Los cuarteles de Daoíz y Velarde albergarán un polideportivo «verde» que utiliza energía solar
MADRID. Un moderno sistema de generación de calor y frío a partir de energía solar se instalará en el nuevo polideportivo de Daoíz y Velarde, que está terminando de construirse sobre el antiguo cuartel de artillería del mismo nombre. A finales de marzo, si las previsiones no fallan, el polideportivo se entregará al Instituto Municipal del Deporte (IMD). La obra responde a un diseño del arquitecto Óscar Tusquets, y respeta no sólo el entorno de este edificio -con protección integral-, sino también parte de su interior.Los espacios exteriores responderán a un diseño de José Martínez-Sarandeses, arquitecto ganador del concurso restringido convocado por la Empresa Municipal de la Vivienda, que es también la responsable de gestionar la rehabilitación de este espacio, situado en la Avenida Ciudad de Barcelona, en el distrito de Retiro.El presidente de la EMV,
Innovación residencial
El proyecto de recuperación de los cuarteles de Daoíz y Velarde está realizándose bajo el control de la Dirección de Proyectos de Innovación Residencial, un departamento de la EMV especializado en desarrollar conceptos como el del «confort ambiental», o la utilización de materiales y técnicas para conseguir ahorro energético.La operación que se lleva a cabo en los cuarteles de Daoíz y Velarde pretende recuperar un espacio que era «arqueología industrial, de principio del siglo pasado» y que ahora pasará a ser un equipamiento público.
Edificio protegido
La remodelación se extiende sobre los 23.000 metros cuadrados que ocupan los antiguos cuarteles y los espacios libres entre los edificios, donde se hará la «gran plaza del distrito de Retiro, que funcione como el centro de gravedad del barrio».El proyecto de Tusquets para el polideportivo aprovecha y recicla un soporte físico existente: el antiguo cuartel de artillería, un edificio protegido con el máximo nivel, lo que obligaba a mantener su fachada. Tusquets ha ido más allá, y también ha conservado la parte central de la nave, con su característica estructura metálica.El toque de modernidad lo pone la cubierta del edificio: un panel térmico de energía solar, con tecnología de última generación, que proporcionará calor en invierno e invertirá el proceso y dará frío en verano. El panel se instala en el techo en forma de dientes de sierra, con una cara, la sur, en la que se colocarán los «tubos» solares, y otra, la norte, que estará acristalada y dejará pasar la luz diurna.En los extremos del edificio, se sitúan la pista polideportiva y la piscina, separadas del resto de la instalación por unos muros cortina que permiten la visión de toda la nave. En el centro habrá una zona de servicios.La operación se redondea con el proyecto paisajista de los espacios libres, según idea de José Martínez-Sarandeses, que ganó el concurso convocado por la EMV, en el que participaron Carmen Añón, Eduardo Barceló, José Luis Esteban y Rafael de la Hoz.En su propuesta, denominada «Alameda», diseña una gran cubierta vegetal que cubra toda la superficie libre, la peatonalización total de la zona -eliminando la valla que ahora existe-, una plataforma terriza sobre el aparcamiento, y una plaza de entrada con fuentes integradas en el pavimento.
Finales del XIX
Todos los detalles se cuidan: la iluminación, mediante farolas que eviten la contaminación lumínica; un mobiliario urbano específico y plantas tapizantes en lugar de césped. Los cuarteles de Daoíz y Velarde tienen su origen en los llamados Dock, creados en torno a 1880. Estos cuarteles -que fueron también instalaciones de Renfe- tienen una protección del máximo nivel, lo que no impidió que durante años permanecieran abandonados, e incluso fueran «okupados» por grupos de inmigrantes.
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