
Ya sea por curiosidad, por atracción
ante una manifestación de este calibre, o porque acude invitado por algún rociero de
pro, si se decide a hacer el camino hacia la aldea almonteña tiene que tener en cuenta
algunos consejos para que no sea gravoso
Si decide ir en su coche a la aldea para presenciar el salto
de la reja -en caso de conseguir entrar en el Santuario- o la procesión de la Virgen por
la aldea, cuente con atascos de varias horas. Ármese de paciencia, otras muchas personas
han pensado lo mismo que usted.
Quizá,
alentado por rocieros de pro, ha decidido hacer el camino a pie, por su cuenta y riesgo,
de «peluso» y sin apoyo de «intendencia» motorizada. Tenga en cuenta que lo mejor,
aunque vaya solo, es ir junto a alguna hermandad.
En su
mochila debe llevar fundamentalmente agua, algo de comida y poco más. El peso más
liviano se le hará gigantesco en muchos tramos del camino.
Lleve ropa
ligera, además de alguna prenda de abrigo para las noches y las mañanas. El calzado debe
ser lo más cómodo posible y que se ajuste al tobillo para evitar que entre arena.
En este
caso de hacer el camino a pie, usted solo o con un pequeño grupo de compañeros, es
aconsejable, por ejemplo, ir en autobús hasta Villamanrique de la Condesa, y comenzar
desde allí. El camino anterior, desde Sevilla, es prácticamente sobre el asfalto y se
hace muy duro para los principiantes y para aquellos que no llevan apoyo. Aunque no crea
que lo que queda a partir de Villamanrique es miel sobre hojuelas.
Es
tradicional esperar ayuda de mucha buena gente de las hermandades. Como de todo hay en la
viña del Señor, depende de con quien dé usted, podrá recibirla.
Lleve un
pequeño pañuelo para tapar nariz y boca en la Raya Real. El inmenso cortafuegos de arena
es una auténtica polvareda debido al paso de vehículos de todo tipo.
Respete el
medio ambiente, no deje basuras a su paso. Es penoso hacer el camino cuando los
predecesores lo dejan hecho un auténtico basurero.
La
Romería es cante y jolgorio. Yantar y beber. La juerga puede prolongarse hasta altas
horas de la madrugada. Sólo tenga en cuenta que hay que levantarse muy tempranito por la
mañana y un camino con resaca se hace más eterno aún.
Habrá
momentos en los que desfallezca. Quizá al llegar a Villamanrique, si ha partido andando
desde Sevilla, se le pase por la cabeza -recalentada por el sol- volver en autobús.
Descanse, tómese un refresquito justo a la salida del pueblo, y piense que continuar le
va a procurar muchas satisfacciones.