Antonio Orlando Rodríguez, premio Alfaguara con «Chiquita»
J. G. C.MADRID. «Me decepcionaría que los cambios que se avecinan en Cuba sólo fueran de índole económica», afirmó ayer un emocionado Antonio Orlando Rodríguez, nada más saberse ganador del premio
«Me decepcionaría que los cambios que se avecinan en Cuba sólo fueran de índole económica», afirmó ayer un emocionado Antonio Orlando Rodríguez, nada más saberse ganador del premio Alfaguara de novela 2008 con su obra «Chiquita». Se trata de una «biografía imaginaria» de un personaje real, la «liliputiense cubana Espiridiona Cenda, bailarina y cantante de los teatros de variedades de principios del siglo XX». Y esta obra dibuja un largo recorrido que parte del final de la Cuba esclavista y la lucha por la independencia, época que coincide con el máximo esplendor de los teatros de variedades.
El escritor premiado afirmó que, «aunque llevo 17 años viviendo en el extranjero, llevo a Cuba en mi corazón y por eso sólo escribo de temas y personajes cubanos». Por eso, aunque se declaró esperanzado «por el cambio que acontecerá un día en Cuba», añadió que «todos esperamos que los cambios alcancen a los derechos humanos, al derecho a pensar en libertad y a entrar y salir de mi país libremente».
Rueda de prensa trasatlántica
El fallo fue dado a conocer en una concurrida rueda de prensa trasatlántica, por videoconferencia, celebrada en la sede madrileña de la editorial. Dotado con 175.000 dólares (unos 118.150 ¤) y una escultura de Martín Chirino, el premio fue otorgado por un jurado presidido por Sergio Ramírez y compuesto por Ángeles González-Sinde, Jorge Volpi, Guillermo Martínez, Ray Loriga y Juan González.
Sus miembros destacaron que «Chiquita» «es una novela a la vez elegante y llena de vida, con una notable gracia narrativa y una imaginación sin descanso».
Según respondió el autor a preguntas de los periodistas, la idea de presentarse al premio -«casi contra mi voluntad»- fue de su agente, porque «no me gustan los concursos literarios», confesó.
El autor premiado ha escrito numerosas narraciones juveniles, además de otras obras y reconoció diversas influencias. A preguntas de González-Sinde, Antonio Orlando Rodríguez afirmó que su experiencia con la literatura infantil le ha procurado facilidad para la fantasía y, sobre todo, el deseo continuo de mantener la atención, de atrapar al lector.
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