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Rebellin exprime la primavera

En siete días Davide Rebellin ha derribado el sentido desdeñoso de su mote. En Italia le llamaban el «monaguillo» por su desquiciante propensión a no ganar. Ese aire de clausura, tristón, que acompañaba al veneciano de 32 años ha saltado por los aires con un récord increíble, de los que perduran en el tiempo. Nadie había conseguido tres victorias encadenadas en la Amstel Gold Race, Flecha Valona y Lieja-Bastogne-Lieja. El italiano del Gerolsteiner alemán cerró su semana mágica con la victoria en la avenida de Ans, donde ya conocía el tercer puesto (2000) y el segundo (01) en aras de su apodo. Ahora le llaman el «fantástico tripletta».

Hace 110 años que un belga, D. Houa, conquistó ese laberinto de carreteras cruzadas y cotas guarecidas por la frondosa vegetación de las Árdenas belgas. Desde entonces ningún humano se había aproximado a la secuencia de este italiano que parecía en vías de jubilación en el siempre indescifrable Gerolsteiner. Sólo Eddy Merckx y Moreno Argentin habían capturado dos piezas en sus momentos de oro. Ambos ganaron la Flecha Valona y la Lieja.

Hacía siete años que Rebellin no aparecía por los altares de las clásicas. Desde que en 1997 asombró con 25 años al encadenar de otra tacada el Gran Premio de Zurich y la Clásica de San Sebastián, su estela parecía apagada. Dejó a su mentor, Gianluigi Stanga en el Polti para deambular sin gran éxito por el Liquigas y el Gerolsteiner.

Las últimas temporadas habían machacado la moral de este veronés sensible, con tendencia al desánimo. Grapado a sus problemas estomacales, Rebellin sufrió un virus en 2001 y la aparición de una tenia en 2000. El año pasado se rompió la clavícula izquierda en la Flecha Valona. En el otoño se sometió a una operación quirúrgica para limpiar el menisco de su pierna izquierda. Un pozo de lamentos que disfruta ahora de su segunda juventud.

Lo decía ayer después de triturar de nuevo al Rabobank y a su capitán, Boogerd. «La primera fue la victoria de la liberación. La segunda, la de la confirmación. La tercera es la más bella, la más rica en tradición».

La «Decana» del ciclismo volvió a llenar de expectativas sin éxito a los españoles. Samuel Sánchez, el asturiano del Euskaltel, repitió su aventura de otros años en Saint Nicolás. Siempre al acecho, Vicioso y David Etxebarría, llegaron el grupo principal. Y más atrás, agotado en las cotas del sur de Bélgica, Óscar Freire, que desciende dos puestos en la general de la Copa del Mundo.

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