2-3: Valerón y Makaay destrozan al Bayern

De Roma a Múnich. Otro estadio Olímpico patas arriba. El Deportivo continúa alimentando su gigantismo lejos de Riazor. Ya había quemado el Camp Nou en Liga, el Bernabéu con el centenariazo en la final de Copa, «Old Trafford» y «Highbury» en la «Champions»... y ayer se cenó al Bayern en su inaccesible feudo.
Lo que nunca había logrado ningún equipo español, Todo gracias a la funcionalidad de un colectivo tácticamente ordenado, disciplinado, agresivo... y dos individualidades que marcan la diferencia, incluso a estos niveles de pura elite. Makaay se llevó los fogonazos de la fama por su triple realizadora, pero en la misma foto tiene que salir por obligación Valerón. Suyos fueron los pases directos del primero y del tercero, pero también la apertura a la banda en el segundo, acción que desarmó la defensa de los alemanes, Héctor con un centro preciso, hizo el resto.
Ayer se llegó a la conclusión de que no es cuestión de una sociedad aislada. No es que Valerón se entendiera especialmente con Tristán, es que Valerón hace máximo goleador a cualquier delantero medianamente certero e inteligente que se le ponga por delante. ¡Qué maestría! ¡Qué forma de dejar a un compañero sólo ante el portero...! ¡Y qué sangre fría la de Makaay para superar al mejor portero del mundo! Kahn tendrá pesadillas. Como las tuvo con Ronaldo después del Mundial.
Gran primera parte del Deportivo. Perfecto atrás con Naybet de caudillo. Agresivo en la zona ancha hasta el punto de empequeñecer al mismísimo Ballack y demoledor arriba con las contras montadas en torno a Valerón. Irse con dos goles de ventaja al descanso en Múnich es una proeza, porque hasta Irureta sabía que el Bayern tendría su cuarto de hora de gracia, esos quince-veinte minutos en los que los alemanes te dan la vuelta a cualquier partido con sus furibundas acometidas.
Y así fue. A la vuelta del descanso, en siete minutos, zas y zas. Salihamidzic y Elber. Como para temer lo peor porque quedaba casi media hora, pero Irureta demostró ser un hombre de recursos. Primero Capdevila para frenar al tándem Hargreaves-Salihadmizic, que hacía destrozos por la derecha, y después Acuña para recuperar el balón. El arma con la que en el primer tiempo había golpeado al Bayern. El paraguayo puso calma donde había precipitación y Valerón le dijo a Makaay, toma remacha la hazaña. Y la remachó.
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