Muere Carmen Ordóñez
Carmina Ordóñez falleció ayer en su domicilio de Madrid a los 49 años. La asistenta la encontró tendida en la bañera, con un golpe en la cabeza. Hoy será incinerada en Tres Cantos

Como tantas veces en su vida, Carmen Ordóñez ocupa hoy de nuevo todas las portadas. Tristemente, el motivo es bien diferente a los que la llevaron a ganarse el título de ser «la divina» del corazón. La hija del mítico torero Antonio Ordóñez fue hallada ayer muerta en su domicilio de Madrid. Tenía 49 años. Luisa, su asistenta, fue quien la encontró, a las 12,23 horas del mediodía, tendida en la bañera, boca arriba, con un fuerte golpe en la cabeza y una esponja en la mano. Pese a que la joven, de origen suramericano, llamó inmediatamente a los servicios de emergencia, cuando una unidad del SUMMA llegó a casa de Carmen Ordóñez, situada en el número 8 de la calle Esteban Palacios, los sanitarios no pudieron hacer nada por reanimarla.
Las causas de la muerte no se conocerán hasta que se haga público el resultado de la autopsia. El Grupo de Homicidios se trasladó hasta el inmueble para investigar el suceso que, según los primeros indicios, pudo ser accidental, ya que descartó que se tratara de una muerte violenta. La Policía baraja la posibilidad de que Carmina (como era popularmente conocida, a su pesar) resbalara cuando se disponía a ducharse, motivo por el que probablemente presentaba un fuerte impacto en la cabeza. Ayer también se especulaba con la posibilidad de que la madre de Francisco Rivera Ordóñez hubiera sufrido un infarto cerebral, lo que le habría provocado el desvanecimiento.
El forense de guardia llevará a cabo hoy, a las nueve de la mañana, la autopsia al cuerpo de Carmina Ordóñez, según anunció ayer Carmen Baladía, directora del Instituto Anatómico Forense de Madrid, donde fueron trasladados sus restos mortales hacia las tres y media de la tarde. Una vez concluido el examen del forense, su cuerpo será incinerado hoy entre las dos y las tres de la tarde en el Tanatorio de La Paz, en el municipio madrileño de Tres Cantos. Allí acudirán los familiares de Carmen y numerosos allegados, como Kiko Rivera, hijo de Isabel Pantoja, que quiere acompañar a sus hermanos en este trance.
La inesperada noticia causó ayer estupor y asombro en toda España, tanto entre sus allegados, como entre los que no la conocían personalmente. Una hora después de conocerse el suceso, los aledaños del domicilio de Carmina eran ya un hervidero. Un centenar de periodistas y numerosos curiosos eran testigos de las idas y venidas de la Policía, y de la llegada de los primeros familiares y amigos a casa de Carmen, situada en una urbanización cerrada, con cuatro entradas de acceso restringido. La hermana de Carmen, Belén Ordóñez, fue de las primeras en llegar junto a su hija Belén, aunque lo hizo por la puerta de atrás para evitar el acoso de la Prensa. En el interior ya se encontraban Kiko Matamoros, amigo y ex representante de la fallecida, con su mujer, Makoke; la bailaora Pastora Vega, muy afectada ya que además de vecina era amiga de Carmina, y otros familiares, como su prima Lydia Dominguín.
Los tres hijos de Carmina, Francisco y Cayetano (fruto de su matrimonio con el torero Francisco Rivera «Paquirri»), y Julián (nacido de su unión con Julián Contreras) se encontraban fuera de Madrid cuando se produjo la trágica noticia. A las dos menos diez del mediodía, Cayetano Rivera Ordóñez, que se hallaba en el campo, llegó al domicilio de su madre al volante de un Volvo en el que iba acompañado por Pati Dominguín, prima de Carmina, -que, rota por el dolor, se derrumbó una vez dentro de la finca-, y su marido, el diestro Curro Vázquez. Francisco Rivera Ordóñez, que ayer tenía previsto torear en La Línea de la Concepción (Cádiz), estaba en la residencia que Cary Lapique y Carlos Goyanes tienen en Marbella y llegó por la tarde, vía AVE, a Madrid. Igualmente, Julián Contreras y su padre, que se encontraban disfrutando de unas vacaciones en la playa de La Antilla (Huelva), regresaron a la capital a media tarde de ayer. Según revelaron algunos vecinos, tanto Julián padre, con el que Carmina mantenía una excelente relación a pesar de que se separaron en 1996, como su hijo frecuentaban bastante la urbanización donde Carmina residía en un piso alquilado, ya que ellos viven muy cerca, en la calle Machaquito.
Algunos vecinos de la zona no daban crédito ayer a la noticia. María Jesús Langreo y Juan Carlos Aguilera, que regentan un quiosco de prensa en la cercana calle de Machupichu, resaltaban la amabilidad y educación de la que fuera la primera esposa de Paquirri cuando se acercaba cada jueves a comprar las revistas del corazón, aunque, añadieron «hacía varios meses que no la veíamos». María, una joven de 28 años que reside en la misma finca donde vivía Carmina, sin embargo, aseguró que se esperaba un desenlace como éste para la madre de Francisco Rivera. «Últimamente la veía muy desmejorada. No me ha sorprendido la noticia».
Después de una intensa vida y tres matrimonios fracasados, Carmina Ordóñez vivía actualmente uno de sus momentos más dulces. A pesar de que había confesado públicamente su adicción a los somníferos desde la muerte de su madre y había estado ingresada en varias ocasiones por problemas mentales y en clínicas de desintoxicación -la última vez en enero pasado-, la «divina» parecía estar muy recuperada de sus males psicológicos. Últimamente tenía que someterse a tres revisiones médicas semanales para estar controlada, aunque hacía un mes que faltaba a estos exámenes.
Carmen acababa de regresar de pasar unos días de descanso en Tánger, donde tenía una casa, y se había incorporado a sus labores de comentarista en el espacio de Telecinco «A tu lado». Fue precisamente en ese programa, donde la hija de Antonio Ordóñez hizo su última aparición pública anteayer y donde ayer mismo tenía previsto acudir de nuevo. Álvaro García Pelayo, su último representante, fue una de las últimas personas que habló con Carmen la noche antes de su muerte. «No me lo puedo creer, anoche estaba fenomenal», comentaba ayer con el gesto sombrío. Y eso que horas antes había recibido en el plató del espacio que presenta Emma García, la noticia de que la relación de su hijo Francisco y Eugenia Martínez de Irujo era irrecuperable. Le anunciaron que la duquesa de Montoro podría haber entablado una relación con un alto cargo de Porcelanosa. Lejos de mostrar sorpresa o disgusto, sonriente, Carmina no quiso dar crédito a esos rumores, similares a los que tantas veces han salpicado las vidas de sus hijos y la suya propia, tantas veces aireada en las portadas de las revistas. Hoy, muy a su pesar, vuelve a ocupar titulares de primera plana.
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