En el laberinto del PSdeG
En la experiencia piloto pactada entre «Pachi» y Rubalcaba, los militantes no tendrán voto directo para elegir al secretario; escogerán entre delegados afines a un determinado candidato

Entre lo que «Pachi» Vázquez prometió a principios de marzo en el comité nacional del PSdeG y lo que dos semanas después acordó con el secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, apenas existen similitudes. Se mantienen las palabras clave: militantes, votos y congreso, pero cambia el proceso para renovar la dirección.
De aquella ideación de primarias informales o «consulta» no vinculante presentada ante más de 300 cargos socialistas el pasado 2 de marzo tan solo queda el acta del día, la crispación entre los sectores más críticos con el de O Carballiño y la percepción de Vázquez de que se sigue manteniendo la máxima «un militante un voto». Una norma en la que ahora prima la forma, pero no el fondo, porque el «problema no es "un militante un voto", el problema es si la elección es directa o indirecta»; esto es, a quién se elige con ese sufragio particular, apuntan a ABC fuentes socialistas consultadas.
A éstas, y multitud de cuestiones más, deberá responder «Pachi» en los próximos días, pues muchos -entre ellos el que actualmente es el único aspirante a liderar el PSdeG, el secretario de los socialistas lucenses, José Ramón Gómez Besteiro- permanecen a la espera de una aclaración para poder pronunciarse. He aquí algunas de las claves para entender el camino que ha emprendido el PSdeG, un «laberinto de difícil salida».
¿En qué consiste el proceso?
El procedimiento para elegir secretario general no dista mucho del actual, pues serán los militantes los encargados de elegir a los delegados, los mismos que votarán en el congreso extraordinario del 6 de julio. Pero ahora, y con un claro guiño al «caucus estadounidense», los delegados se adscribirán a una lista que, como novedad, estará encabezada por un candidato a secretario, al que se comprometerán a votar en el cónclave.
«Los delegados tiene que plasmar lo que digan las bases», subrayaba ayer a ABC un dirigente socialista que, c onforme con lo acordado hace una semana en Madrid , no desaprovechaba la oportunidad para recordar la votación «ilegal, el gesto de frivolidad» que se fraguó en el último comité. «Defiendo la elección directa pero también la normativa; me parece un atrevimiento saltarse las normas», ratificaba el socialista.
Y es que «Pachi» propuso un mecanismo fuera de los estatutos gallegos y federales , un modelo que ya sabía de antemano que Ferraz iba a tumbar. De hecho, el líder de los socialistas gallegos acudió al comité a sabiendas de que había un plan B, el mismo que Rubalcaba pactó con él días después de la cita, el mismo que Madrid le había remitido antes de la reunión del 2 de marzo y que «Pachi» decidió rechazar. ¿Por qué? «Para darse un baño de multitudes, ganar populismo... pero tenemos que empezar a escapar del populismo, porque eso solo nos lleva de derrota en derrota», constatan las mismas fuentes.
¿Quién puede presentarse?
Aunque actualmente solo Besteiro se ha postulado como aspirante a la Secretaría, el proceso de candidatura está abierto para todo militante socialista que, antes del 1 de junio -fecha en la que se abrirán las urnas simultáneamente en todas las agrupaciones- consiga reunir el 20 por ciento de los avales. Pero la problemática no estriba en los candidatos, sino en el número de delegados que se pueden votar.
En los últimos estatutos del PSdeG, aprobados en el congreso en donde «Pachi» se enfrentó -y ganó- a la exministra Elena Espinosa, se contempla que «el número de delegados y delegadas podrá oscilar entre los 500 y 1.000 y será establecido por el Comité Nacional Galego (CNG) en función del censo de militantes válido para la celebración del congreso que corresponda». Con la cifra todavía sin fijar, el proceso se antoja «ambiguo» e «incierto», aunque será en un nuevo comité donde se aten éste y otros flecos pendientes.
Un encuentro que podría adelantarse -en principio estaba fijado para el 11 de mayo- a mediados de abril, según apuntan algunas fuentes consultadas, pues el reglamento marca que cada congreso tendrá que ser convocado por un comité anterior «que determinará las fechas y el lugar de reunión por lo menos con 60 días de antelación». Y de convocarse en mayo, el PSdeG llegaría con el tiempo justo para poder cerrar el cónclave en la fecha pensada, el 6 de julio.
¿Se respetará a la militancia?
Uno de los interrogantes más frecuentes entre las filas socialistas es el que afecta a la responsabilidad directa de los delegados. Aunque actuarán de meros filtros en las listas, suyo es el voto final en el congreso, un sufragio que, tal y como recogen los estatutos, es «individual, directo y secreto». Algunas fuentes apuntan a ABC que el sistema debería cambiar en esta ocasión, pues al ser representantes afines, a priori, a un candidato, «tendrían que votar abiertamente». «La elección de los delegados en el congreso tiene que ser en abierto; la de los militantes en secreto», aducían las mismas fuentes.
Otras son mucho más escépticas con el desarrollo y creen que todo el procedimiento desembocará en un «congreso normal». «El aparato del partido ha metido la mano para que los poderes fácticos no pierdan el control y la parte vieja del PSdeG -el propio Vázquez; el alcalde de Vigo, Abel Caballero; y el exministro José Blanco- ha cerrado filas» en torno a dicho acuerdo, aseguran.
Pero lejos de conformar una candidatura aparte, todos esos nombres apoyarían, en principio, la encabezada por Besteiro, a pesar de que las relaciones de éste con Blanco no pasan por su mejor momento. El exministro, a vueltas todavía con el Tribunal Supremo, no supo encajar que uno de sus pupilos se adelantase en la carrera para hacerse con el sillón de O Pino.
¿Es una propuesta sólida?
A pesar de que se pondrá en marcha una «comisión mixta» para trabajar durante los próximos meses y se creará un reglamento «ad hoc» para hacerle hueco entre los estatutos a esta nueva modalidad de elección, algunos sectores socialistas ven con recelo el proceso, pues lo vinculan solo a un cambio de caras, y no a un cambio verdadero de modelo de partido. Y es que éste solo se podría llevar a cabo en un congreso ordinario, no en uno extraordinario. «Una alternativa creíble y con fuerza no se hace en 15 días. Esto va a seguir igual de mal», espetan.
Y entre medias, preguntas en el aire: ¿Y si una agrupación no simpatiza con ninguna lista? ¿Y si un candidato se retira antes del congreso? ¿Y si se presenta «Pachi» Vázquez?
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