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Un libro reúne por primera vez todos los azulejos catalanes de la historia

Testimonio de la vida catalana, el azulejo de artes y oficios queda en los museos y las colecciones catalanas, pero también ahora entre las páginas de un volumen largamente esperado.

BARCELONA. La «rajola», el azulejo catalán, ha tenido la suerte de contar con cuatro expertos entusiastas que han dedicado siete años a la labor de catalogación de esta pieza, en la que se une un importante testimonio de la historia y la vida popular catalan y al mismo tiempo es manifestación artística.

Surgió como obra específica catalana en el siglo XVII y desde entonces comenzó a ornamentar la «casa pairal» de las familias -rurales y urbanas- más acomodadas. Un siglo después, con la industrialización, el proceso facilitó que se divulgara y comenzó a ser un elemento propio de la construcción doméstica.

Gracias a la preocupación de colecciones y museos públicos o privados, hoy pueden encontrarse hasta 15.000 cerámicas de este tipo y, de entre ellas, los cuatro expertos han catalogado hasta 2.586 tipos diferentes. Son Albert Telese, Miquel Salomó, Miquel Farrés y Manel Sánchez, quienes finalmente han publicado un volumen que podría considerarse una ampliación y actualización del papel que en su día hizo Joan Amades en su interés por recoger todos los elementos de cultura popular catalana.

Para quien a partir de ahora quiera entrar en el mundo de la «rajola», es imprescindible acudir a este libro que, en opinión de Sánchez, «muestra que la «rajola catalana», sin exagerar, es la mejor del mundo», lo que apoya en tres razones: «su belleza estética, su policromía y su innovación ya que aporta iconografía distinta y elementos para los estudiosos de la etnografía.

Cazadores del siglo XVII, los gigantes y los animales fantásticos que siguen la procesión del Corpus, los barcos ante el castillo de Montjuïc, los oficios artesanales, el proceso del vino o los diferentes peces de la costa catalana son algunos de los motivos que las familias decidían incorporar a su hogar, en torno a la chimenea, la fuente, el dintel de la puerta o la pared del comedor. Son las fotografías de la época, dice este investigador que ha visto publicado su sueño compartido con dos médicos (Telese y Salomó) y un geólogo y fotohistoriador (Farrés).

Falsificaciones

Son, en efecto, imágenes que dan idea de la vida de los gremios o las artes de la pesca en siglos pasados. Pero estos apasionados del azulejo catalán han ido más allá e incluyen capítulos como el dedicado a las falsificaciones, que servirá de orientación, o trabajos más «recientes» como la serie humorística «Pèl i Ploma» de Ramon Casas sobre oficios hecha en 1902 y en la que aparecen un hombre pesándose en una báscula, el pianista de manubrio, el cajero de banca o la telefonista.

Localizar las 15.000 «rajoles» ha conducido a los autores de este exhaustivo catálogo a lugares tan dispares e interesantes como el castillo de Montsonís, las salas de cerámica del Victoria & Albert Museum de Londres o la clausura de las Clarisas de Mallorca. La mitad de las imágenes que ofrece el volumen son inéditas y muchas de ellas pertenecen a colecciones privadas.

Pero Sánchez explica que «por suerte, quien quiera conocer este tipo de obra en cerámica dispone de importantes fondos abiertos al público». Son, en primer lugar, el Museo de Cerámica de Pedralbes, «una joya que se valora muy poco incluso desde el propio Ayuntamiento de Barcelona», dice.

Además de este centro, puede visitarse el Museo de Historia de la Ciudad, el Museo Vicenç Ros de Martorell o el de Vilafranca (que en su día se nutrió de la colección Bonet). El Cau Ferrat de Sitges es todo un ejemplo de cómo valoraron este «arte menor» Santiago Rusiñol y el grupo de modernistas que a finales del siglo XIX recorrieron España valorando todo tipo de utensilios y objetos que hoy son joyas de anticuario.

El Museu Deu de El Vendrell, el Víctor Balaguer de Vilanova i La Geltrú, la Fundación La Fontana de Rupit... Al elenco se suman unas sesenta colecciones particulares de las que, entre otros rasgos comunes, Sánchez destaca el entusiasmo de sus propietarios por aportar todos sus conocimientos a la edición de un libro que puede servir para que otros se animen a hacer lo mismo: «Ojalá haya quien se anime a publicar el catálogo de cerámicas como la de Manises o Talavera, que no disponen todavía de un estudio de este tipo».

«Les rajoles catalanes d´arts i oficis. Catàleg General (1630-1850)» ha visto la luz gracias a la autoedición de un volumen que se ha visto apoyada por cuatro anticuarios en calidad de mecenas. Ya se ha presentado en Barcelona y contará con un acto público en el Senado, en Madrid, la segunda quincena de diciembre. Su edición -casi artesanal y de bibliófilo- alcanza los 1.000 ejemplares y puede encontrarse únicamente en los Happy Books, además de la librería La Formiga d´Or (Barcelona) y la librería Gaudí (Madrid) o por correo electrónico, a través de sanma@arrakis.es.

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