Viktor Orban, primer ministor de Hungría: «Los valores son el futuro de Europa»
«Bestia negra» de la izquierda europea, el jefe del gobierno húngaro defiende los pilares cristianos de la nueva Constitución y sus logros económicos
Algunos medios tratan de aislarle en el círculo de líderes europeos como a un apestado, un político «excesivamente» conservador con «tics autoritarios». Unos minutos de conversación con él, al término de su conferencia en el seminario «Católicos en la vida pública» celebrado en el CEU San Pablo, bastan para advertir que al jefe de Gobierno húngaro, Viktor Orban , ese tipo de ataques más que molestarle le estimulan.
-¿Por qué no parece terminar nunca la polémica entre su Gobierno y la Unión Europea respecto a la nueva Constitución húngara?
-El problema se limita al Parlamento Europeo. En esa institución, el bloque de la izquierda -los socialistas, los verdes y los comunistas- está empeñado en calificar nuestra Carta Magna de nacionalista, porque habla de Hungría en términos positivos, cuando no de ultraconservadora y excluyente por su referencia a la herencia cristiana y a la familia. Nosotros, en cambio, creemos que esos valores pertenecen no solo al pasado, sino también al futuro de Europa. Pero, bueno, este es el juego normal del debate democrático dentro de las instituciones europeas.
-¿Qué ocurre con las críticas de la Comisión Europea?
-Con el Ejecutivo comunitario hemos tenido dos conflictos. El primero, referente a las normas relativas a nuestro banco nacional, se ha arreglado, después de que aceptáramos cambiarlas para armonizarlas con las comunitarias. En el segundo, relativo al sistema de jubilación anticipada de los jueces, fuimos a los tribunales de la UE y hemos perdido el caso.
-Hungría, como España, vive una situación económica crítica, con una elevada deuda pública, una tasa de desempleo exasperante y una necesidad urgente de ayuda financiera. ¿Cuáles son sus recetas? ¿Están funcionando después de dos años de gobierno?
-Hay buenas y malas noticias. Las buenas son que la deuda del Estado se está reduciendo; hemos pasado del 83 por ciento del PIB al 77 por ciento en estos dos años, y la tendencia es decreciente. El déficit para finales de 2013 estará por debajo del 3 por ciento, según los cálculos de Bruselas, tal como estuvo en 2011 y este año que termina. Tenemos, por tanto, las cuentas controladas.
-¿Y las malas?
-El paro baja, pero no a la velocidad que nos gustaría, y la situación general de recesión se mantiene. Hay inversión extranjera, pero no interna, porque a la pequeña y mediana empresa le resulta muy difícil acceder a los créditos.
-Una de las críticas más acerbas que recibe Hungría procede, esta vez, no de la izquierda, sino de los sectores liberales, por su elevada presión impositiva.
-Nuestros niveles impositivos son los normales, excepto en lo referente a la banca, que es donde se centran las críticas.
-¿Es Viktor Orban la «bestia negra» de los banqueros, como lo presentan ciertos medios europeos?
-Creo que tratamos con justicia al sistema financiero y que no es cierta la arrogancia que se nos adjudica. Nuestra filosofía es simple: pensamos que los bancos deben participar en el reparto de la carga, especialmente en la actual situación. Tenga en cuenta que los bancos extranjeros son casi el 70 por ciento de las instituciones financieras que operan en Hungría. Es cierto, sin embargo, que hoy tienen que pagar muchos impuestos, y que esa no era la situación con los socialistas.
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