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Esperanza Aguirre desata una tormenta en el PP al oponerse al recurso contra las bodas gays

El líder del PP defiende que la decisión de ir al Constitucional la tomó hace tiempo y es «consecuencia» lógica de la oposición de su partido al término matrimonio

EFE El responsable del colectivo gay del PP (i) inició ayer los trámites para casarse

CRISTINA DE LA HOZ

MADRID. Esperanza Aguirre dijo ayer en voz alta («que no se tendría que haber presentado el recurso contra los matrimonios gays») lo que piensan muchos dirigentes de su partido mientras que su jefe de filas, Mariano Rajoy, salió al quite para zanjar una polémica más que previsible y que iba estallando las «costuras» populares. El caso es que el anunciado recurso ante el Tribunal Constitucional contra el matrimonio homosexual hizo aflorar de nuevo las distintas «sensibilidades» internas en el PP, esta vez de la mano de una de sus dirigentes más significativas, hasta el punto de que Rajoy hubo de tomar cartas en el asunto.

Lo primero que hizo fue hablar con Aguirre por teléfono, quien, por su parte, le reiteró sus argumentos aunque no volvió a hablar más del tema, al menos, públicamente. A continuación encargó a su secretario ejecutivo de Justicia, Seguridad y Libertades, Ignacio Astarloa, que solemnizara el anuncio de la presentación del recurso de inconstitucionalidad. Finalmente, decidió salir él mismo a la palestra para anunciar que «me cueste lo que me cueste, tengo que colocar la ley por encima de la oportunidad política. Entre la ley y la oportunidad política, siempre estaré con la ley y, si me equivoco, lo siento», manifestó.

Rajoy compareció ante los periodistas en el Congreso para explicar y justificar la decisión de ir al TC. Afirmó que actuaba espoleado «por el sentir de muchos ciudadanos españoles» y defendió la coherencia de un proceder por el que se opusieron siempre a denominar matrimonio a las uniones homosexuales, pero no a que éstas se equipararan en derechos al resto de las parejas. Apeló en este sentido a que la reforma legal promovida por el Gobierno socialista «afecta a nuestra propia legalidad, al ordenamiento jurídico y es contraria a la Constitución».

Pero tras estas afirmaciones quedaban muchos interrogantes por el camino. «¿Qué opina de las palabras de Esperanza Aguirre?», le preguntaron. «Que estoy de acuerdo con ella en que la reforma es inconstitucional», respondió esquivo. «¿Ha tenido en cuenta también el sentir de dirigentes de su partido?». En este punto Rajoy explicó que la postura del PP sobre el matrimonio homosexual «lo hemos hablado en el comité de dirección y en el Grupo Parlamentario» y que «interponer el recurso es una consecuencia» de esa postura. «¿Qué opina de que Gallardón esté dispuesto a casar parejas homosexuales?» « Estamos hablando del recurso. Ese es otro asunto, lo que es ley es ley», señaló. Pero lo más importante vino cuando aseguró que ningún dirigente le había transmitido su desacuerdo con el recurso «que yo recuerde».

«Ataque» contra los homosexuales

La polémica la desató bien de mañana Aguirre cuando en una entrevista en TVE rechazó la presentación de dicho recurso apelando a «razones de oportunidad política» al tiempo que admitía, sin embargo, que el matrimonio homosexual tenia visos de inconstitucionalidad. La presidenta de la Comunidad de Madrid se explayó a la hora de explicar su razonamiento: «Esto no se va a interpretar como una cuestión de juridicidad o constitucionalidad, sino como un ataque o un colocarse frente a las personas con una orientación sexual determinada y me parece que eso no es bueno para nosotros». No paró ahí. «Socialmente no se va a entender como una cuestión de constitucionalidad sino como un ataque a los homosexuales. Y como presidenta de una Comunidad como Madrid, soy presidenta también de los homosexuales y defiendo los derechos individuales de todos». No fue algo improvisado, producto de una pregunta inesperada. Aguirre sabía que esa sería una de las primeras cuestiones que le formularían y la llevaba muy meditada, pero sus palabras cayeron como una bomba de relojería en la sede de la calle Génova, donde a muchos se les atragantó el desayuno.

Fueron varias las consecuencias inmediatas de sus declaraciones. A sus tesis se sumó el alcalde de Vitoria y presidente del PP de Álava, Alfonso Alonso, que ya ha demostrado en anteriores ocasiones tener ideas propias en asuntos de este calado. «Yo creo que (el recurso) es congruente con la postura que ha defendido mi partido, pero que yo no la comparto. Es evidente -prosiguió- que no tendría ningún sentido descasar a los que ya están casados, por lo tanto, a mí me parece que sería mejor no mover estas cosas».

La «boda» de Gallardón

A Alfonso Alonso le siguieron el responsable del colectivo de gays y lesbianas del PP, Javier Gómez, que ayer mismo acudió al registro civil de Madrid junto a su pareja para iniciar los trámites de matrimonio y que dijo sentirse «decepcionado» por la presentación del recurso, pero «contento» porque, por lo visto, el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón se ha comprometido a casarles. Precisamente, el alcalde optó por quedarse al margen de la polémica, aunque a nadie se le escapa que forma parte del amplísimo grupo de dirigentes populares que hubiera preferido mantenerse lejos de las puertas del Tribunal Constitucional.

Más tarde también salió en defensa de Esperanza Aguirre el portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid, Juan Soler, que llegó a comentar que la presidenta del Ejecutivo regional no hacía más que de portavoz de una postura «mayoritaria» entre los populares madrileños.

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