Haití sigue temblando tres años después del terremoto
Pese a algunas tímidas mejoras en salud y educación, 350.000 personas aún viven en 496 campamentos de refugiados en el país más pobre de América

Era la primera hora de la tarde de aquel nefasto 12 de enero de 2010 cuando la tierra tembló en Puerto Príncipe y se tragó la capital haitiana, casas y personas, hasta convertirla en una nube de polvo, cadáveres y cascotes, inundándola de un hedor a muerte que, como alquitrán, se quedaría pegado a la ropa durante semanas y para siempre en la memoria.
Haití era un país inestable en lo político (una misión de la ONU se hacía cargo de su seguridad tras la marcha forzada del presidente Aristide en 2004) y en lo estructural: casuchas levantadas con más arena que cemento que no resistieron un temblor de poco más de 7 grados Richter que, en México, no produciría mucho más que un susto colectivo.
Tres años más tarde se dan por buenas las cifras que entonces aportó el Gobierno local: alrededor de 300.000 muertos. Un número imposible de asegurar, pues, por no haber, en Haití no hay ni siquiera estadísticas. Tres años después, con una epidemia de cólera y una nueva convulsión política que llevó al poder a Michel Martelly, la nación caribeña es aún un país a medio hacer, frágil y tambaleante, a la espera de que la ayuda internacional comprometida llegue alguna vez.
Pasados tres años del terremoto, “cientos de miles” de personas continúan alojadas en campamentos en una situación “catastrófica”, según denuncia Amnistía Internacional. El terremoto dejó a más de dos millones de personas sin hogar y más de 350.000 haitianos continúan viviendo en 496 campos de refugiados cuyas condiciones “están empeorando” ante la “falta de acceso a agua, saneamiento y eliminación de residuos” y la exposición de mujeres y niños a “agresiones y violaciones”.
Tímidos avances
Por si fuera poco, “mucha gente [casi 80.000 personas, según la Organización Internacional para Migraciones] de estos campamentos improvisados también vive bajo el constante temor a ser desalojados por la fuerza (de terrenos privados). La actual política de vivienda del Gobierno parece estar más enfocada a evitar que la gente viva en las plazas públicas que a ofrecer viviendas seguras”, denuncia Javier Zúñiga, asesor especial de la organización.
En declaraciones a Europa Press, la directora de Cooperación de UNICEF España, Carmen Molina, insiste en “la necesidad de fondos para que no sufran un retroceso los avances conseguidos”, entre los que destaca las mejoras en educación (el 77 por ciento de los niños de entre 6 y 11 años reciben hoy instrucción primaria frente al 50 por ciento de 2006) y la reducción de los índices de mortalidad infantil.
También la directora de Save the Children en Haití, Lisa Laumann, celebra que el Gobierno “haya dado prioridad a la educación, la protección infantil, la salud y la nutrición”, mientras que el jefe de la delegación de Cruz Roja Española en Haití, Pablo Giménez, ha destacado que el país “ha alcanzado una mayor estabilidad política en 2012” y mejorado “en la coordinación de las actuaciones de alerta, evaluación y respuesta, tras las emergencias acaecidas con el paso de los huracanes 'Isaac' y 'Sandy'” en octubre y noviembre pasados.
El secretario general adjunto para operaciones de paz de la ONU, Hervé Ladsous, anuciaba ayer que la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) retoma “el contexto de antes de 2010, cuando realizamos muchos progresos”. El objetivo ahora es “poner a las autoridades de Haití en condiciones” de mantener la seguridad en el país, para lo cual se pretende aumentar a 16.000 los 10.000 de agentes de policía que hoy operan, así como “la consolidación del Estado de derecho (ante los) problemas políticos y de funcionamiento de las instituciones” y las reformas jurídicas que “no avanzan” tal como sería deseable.
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