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Una gran exposición explica la seducción de Pompeya a lo largo de los siglos

Por primera vez se muestran restaurados 30 moldes de las víctimas, en los que aparece la humana impronta de la historia

Una gran exposición explica la seducción de Pompeya a lo largo de los siglos abc

ángel gómez fuentes

Es un viaje en el corazón de la historia y de la cultura europea. Se ha abierto una gran exposición que muestra la extraordinaria influencia que las excavaciones de Pompeya han ejercido en las artes de los últimos siglos, desde la pintura a la escultura, pasando por la música, la danza, la literatura o teatro, desempeñando también un papel fundamental en el desarrollo de la arqueología moderna.. La exposición, «Pompeya y Europa. 1748-1943», que estará abierta hasta el 2 de noviembre, analiza la fascinación de Pompeya en numerosos artistas, desde el inicio de las excavaciones en el 1748 hasta el dramático bombardeo del 1943. La comparación entre los restos arqueológicos de la antigua ciudad romana y obras modernas refleja de forma explícita la influencia del clasicismo sobre el desarrollo del arte y de la estética moderna, entre imitación y reinterpretación. Artistas de varias épocas y sensibilidad diversa como Picasso, Le Corbusier, Moreau, Kiee Ingres o de Chirico encontraron en Pompeya y en sus colores una fuente de poética inspiración que transmitieron en algunas de sus obras. Por ejemplo, el célebre cuadro de Picasso, «Dos mujeres que corren en la playa» (1922), con su carga de sensualidad y con un movimiento que parecen danzar, se inspira en algunas figuras clásicas de Pompeya.

El Museo Arqueológico nacional de Nápoles es el escenario de una parte de la exposición, que se articula como un grandioso y complejo viaje en el que se aprecia cómo lo antigua dialogo con lo moderno, la naturaleza con las artes y la arqueología. Se han reunido más de 250 obras, entre restos arqueológicos y obras maestras modernas (pinturas, grabados, proyectos arquitectónicos, libros, fotografías, entre ellas una de Picasso en las excavaciones que visitó con Jean Cocteau), procedentes de los más grandes museos italianos y extranjeros.

Cuerpos que cuentan la agonía

El segundo itinerario de la exposición se encuentra en el Anfiteatro de las excavaciones, donde se evoca la terrible erupción del 79 d.C. Aquí se exponen 30 figuras de cuerpos de los habitantes de Pompeya, que cuentan con toda su dramática expresividad los últimos instantes de vida de los pompeyanos. Estas figuras en yeso se presentan por primera vez al público después de ser restauradas. Fue solo desde 1858, gracias al método genial introducido por el arqueólogo Giuseppe Fiorelli, que pudimos apreciar la impronta que dejó la erupción en los habitantes de Pompeya, al obtener moldes de yeso de los muertos. Los cuerpos, al descomponerse a lo largo de los siglos, habían dejado espacios vacíos bajo la lava. Fiorelli los rellenó con yeso líquido introducido a través de los agujeros abiertos en la corteza creada sobre Pompeya tras la erupción. En esa cámara vacía, donde la materia orgánica había desaparecido, Fiorelli obtenía moldes de extraordinaria precisión que reflejaban los últimos momentos de la vida de esas personas. «Estos moldes de yeso adquieren en esta exposición una dignidad, pues no son vistos como objetos, sino como restos de vida humana», manifiesta el superintendente de Pompeya y comisario de la exposición Massimo Osanna. En efecto, el escenario en el que se muestran los moldes no aparece como gran sarcófago, sino que se trata de un ambiente en el que, gracias a esos extraordinarias y dramáticas figuras, aún palpita la vida y la pasión de la antigua ciudad romana.

Las excavaciones de Pompeya se iniciaron en 1748, durante el reinado de Carlos de Borbón, y Goethe y el arqueólogo Winckelmann difundieron en la Europa culta la noticia de aquel descubrimiento extraordinario. De inmediato la aristocracia intelectual europea y norteamericana, maravillada por las excavaciones, quedó fascinada. El escritor norteamericano Herman Melville llega a confesar: «Amo Pompeya más que París».

Gracias a esta exposición es posible ver una Pompeya a través de las emociones de grandes artistas y la modernidad de ese mito que siempre han representado las excavaciones. Pompeya ha ejercido siempre en quien la visita una atracción especial, completamente diversa a la que suscitan otros monumentos. En sus calles y en sus casas la vida antigua no solo ha dejado una memoria, sino también una presencia. La exposición muestra, una vez más, que Pompeya es contemporánea.

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