Primera alcaldesa de España
POR MERCEDES DE LA FUENTEILUSTRACIÓN: ANTONIO TERUELUn telegrama y tres erratas notificaban a la Presidencia del Gobierno español de 1924, en plena dictadura del general Primo de Rivera, el
POR MERCEDES DE LA FUENTE
ILUSTRACIÓN: ANTONIO TERUEL
Un telegrama y tres erratas notificaban a la Presidencia del Gobierno español de 1924, en plena dictadura del general Primo de Rivera, el nombramiento en «Contretondeta» de «María Pérez Moya» como primera alcaldesa de la historia de España. En realidad era Matilde Pérez Mollá y se trataba, por supuesto, del municipio alicantino de Quatretondeta, a los pies de la pintoresca sierra Serrella.
Ser la mujer adecuada y estar en el momento oportuno convirtieron a Matilde en personaje histórico a los sesenta y seis años, cuando ya era llamada por sus paisanos «la senyora vella» para diferenciarla de su única hija, de igual nombre, y tras décadas de viudez y trabajo altruista para su población natal, de quinientos habitantes, casi el triple de los que tiene actualmente.
Nacida en la familia más rica del pueblo en 1858, se casa muy joven con Rafael Blanes, notario alcoyano con quien se establece en Cartagena después de varias jornadas por los penosos caminos españoles, soportadas gracias a su espíritu viajero y a la ilusión de ver el mar por primera vez.
Mucho después desanduvo esos caminos con su hija, al enviudar y decidir volver a Quatretondeta, convertida en una mujer con más mundo que la mayoría de sus contemporáneas, pues había viajado al extranjero y conocido a personajes de amplio espectro social, incluido el rey Alfonso XIII.
Su figura a caballo se populariza en la comarca mientras recaba fondos, colabora con la cercana leprosería de Fontilles, administra con acierto su patrimonio, escribe artículos costumbristas para «Las Provincias» y espolea las inquietudes culturales del pueblo formando un grupo de teatro o dando clases gratuitas de piano. Un vendaval que recibía en su acomodada casa a los amigos extranjeros y que acabaría inspirando la novela «La Señora» a uno de sus sobrinos.
Cuando Primo de Rivera intenta ganar apoyo social y concede el derecho restringido al voto de las mujeres españolas, ella cumple los requisitos: mayor de veintitrés años, no sujeta a autoridad marital y con «casa abierta» en un municipio.
En seis años de alcaldesa logró unir Quatretondeta al mundo con su primera carretera, cinco kilómetros que llegaban y llegan a Orga y que permitieron entrar a los ingenieros y máquinas con los que logró otro hito: llevar la luz eléctrica a las casas y calles de su pueblo. Vivió seis años más, suficientes para saborear el respeto unánime de sus paisanos, todavía intacto casi un siglo después.
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