Israel declara patrimonio nacional la tumba de Raquel y la de los patriarcas

El Ejército israelí controla con puño de hierro quién entra y quién sale de la tumba de los Patriarcas, donde descansa Abraham, en el corazón de la ciudad palestina de Hebrón. También administra el acceso a la tumba de Raquel, esposa de Jacob, enclavada en territorio ocupado de Cisjordania a la entrada de Belén. Pero ambos sitios, sometidos de «facto» a la autoridad de Israel, pasarán además, muy pronto, a engrosar la lista oficial del «patrimonio histórico» de ese Estado.
El anuncio lo realizaba ayer a su gabinete el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien avanzó que los dos lugares se incluirán en el plan de conservación dotado con 400 millones de shekels (78 millones de euros) que su gobierno gastará en mejorar hasta 150 emplazamientos «arqueológicos y de la herencia sionista». «Nuestra existencia aquí depende no sólo del Ejército -dijo-, depende también de nuestra habilidad para justificar nuestra conexión a la tierra».
El partido ultraortodoxo Shas, pilar del Ejecutivo de Netanyahu e impulsor de la media, así como los colonos -que defienden en el centro de Hebrón el único asentamiento urbano de la ocupación-, se apresuraron a aplaudir la decisión. Desde la Autoridad Nacional Palestina llegó la condena ante una nueva «violación de la legislación internacional» y una muestra más del afán de Israel por judaizar lugares que pertenecen a los palestinos.
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