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«Es un grave error la independencia de Kosovo»

POR JOSEFINA M. DEL ALAMOFOTO IGNACIO GILMADRID. La inminente independencia de Kosovo está a punto de caer sobre una antigua Yugoslavia, ya convertida en reinos de taifas. Un problema que, una vez

MADRID. La inminente independencia de Kosovo está a punto de caer sobre una antigua Yugoslavia, ya convertida en reinos de taifas. Un problema que, una vez más, los políticos de turno van a solventar bajo el síndrome de la presión, o del miedo, o los intereses particulares, o la simple indiferencia ante problemas ajenos.

- El caso de Kosovo va a suponer un precedente muy grave.

- Usted no es partidario de la independencia de Kosovo, ¿verdad?

- Soy totalmente contrario.

- En cambio EE.UU. sí.

- Bueno, sí, ¿y qué?

- Pues no creen que usted puede opinar independientemente de EE.UU.

- Sólo faltaba.

- Sí, pero no todos lo piensan.

- Pero es que la confianza entre naciones no consiste en opinar siempre lo mismo, todo lo contrario. Tú puedes ser perfectamente un amigo fiable y tener tus opiniones; lo malo es cuando no tienes opinión, o cuando te crees que eres más importante por tener siempre la opinión contraria. ¡Es que eso es tan infantil!...y tan bobo, que el que lo hace, acaba siendo irrelevante en la escena internacional. Yo, para que no me digan que hago lo que me dicen los americanos, mantengo una posición antiamericana; oiga, usted mantenga su posición, la que crea mejor, porque si usted es fiable y se puede confiar en usted, podrá decir y discutir siempre su postura, sin ningún tipo de problema... Sólo faltaba... Y justamente los que más recurren a esas acusaciones, son los que por falta de opinión propia están más sumisos a lo que hacen los demás.

Pero sí: yo soy totalmente contrario a la independencia de Kosovo. Es un grave error cambiar las fronteras; y sería además un precedente muy negativo en Europa reconocer un principio de libre determinación, como se quiere hacer en Kosovo. Es otro error que traerá consecuencias muy perniciosas en Europa; cuando precisamente en los Balcanes no se luchó para crear estados basados en un criterio étnico, sino para garantizar lo contrario. Por cierto que ahí sí que España participó en una guerra sin autorización de las Naciones Unidas, sólo directamente a través de la OTAN. Y si participamos fue para garantizar la estabilidad en los Balcanes, evitar una limpieza étnica y organizar estados multiétnicos; y no para que Kosovo fuera independiente. Pero cambiar ahora las fronteras de Europa, en mi opinión, traería consecuencias y muy graves para el futuro.

- ¿Y ése es un error imputable sólo a los ciudadanos?.

- Ésa es una decisión que han tomado los dirigentes políticos de diferentes países, y mi opinión es que están equivocados.

- Pero la autodeterminación de Kosovo, Sr. Aznar, ¿podría ser el pistoletazo de salida para otras reivindicaciones nacionalistas?

- El nacionalismo es una posibilidad real; los viejos partidos nacionalistas que «presumían de», se han convertido en partidos que defienden la libre autodeterminación. Y la libre autodeterminación es la independencia. Pero no llaman a las cosas por su nombre. Quieren tener el reconocimiento de su libre autodeterminación y ejercerla cuando les parezca conveniente; dicho de otra manera, yo cada lunes y cada martes, en función de mi interés, decidiré si quiero pertenecer a España o no. Mire usted: eso es un disparate. El nacionalismo en sí mismo no es amigo de la libertad, porque necesita siempre un enemigo exterior para sobrevivir. Las sociedades dominadas por nacionalistas no tienen un diálogo político entre lo liberal y lo intervencionista, o entre la derecha y la izquierda; o usted asume la inmersión nacionalista, o usted es presentado como anticatalán o antivasco. Ése es un debate político profundamente inmaduro, pero sobre todo es estar dentro, digamos, de la charca en la cual el nacionalismo quiere construir unas naciones al margen de España.

- El otro día le preguntaban a Albert Boadella en una entrevista si creía que se iba a llegar al secesionismo catalán, y dijo que sí. ¿Usted también lo cree?

- Yo creo que existe un riesgo para la continuidad histórica de España. Un riesgo de que haya un referéndum de autodeterminación, ilegal por cierto, convocado para el año próximo en el País Vasco. Hay también unas coacciones intolerables en el Tribunal Constitucional. Si el TC sentencia o no convalida el estatuto de Cataluña, «España se va a enterar».... ¿Pero dónde estamos?, ¿ qué clase de chantaje es éste?, ejercido además por personas de cuarta, quinta o novena fila. O cuando amenazan con un referéndum de autodeterminación en Cataluña en el año 2014. Las naciones históricas se hacen y se deshacen. La libertad hay que ganarla todos los días. Las democracias hay que cuidarlas y defenderlas todos los días.

Cuando el jefe de tu gobierno dice que no sabe si existe la nación, tenemos motivos para estar preocupados; y cuando ese mismo jefe de gobierno, dos años después de decirlo se envuelve en la bandera nacional para todo, hay motivos para estar preocupado. Entonces, lo digo claramente: yo creo en la nación española, yo creo que España ha hecho grandes cosas históricamente; creo que como todas las naciones del mundo hemos tenido nuestros aciertos y nuestros errores, pero podemos confiar razonablemente en ella. Hubo un pacto en la Transición que reconocía la pluralidad pero garantizaba la unidad. Ese pacto hoy se ha roto... y yo no quiero ser de una generación que ve disgregarse nuestro país.

- ¿Y esto pasa por decisión del pueblo, de la sociedad, Sr. Aznar, o porque determinados políticos están manejando la situación?

- Mire, yo respeto las posiciones nacionalistas, aunque no las comparto. Tienen todo el derecho a defender su posición. Aquí cada uno puede ser nacionalista, independentista, lo que le dé la gana, siempre que se respeten las reglas. Lo que no se puede aceptar es lo de «¡Oiga!: como no quite usted las reglas es que se va a enterar». ¿Qué quiere usted decir, que se va a rebelar? ¿sólo acepta las reglas cuando le dan la razón? Porque eso se llama chantaje, y los estados nunca pueden aceptar los chantajes. ¿Qué quiere decirme: que usted va a decidir si quiere pertenecer a España cada quince días, según le demos la razón o no? Eso es inaceptable. Pero entiendo que un nacionalista pueda ser nacionalista y que un independentista pueda ser independentista; lo entiendo pero no lo comparto. Y además defiendo su derecho a serlo. Lo que ya no entiendo es que el Gobierno de España haya alentado, haya promovido y sea responsable de esta situación. No lo entiendo. Y es por eso por lo que a mí me parece tan importante y tan urgente un cambio de gobierno en el país. Una nación no puede estar todos los días destruyéndose un poco a sí misma, porque se acabará destruyendo completamente.

- ¿No habría que modificar el sistema electoral para solucionar el problema?

- Pues también se puede. Pero esos cambios deben establecerse por consenso. Y el haber roto ahora todos los consensos de la Transición tiene consecuencias políticas muy importantes para los españoles.

- Entonces, sin consenso, ¿cuál es la solución?

- La solución en una democracia es cambiar la orientación política. Es la condición necesaria para que el país no esté condicionado por aquellos que quieren acabar con la continuidad histórica de España.

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