Raymond Carr: «Un País Vasco independiente tendrá en Europa el mismo peso de Luxemburgo»
Fusi, Varela Ortega y Sánchez Lambas señalaron que este libro, dividido en tres partes («España», «Gran Bretaña» e «Historia»), es su «autobiografía intelectual»

MADRID. La presentación de un libro de Raymond Carr siempre es un acontecimiento cultural. Ayer, en la sede de la Fundación Ortega, el historiador Juan Pablo Fusi; José Varela Ortega, vicepresidente de la institución; y su secretario general, Jesús Sánchez Lambas pusieron sobre la mesa un volumen de casi novecientas páginas que reúne la obra dispersa del historiador británico, al que se ha titulado «El rostro cambiante de Clío» y que incluye ensayos breves y reseñas de libros sobre España, Inglaterra y la Historia.
Raymond Carr, que fue director del St. Antony´s College (el centro universitario de Oxford donde se han forjado varias generaciones de hispanistas) entre 1968 y 1988, derrocha sentido común y buen humor a sus 86 años. A un historiador que ha dedicado la mayor parte de su vida a hablar de la España contemporánea era imposible que los periodistas no le preguntaran sobre la situación política más actual.
-Veinticinco años después de la muerte de Franco, cuando parecía estar bastante superado el tópico de España «como problema», de pronto brota una fiebre de reformismo constitucional y una ofensiva de los nacionalismos periféricos. ¿Existe alguna similitud con la gran inestabilidad social y política del siglo XIX?
-Rechazo las interpretaciones históricas esencialistas -contestó Carr- que suponen que hay un «alma española» o algo semejante, tanto como la historia que hace interpretaciones románticas. Julio Calvo Rojo una vez me dijo que la mitad de las tonterías escritas sobre el «alma española» la habían escrito historiadores españoles, y que la otra mitad la habían escrito los extranjeros. ¿Qué es lo importante del siglo XIX para los historiadores? Para mí la pobreza relativa del país (tenía la mitad de renta per cápita que las naciones del Norte) y también la pobreza del Estado con una base fiscal muy endeble. Ahora, España es un país rico y, aunque tiene una renta menor que otros Estados, ustedes parecen más ricos que nosotros. Como resultado de la pobreza estructural y de la falta de recursos, la España del siglo XIX sufrió la derrota de 1898, simplemente porque no podía financiar una Armada capaz de enfrentarse a la norteamericana. Hoy la situación es diferente. Aunque veo que no se puede asegurar una enseñanza primaria en condiciones -es muy deficiente en las áreas rurales, más del 50 por ciento- y creo que la exigencia democrática exige un electorado bien educado. En los años 20, Pablo Iglesias decía que los maestros eran proletarios. En Inglaterra yo tengo un amigo que es maestro rural, que tiene su casa y que vive desahogadamente, como una persona respetable...
Los problemas del nacionalismo
Juan Pablo Fusi, al ver que Carr perdía un poco el hilo de su respuesta, le devolvió nuevamente a la peliaguda cuestión nacionalista. «El nacionalismo periférico -volvió Carr al tema- comenzó a ser un serio problema en los primeros años del siglo XX, cuando los regionalismos no nacionalistas (como la Lliga Catalana) perdieron fuerza. Ahora se ha creado una situación mucho más complicada. Yo escribí que el nacionalismo catalán era el problema más importante antes de la Primera Guerra Mundial. Y, cuando aún no se había aprobado la Constitución de 1978, anticipé que el problema vasco iba a ser el problema más importante de la democracia».
-¿Es posible España sin el País Vasco y sin Cataluña?
-En teoría sí, en la práctica no. No entiendo por qué los nacionalistas radicales quieran ser miembros independientes de la Unión Europea. Un País Vasco independiente seguramente va a tener en Europa el mismo peso de Luxemburgo. El caso de Cataluña es algo diferente, porque la región tiene una base económica más sólida, aunque es un error pensar que vaya a tener más peso como nación independiente. Todo esto es posible de imaginar pero creo que es imposible en la práctica-, insistió.
Raymond Carr dijo que compartía «los temores del PP» sobre la negociación con ETA que ha impulsado José Luis Rodríguez Zapatero, ya que «para negociar hay que dejar primero las armas», pues en estos casos las palabras no son suficientes, aunque, eso sí, le desea suerte al presidente del Gobierno en «esa pequeña ventana abierta para solucionar uno de los mayores problemas de las últimas décadas en España».
La rueda de prensa abordó algunos otros temas como, por ejemplo, el del futuro de las Monarquías española y británica. «La continuidad de la Monarquía en España está asegurada -afirmó- por la legitimidad política que el Rey se ganó durante la Transición», pero la Corona británica «está en un momento de deslegitimación por todos los sucesos ocurridos últimamente». En otro orden de cosas, el historiador británico lamentó la «falta de interés académico que ustedes tienen en la Historia de Inglaterra», un desinterés que no es recíproco, porque en el suyo hay muchos universitarios especializados en la española.
Juan Pablo Fusi hizo una minuciosa presentación de la obra y señaló que, a lo largo de sus novecientas páginas, Raymond Carr se revela «como el gran intelectual e historiador que es», lo que sumado al mundo personal que emerge del libro, lo convierte en una auténca «autobiografía intelectual»
También Varela Ortega y Sánchez Lambas describieron, cada uno en su turno, el contenido de «El rostro cambiante de Clío». El libro está dividido en tres bloques: 76 ensayos y reseñas sobre España, 59 sobre Gran Bretaña y 81 de Historia en general. Los temas tratados fueron perfilaron subdivisiones y, dentro de éstas, se aplicó un criterio temático-cronológico para su ordenación. Por último, los presentadores destacaron que aporta una perspectiva desconocida para el lector español de la sociedad tradicional del campo inglés y su evolución, así como reflexiones sobre la Historia y los historiadores, Oxford y la religión, entre otros temas.
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