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1-0: Poca renta para el Deportivo para tanto esfuerzo

El Deportivo se comió a un decepcionante Juventus en un gran primer tiempo y su juego mereció algún gol más de ventaja

Naybet arrebata el balón a Zambrotta, que se juega la cabeza. AP

Al margen de cómo pueda resolverse al final la eliminatoria, por lo visto anoche en Riazor el Deportivo tiene mucho más fútbol en sus pies y en su cabeza que el Juventus. Sin discusión alguna. Pero de todos es conocido cómo saca adelante el equipo de Lippi sus partidos y las eliminatorias. No necesita fabricar fútbol, tiene otras cualidades que le sirven para sobrevivir entre la elite y con ellas intentó salir indemne de este encuentro de ida para resolver en la vuelta. No contó con que enfrente tenía un rival que se motiva extraordinariamente en la Liga de Campeones y que tiene un hombre que cuando está inspirado, que lo está casi siempre, es imparable.

Enganchados a Valerón

Si Valerón está, el Deportivo existe. Si Valerón tira de repertorio, el Deportivo es capaz de cualquier cosa. Y si Valerón encuentra aliados, el contrario puede darse por hundido. Ayer le falló uno imprescindible porque es el último eslabón de la cadena, Tristán. Bueno, ayer y en las últimas semanas, por no decir meses. Víctor siempre está, Sergio se ofrece, Luque es capaz de echar un pulso al mismísimo Thuram, pero Tristán se desvanece entre los centrales contrarios. O llega tarde o no llega. El vértigo que inyecta Valerón al fútbol necesita de un punta rápido que le acompañe a una velocidad parecida. No es el caso.

Salió el Deportivo a ganar sí o sí. Salió el Juventus a especular en italiano. Que no es una forma cualquiera de contemporizar, que para eso son maestros en la materia. Repliegue absoluto en su campo, Del Piero incluido, y Trezeguet como cazador algo más que solitario. Para un equipo con cartel defensivista, el Deportivo merodeó demasiado por el área de Buffon. Sin acierto, con remates tiernos o desviados, pero con una insistencia que tarde o temprano encuentra su premio. Como así fue con ese balón que cazó Luque en un fallo de Thuram. Para jugar tan atrás y con tantos hombres por detrás del balón no defendió bien el Juventus. Atacar no atacó, pero una vez que llegó a punto estuvo de adelantarse en el marcador porque el mano a mano de Del Piero con Molina (m. 30) fue antes que el tanto deportivista. La mano del portero fue eléctrica, porque se mascaba el gol.

Antes del descanso y tras el gol de Luque, Lippi, que se pasó el partido de pie, como es su costumbre, cambió a Zambrotta y Apiah de banda buscando una solución inmediata al desastre absoluto que estaba siendo su equipo y en la reanudación se vio obligado a quitar a Trezeguet -que había recibido un golpe en la clavícula en los últimos escarceos del primer tiempo- para dar entrada a un hombre que es su antítesis física y de juego, el pequeño Miccoli.

Mejoría tras el descanso

La segunda parte salió más movida, como no podía ser de otra forma. El Juventus adelantó líneas, Nedved, desa-parecido hasta entonces, decidió entrar más en juego y el Deportivo aceptó jugar al contragolpe porque por delante tenía más metros y espacios para hacer daño y era absolutamente imprescindible mantener su puerta a cero. Víctor pudo marcar el segundo tanto a los dos minutos, pero su remate después de un gran pase de Valerón se marchó por poco y cada vez que el equipo de Irureta se estiraba creaba peligro, aunque Tristán siguiese tan torpe como al principio.

Lippi le metió oficio al equipo con las entradas consecutivas de Birindelli -Thuram pasó a situarse como central- y Conte -Zambrotta, al lateral izquierdo- y se vivieron los momentos más intensos con intercambios de ataques que tuvieron a Molina y a Buffon en vilo. El balón volaba de un área a otra (ocasión de Miccoli, paradón de Buffon). El Deportivo pagaba su desgaste, sobre todo Luque y Valerón, y el Juventus sacaba su indiscutible raza de equipo grande que se da cuenta a tiempo de que toda especulación tiene un riesgo.

Entró Pandiani por Tristán con veinte minutos por delante y el Deportivo nunca le perdió la cara al ataque, sabedor de que otro gol le daría mucha más vida para el partido de vuelta. Pero no llegó. Fran por el agotado Luque fue el último cartucho que gastó Irureta, pero en esos momentos a sus compañeros ya no les acompañaban las fuerzas. En Delle Alpi espera otra gran batalla y el Deportivo no debería rendirse. En sus pies y cabeza tiene más fútbol que el Juventus. Aunque, claro, los de Lippi tengan otras cosas que a la hora de ganar, y más en Europa, también valen.

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