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El parador de la discordia

Lorca tiene un castillo. Y pronto ese castillo tendrá un parador. Una construcción junto a la fortaleza de siete pisos de altura criticada por una plataforma ciudadana que acusa a los promotores de atentar contra el patrimonio. El alcalde contesta que no se está destruyendo nada

TEXTO: CRISTINA ALONSO

MADRID. «Si esta Torre desapareciera, el aspecto de la población cambiaría, nos parecería que no era nuestra Lorca». Estas palabras son de Espín Rael, nacido en el siglo XIX, cronista y archivero del pueblo murciano de Lorca. «La Torre Alfonsina ya no es ni será de los lorquinos», estas palabras son de Rosalía Sala Vallejo, autora del libro «Lorca y su historia», y salieron de su boca en marzo de este año. Estas declaraciones tan pesimistas están provocadas por la construcción de un parador que se inaugurará a finales de 2007 y cuyas obras ya han empezado.

Son malos tiempos- o buenos - depende de las versiones, para la Torre, la parte más simbólica del Castillo de la ciudad. ¿Qué tiene que ver el Castillo, la Torre Alfonsina, con el parador? La respuesta es muy sencilla: el parador se sitúa dentro del recinto, modificando el entorno y el propio castillo. Ahí surge la polémica.

Indignación y protesta

«Lo que están haciendo con este parador es una sirvengonzonería nacional y los responsables de este atentado contra el patrimonio deberían ir a los tribunales», afirma Julio Navarro Palazón, arqueólogo del Centro Superior de Investigaciones Científicas.

Este pensamiento también lo comparte la Plataforma pro Defensa del Patrimonio de Lorca (integrada por ciudadanos independientes, la organización social Foro Ciudadano e Izquierda Unida). Todos coinciden en dos aspectos, que son los que les lleva a movilizarse: uno es que la construcción está suponiendo la destrucción de una parte importante del patrimonio arqueológico encontrado en las excavaciones; el otro que el volumen y la altura que está adquiriendo el edificio suponen grandes alteraciones de perspectivas y vistas en todos los planos. «Ahora, lo que resalta desde todos los rincones de Lorca es el edificio del Parador, que sobresale de la muralla».

Todo se remonta al año 2001, cuando el ayuntamiento de la localidad cede al ministerio de Economía una parcela de 13.625 metros cuadrados, que incluye la Torre Alfonsina, para construir un parador. En ese momento la normativa urbanística vigente contemplaba la protección integral de todo el Castillo. Pero otro Plan General de Ordenación municipal se estaba gestando. Aprobado en 2003, otorgó edificabilidad a la parcela del monumento cedida.

¿Estrategia política?

La campaña emprendida en contra de la construcción del parador ha sido duramente criticada por el equipo de gobierno municipal, que la atribuye a una estrategia de IU para perjudicar al ayuntamiento, gobernado por el PSOE. «La plataforma se encuentra liderada por IU, que simboliza el no por el no, se oponen a todo, sea lo que sea», confiesa el alcalde de Lorca, Miguel Navarro.

Respecto a las quejas de expertos en historia y arqueología, el alcalde asegura que no están destruyendo nada, «las obras se están haciendo con mucha delicadeza». El proyecto inicial sufrió algunas modificaciones por la necesidad de incorporar ciertos hallazgos y respetar, sobre todo, una sinagoga del siglo XV, que constituye uno de los descubrimientos más importantes.«Vamos a realizar un proyecto museográfico con la sinagoga para que no sufra ningún daño. En ese sentido no destruimos nada, al contrario», asegura el alcalde lorquino.«No será un simple establecimiento hotelero, sino que dadas sus especiales características se reforzará el carácter museístico del edificio». El presidente de la Red de Paradores, Antoni Costa, se suma al optimismo que muestra el ayuntamiento. «Una vez que el edificio esté terminado quedará en armonía con la fortaleza. Al final Lorca se sentirá orgullosa de su parador».

Prohibido el paso

En su día, el arqueólogo Julio Navarro y demás compañeros de profesión, se indignaron cuando la policía les prohibió repetidamente el paso a las obras. «Como no pudimos conseguir un permiso oficial, porque nos lo denegaron, tuvimos que entrar clandestinamente. Lo más grave de todo es que el yacimiento está siendo destruido manteniendo al margen a la comunidad científica. Como oficialmente no hemos entrado dicen que hablamos sin saber, pero lo hemos visto con nuestros ojos».

El parador consta de varios módulos. Alguno de ellos alcanzará los siete pisos de altura. «De lo que no hay duda ninguna, porque salta a la vista, es que lo que antes era un castillo ahora es simplemente un castillo deformado. El destrozo es evidente», concluye José García Murcia, miembro de la Plataforma pro Defensa del Patrimonio de Lorca.

«Cuando las obras empezaron, muchos vecinos pusieron el grito en el cielo, los edificios sobresalían demasiado y el castillo pareció perder protagonismo. Ahora que las obras están más adelantadas, el parador parece parte del castillo, han logrado un equilibrio», asegura una vecina de Lorca.

Mientras se suceden las disputas, el parador de Lorca crece día a día. Las obras continúan en medio de la polémica. Y la Torre Alfonsina sigue reinando la montaña.

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