Alejandría, 555.555 volúmenes
PAULA ROSAS CORRESPONSALALEJANDRÍA. Hace unos dos mil años albergó más de 750.000 manuscritos, aunque ayer colocó en sus estanterías el tomo 555.555, «Elementos», de Euclides. Desde que Ptolomeo I
Hace unos dos mil años albergó más de 750.000 manuscritos, aunque ayer colocó en sus estanterías el tomo 555.555, «Elementos», de Euclides. Desde que Ptolomeo I ordenó su creación en el siglo III a.C., hasta su destrucción, pasto de las llamas, varios siglos después, la Biblioteca de Alejandría ha sobrevivido en el imaginario colectivo como un testigo de la sabiduría humana universal. La nueva biblioteca, bautizada como «Bibliotheca Alexandrina», cumple hoy cinco años con la quimera de llenar el vacío que dejó su mítica predecesora, esta vez en la era digital.
Bajo el impresionante tejado inclinado de la biblioteca, la luz entra por unas ventanas en forma de ojos. Unas pantallas protectoras hacen de pestañas. La sala de lectura, que ocupa siete pisos organizados en terrazas puede albergar a más de 2.000 lectores, aunque la mayor parte de las mesas están vacían. Un centenar de personas pululan curiosas entre sus pasillos. La mayoría son turistas que, tras visitar las exposiciones permanentes de la biblioteca y la tienda de recuerdos, vuelven a sus autobuses para proseguir con su maratoniana visita a Alejandría.
La Bibliotheca, que se ha convertido en uno de los principales enclaves turísticos de esta ciudad costera, tuvo el año pasado más de un millón de visitantes, según explica el director general del centro, Ismail Serageldin. Sin embargo, el sueño de este bibliotecario pasa por crear un gran centro virtual, en el que los libros, digitalizados y guardados en diversos servidores, sean accesibles a todo el mundo y, no menos importante, eviten correr la misma suerte que las obras de la antigua biblioteca. Lo han llamado «El proyecto del millón de libros».
El centro, construido muy cerca del lugar donde se cree que se alzaba su predecesora, nació con el espíritu de ser «una ventana de Egipto al mundo y del mundo a Egipto», según palabras de su director. Financiada de forma independiente, la Bibliotheca tiene espacio para albergar ocho millones de volúmenes, aunque sus fondos sólo ocupan aún una pequeña parte de la capacidad total. Se estima que al ritmo al que se van llenando las estanterías harán falta otros 80 años para completar la colección.
Muy lejos quedan los métodos poco ortodoxos de adquisición de obras de la antigua biblioteca. Se cuenta que Ptolomeo III, en el siglo III a.C., pidió prestados varios libros de Esquilo, Sófocles y Eurípides a las autoridades atenienses a cambio de plata. El Rey los devolvió, pero se quedó con los originales, mandando a Atenas copias exactas de las obras. Ptolomeo III bien pudo ser el primer promotor de la piratería cultural, pero hoy los fondos de la biblioteca se adquieren principalmente de donaciones de gobiernos e instituciones públicas y privadas.
La Bibliotheca se ha propuesto ser un centro internacional de excelencia en todos los campos del saber humano, desde la ciencia hasta la filosofía o la caligrafía. Sin embargo, no son pocas las voces que consideran que el gran sueño de la Bibliotheca se ha quedado, por ahora, en una bonita idea.
«Turismo y cultura están irremediablemente ligados en este país y, por desgracia, ser un centro turístico no es el objetivo de la Bibliotheca», explica el escritor egipcio Alaa Al Aswany. El literato considera que la idea de resucitar el gran centro del saber en Egipto «es estupenda, ya que Alejandría tuvo un papel muy positivo en la cultura mediterránea»» pero opina que la nueva institución está demasiado ligada al gobierno egipcio, como para ser un centro verdaderamente independiente. «Su financiación será independiente, pero la Bibliotheca se ha utilizado para promover algunas de las tesis del gobierno de Mubarak», señala el escritor.
Aunque la mayoría de las críticas se encamina al excesivo énfasis que la nueva Bibliotheca ha puesto en el valor arquitectónico del edificio, en detrimento de su gestión cultural. «Nos han explicado todo sobre el edificio, que realmente es espectacular, pero no nos han dicho demasiado sobre los proyectos que la biblioteca está llevando a cabo», explica Álex Garran, un turista australiano, tras visitar el centro.
La historia de la nueva biblioteca se remonta al año 1974. Convencida por el Gobierno egipcio, en 1988 la Unesco convocó un concurso arquitectónico para dotar a la nueva institución de un edificio emblemático. Ganó el estudio noruego «Snohetta», que creó un edificio de proporciones faraónicas, con una sala de lectura de 11.000 metros cuadrados. En el exterior, una pared curva de granito procedente de las canteras de Asuan alberga inscripciones en 120 escrituras diferentes. El proyecto costó más de 220 millones de dólares.
Hoy cumple cinco años con el objetivo alcanzado de convertirse en un lugar emblemático para los visitantes de Alejandría. Sólo falta que los libros empiecen a salir de las estanterías.
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