barcia, donde apenas residen una veintena de personas.
En la casa, propiedad de un matrimonio de septuagenarios implicado en el secuestro, los agentes de la Guardia Civil incautaron un arma y arrestaron en la madrugada del viernes, al filo de las 2.30 horas, a dicho matrimonio, su hija y madre del menor de 14 años que se encontraba también en la vivienda —y ahora bajo custodia de su padre—, el novio de ésta y un vecino de la zona.
Precisamente la pareja de la hija del matrimonio y el hermano de éste, arrestado en la localidad cercana de Melide, están considerados los «cabecillas» del secuestro; uno de ellos el «cerebro». El séptimo detenido es el hijo de uno de los líderes de la banda. Todos ellos permanecen en el cuartel coruñés a la espera de pasar a disposición judicial.
La operación, marcada por una investigación a contrarreloj llevada a cabo por la Guardia Civil de La Coruña y el equipo de Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central Operativa (UCO), fue ejecutada por especialistas en liberaciones de rehenes y con la máxima rapidez ante el «ultimátum» lanzado por los secuestradores. Éstos, que incluso habían amenazado en varias ocasiones a la familia del empresario con matarlo o amputarle algún miembro, se habían marcado la jornada de ayer como plazo límite para recibir los 70.000 euros. De no tenerlos, y según aseguró el instituto armado, «tenían previsto asesinarlo».
Vigilado las 24 horas
La peligrosidad de los captores —dos de ellos con antecedentes penales—, las dificultades a la hora de acceder a la finca y una vigilancia permanente en el galpón donde estaba el rehén —custodiado en el mismo espacio por uno de sus guardianes— propiciaron la intervención nocturna de los agentes para evitar una fuga. Finalmente consiguieron liberarlo a tiempo dando un golpe que pilló por sorpresa a los secuestradores. El empresario, aturdido, no se creía su salvación.
Planeado hace tres meses
Tampoco los vecinos daban crédito a lo sucedido. «Apenas se dejaban ver. A veces los veías salir en un coche y punto», constaba uno a ABC. Nada sabían del secuestro, planificado, según los investigadores, desde hacía más de tres meses. ¿El por qué? Todavía una incógnita, si bien sí se constata el móvil económico. La familia del maderista niega que tuviese deudas con sus raptores y, a su vez, toma fuerza la posibilidad de que se confundiesen de objetivo.
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