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El jesuita Martínez Camino, consagrado obispo en una multitudinaria ceremonia

Un prolongado aplauso, con más de tres mil fieles puestos en pie, rubricó la consagración episcopal de Juan Antonio Martínez Camino, quien ayer se convirtió en el primer jesuita español nombrado

Un prolongado aplauso, con más de tres mil fieles puestos en pie, rubricó la consagración episcopal de Juan Antonio Martínez Camino, quien ayer se convirtió en el primer jesuita español nombrado obispo en nuestro país. Casi medio milenio después de que San Ignacio de Loyola creara la Compañía de Jesús, Benedicto XVI rompió con una tradición no escrita que designaba al actual secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal obispo auxiliar de Madrid.

La Catedral de La Almudena fue testigo de una multitudinaria ceremonia, en la que no faltó prácticamente nadie. Setenta obispos españoles, así como representantes de la Compañía de Jesús. A la misma hora en que el cardenal Rouco llevaba a cabo el rito de consagración de Martínez Camino, los jesuitas elegían a otro español, Adolfo Nicolás, nuevo prepósito general de la mayor congregación religiosa masculina en la Iglesia católica. Prelados de toda Europa, el Cabildo catedralicio en pleno y sacerdotes de Madrid y Asturias también acompañaron al nuevo obispo auxiliar. En total, más de 200 concelebrantes en el altar mayor de La Almudena.

Amplia representación

La ceremonia fue presidida por el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, quien estuvo asistido por los cardenales de Sevilla (Carlos Amigo), Toledo (Antonio Cañizares) y Valencia (Agustín García-Gasco); el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, y el Nuncio de Su Santidad, Manuel Monteiro de Castro.

En representación del Gobierno, asistieron la directora general de Asuntos Religiosos del Ministerio de Justicia, Mercedes Rico. También estuvieron presentes el diputado del PP, Jorge Fernández Díaz; el senador por Asturias, Ovidio Sánchez Díaz; el presidente emérito del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga; el ex ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, y Juan José Corrales, alcalde de Pola de Siero, municipio al que pertenece el pueblo de Martínez Camino, Marcenado-Siero.

En su homilía, el cardenal Rouco aseguró que «la soledad radical», que calificó como «el mal típico de la sociedad de nuestro tiempo», está «en la raíz de las crisis y rupturas matrimoniales y familiares». El purpurado estuvo muy cariñoso con su nuevo obispo auxiliar, a quien agradeció su compromiso sacerdocio y en la Compañía de Jesús. Al tiempo, recordó el martirio de uno de sus familiares, sacerdote, cuyo ejemplo sirvió, en buena medida, para que Camino optara por la vocación sacerdotal.

Para Rouco, en la actualidad «no hay poder humano que pueda llenar el vacío de Dios en la conciencia de las personas y consiguientemente, tampoco, en el corazón y el interior de la sociedad», ya que «sólo Dios puede curar esa soledad».

Frente a esta situación, en la que «vendrán tiempos en que la gente no soportará la doctrina sana», el cardenal destacó que la misión del obispo es la de «proclamar» a Dios «insistiendo a tiempo y a destiempo, reprendiendo, reprochando y exhortando con toda paciencia».

Tras la lectura del Evangelio, Joaquín Martín Abad y el párroco de Santa Cruz de Marcenado, Aurelio Viña, solicitaron al cardenal Rouco la consagración de Juan Antonio Martínez Camino como obispo auxiliar de Madrid, leyendo en latín el nombramiento de Benedicto XVI.

Una vez finalizado el rito, y antes de dirigirse a la multitud, el ya obispo auxiliar de Madrid recorrió la catedral, acompañado por el arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, y el obispo de Córdoba y antecesor suyo en la Secretaría General del Episcopado, Juan José Asenjo. En sus primeras palabras como prelado, Martínez Camino destacó la «presencia abrumadora» de obispos en el templo, agradeciéndoles haber sido «un ejemplo de comunión».

«Los obispos, además de pastores de la Iglesia, son muy buenas personas», apuntó Camino entre risas. El nuevo auxiliar de Madrid tuvo palabras especiales para el cardenal Rouco, con quien aseguró que «colaboraré de muy buena gana y con mucho gusto».

El lema elegido por Martínez Camino para misión episcopal es «A tu nombre», y ha sido tomado del salmo 113. En palabras del nuevo prelado, quiere significar que «el ministerio episcopal es, ante todo, un servicio específico al Dios vivo y verdadero». Un ejercicio que «sólo lo ejerce quien se aleja diariamente de los falsos dioses que, bajo diversas imágenes, pretenden reducir al bautizado a la servidumbre de la mera eficacia humana, del poder y del honor del mundo».

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