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Los fedayines de Sadam

Si la primera semana en el sur de Irak se ha convertido en una especie de purgatorio para las tropas aliadas, el atentado suicida de ayer en Najaf anuncia que la subida hacia Bagdad puede ser el mismísimo infierno. El sur iraquí, de mayoría chií, maltratado por el suní Sadam, debía -según los cálculos de Washington- acoger con los brazos abiertos a las tropas «liberadoras». Nada más lejos de la realidad de estos días en Basora, Najaf o Nasiriya.

A medida que los aliados suban hacia el centro del país, no sólo se adentrarán en territorio suní sino que deberán hacer frente -como se demostró ayer- a los «fedayines de Sadam», los «luchadores que están dispuestos al sacrificio por Sadam», según la traducción literal del término.Dispuestos a inmolarse por su líder y por las recompensas que para sus familias les prometen y de cuya generosidad bien saben en Gaza.

Los «fedayines» fueron creados en 1995 como tropa paramilitar por Udai Husein, el hijo mayor de Sadam. Desde entonces, ha sido empleada para infiltrarse en cualquier grupo que intentaba la menor disidencia y eliminar a los opositores con especial crueldad y espíritu ejemplarizante. La eficacia de estas «tropas» alimentó su leyenda entre los iraquíes, que hablaban de su capacidad para el disfraz y para vivir durante meses con falsa identidad hasta que lograban la confianza de los supuestos opositores. Por lo visto estos días, no era leyenda: los primeros marines muertos en combate cayeron cuando se acercaron a un grupo de supuestos civiles que enarbolaban bandera blanca. Ayer, un taxista se acercaba a un puesto de control pidiendo ayuda: se inmoló y se llevó por delante a otros cuatro soldados norteamericanos. En octubre de 2000, Amnistía Internacional denunció que los «fedayines» decapitaron públicamente en Bagdad y otras ciudades iraquíes a «numerosas» mujeres: el objetivo, eliminar la prostitución. A un ciudadano que osó calumniar a Sadam, se le cortó la lengua.

El Instituto Londinense para Estudios Estratégicos (IISS) cifraba en unos 20.000 los «fedayines»; Global Security cree que serían 40.000. Cifras todas de antes de la guerra. Posiblemente, hoy sean muchos más, al ver los «daños colaterales» de algunos bombardeos. La mayoría están en Bagdad, para defender a su líder, pero también para evitar cualquier intento de huida de la población, como han hecho en Basora.

El de ayer fue el primer atentado suicida. No será el último. Los «fedayines» -odiados por la población- tienen mucho que perder si Sadam es derrocado. En ello les va la vida... y la muerte.

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