Un inspector vincula un exjefe de la Policía Nacional con la mafia georgiana
Durante el juicio por el caso Saratoga, Abundio N. declara que le prohibieron investigar a un agente relacionado con los burdeles porque éste amenazaba con revelar las conexiones de sus mandos con la Operación Avispa
El inspector jefe de la Policía Nacional Abundio N., imputado en el caso Saratoga-Riviera, ha acusado hoy al exjefe superior de la Policía Nacional en Cataluña José I.L. de encubrir a la trama corrupta para evitar que salieran a la luz sus supuestos vínculos con la mafia ruso-georgiana.
El inspector Abundio N., que afronta 22 años de prisión por proteger a prostíbulos, ha declarado hoy en el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona contra una presunta trama policial corrupta acusada de proteger a burdeles, entre ellos los clubes Saratoga y Riviera de Castelldefels (Barcelona), a cambio de dinero y regalos.
En su declaración, el inspector ha negado que formara parte de la trama corrupta y ha denunciado que sus superiores en la Jefatura de Policía de Cataluña le impidieron investigar a José Javier M.P., principal acusado del caso, pese a sus sospechas de que cobraba sobornos de dueños de prostíbulos.
Según la versión de Abundio N., fue el propio exjefe superior de Policía Nacional en Cataluña José I.L. quien le prohibió seguir la investigación de José Javier M.P. porque éste le tenía "amenazado", dado que disponía de "datos calientes" que podrían involucrarle con la llamada Operación Avispa contra la mafia ruso-georgiana.
La operación, desplegada en el año 2005 por órdenes de la Audiencia Nacional, se saldó sin la detención de uno de los principales cabecillas de la red mafiosa, que los investigadores creen que logró huir in extremis gracias a un chivatazo de última hora de algún mando policial que estaba al corriente de la operación.
Dos años después, la Operación Avispa derivó en la Operación Barcino, en la que permanece imputado el exsubdelegado del Gobierno en Barcelona Eduard Planells, por su presunta relación con una trama acusada de tramitar permisos de trabajo y de residencia ilegales a miembros de la mafia ruso-georgiana que se querían establecer en España, y declaró como testigo el exconseller de CiU Antoni Fernández Teixidó.
«No muevas la mierda»
Según ha explicado el inspector jefe, al menos en dos ocasiones, sus superiores en la Policía Nacional de Barcelona le hicieron llegar la advertencia de que no investigara a José Javier M.P. -"no muevas la mierda", ha declarado que le dijeron textualmente- porque éste había amenazado con "poner el ventilador" si alguien actuaba contra él.
Ante la insistencia de la presidenta del tribunal para que aclarara en qué se basaba esa amenaza, Abundio N. ha acabado detallando que José Javier M.P., alias Jordi, sabía a través de su esposa, policía que trabaja en la Subdelegación del Gobierno en Barcelona, algunas informaciones que resultarían comprometedoras para el exjefe superior José I.L., que ahora trabaja en una empresa privada como responsable de seguridad.
Concretamente, el acusado ha apuntado que Jordi podría tener datos que revelarían que algunos discos duros de ordenadores de la Subdelegación del Gobierno en Barcelona podrían haber sido borrados para eliminar cualquier rastro relacionado con la red investigada en la Operación Avispa.
"Jordi sabía algo importante de los que tenían potestad sobre mí", ha afirmado Abundio N., que cree que además del exjefe superior podía "tener miedo a su número dos, Francisco R.L.".
«No me iba a sentir comprado por un jamón»
Por otra parte, el inspector jefe Abundio N., que afronta 22 años de cárcel, ha admitido hoy que aceptó pequeños obsequios del dueño del club Riviera por "cortesía", para mantenerlo como fuente de información sobre redes de explotación de mujeres.
Abundio N. ha negado hoy ante el tribunal que avisara a los dueños de los burdeles de las inspecciones que se iban a hacer en sus locales, pero ha reconocido que compartió comidas y reuniones con el propietario del club Riviera, el también imputado Antonio H., porque le interesaba obtener de él información sobre redes de explotación de mujeres.
Con el propósito de cuidar a esa buena fuente, el acusado ha explicado que, en un par de ocasiones, aceptó pequeños obsequios de Antonio H., como jamones o cajas de vino, porque se vio obligado a hacerlo para "mantenerlo" como contacto que le facilitara información.
"No me iba a sentir comprado por un jamón", ha apuntado el inspector de la Policía Nacional, que también ha reconocido que el dueño del Riviera le pidió que apartara de las inspecciones en su local al inspector jefe José Javier M.P., por los malos modos que empleaba en las redadas.
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