Giner calienta la manifestación contra la AVL y vuelve a desafiar a Camps y al PP

19/02/2005 a las 02:48h.

VALENCIA. El presidente de la Diputación de Valencia, Fernando Giner, volvió ayer a prender la polémica en torno al dictamen de la Academia pocas horas después de que el presidente Camps le ordenara expresamente (las noche del jueves) «máxima prudencia» para no avivar un frente que genera conflicto social, que alienta la fuga de votos regionalistas y que el propio presidente de la Generalitat dio por «zanjado» durante su comparecencia de la mañana en Cortes.

El presidente de la Diputación poco menos que acusó a la dirección actual del PP de «pancatalanista», se declaró «insumiso» -respecto de ciertas directrices del partido- y «secesionista» en lo que refiere al conflicto lingüístico. La «prudencia» con que replicó el Consell y el silencio de la secretaria general del PP, Adela Pedrosa, se antojan sintomáticos. A última hora, el presidenet dela Generalitat aprovechó el mitin de cierre de campaña por le referéndum de la Constitución Europea para advertir de «que no se dejen engañar porque el PP es el partido más españolista y más valencianista».

Giner prepara su trasbordo

El envite de Giner viene a nutrir de «razones» la manifestación convocada al mediodía de hoy a las puertas mismas del Palau de la Generalitat por Coalición Valenciana para exigir la disolución de la AVL. Más aún, por su «oportunidad» y por la virulencia de las declaraciones puede interpretarse como un guiño inequívoco al partido que lidera Juan García Sentandreu y como un desafío directo a Camps y a la dirección actual del PP. Ambos extremos, gesto y reto, se revelan como cara y cruz de una estrategia muy calculada -y con derivaciones e implicaciones muy singulares- tendente a provocar una decisión sumarísima por parte del jefe del Consell que, en última instancia, legitimaría el trasbordo de Giner y abocaría un pequeños cisma en el PP.

Los tiempos, el currículum político (y orgánico) del presidente de la Diputación de Valencia y su precaria situación dentro de la institución son los nudos de la madeja. Giner, ex unionista reconvertido por la mano de Zaplana, permanece como presidente de la Diputación pese a la mayoría de sus diputados y pese a los anhelos confesos del actual presidente del PP en la provincia, Alfonso Rus. Su virulencia «valencianista» fisuró el discurso del Consell la noche del 9 de febrero, pocas horas después de que la AVL diera a conocer su dictamen sobre la lengua. En este dictamen, los académicos se comprometían a proteger la especificidad del valenciano pero asumían el consenso científico en torno a la unidad de la lengua. Giner hizo entonces un llamamiento a la movilización ciudadana contra la AVL que dificultaba el difícil equilibrio de un Consell impelido a salvaguardar la Academia y pasar de puntillas por un dictamen «incómodo».

Camps lo llamó a capítulo al día siguiente, entre las 17 y las 19 horas, para exhortarle prudencia para no reabrir el conflicto lingüístico. A principios de esta semana, en el transcurso de un encuentro privado, el propio Giner se comprometió con el presidente provincial del partido, Alfonso Rus, a no «dar cancha» a la manifestación de hoy. Y el jueves por la noche fue de nuevo el presidente quien le exigió el máximo tacto. El hecho de que Giner quebrara ambos compromisos vía comunicado (también leído a las radios) añade animosidad al órdago.

En palabras del presidente de la Diputación, «nunca nada ni nadie hará que yo, lo mismo que mucha gente, renunciemos o abjuremos de los signos de identidad». Giner acusa directamente a «una minoría de dentro del PP que quiere controlar el partido y que violenta sus programas electorales» de tener «veleidades catalanistas» y de pretender que «la mayoría de los militantes y del pueblo valenciano renuncie y asuma una ideología pancatalanista y de izquierdas». También se declaró «insumiso» -en lo que refiere a la disciplina de partido, se entiende- y «secesionista».

Prudencia del Consell

Las invectivas de Giner parecen, además, un mensaje de réplica al conseller portavoz del Consell, Esteban González Pons, quien en la rueda de prensa de hace una semana recordó al presidente de la Diputación de Valencia que el PP es «un partido de centro» y que «hay que evitar el ascenso de la extrema derecha», un modo de vincular la forzada furibundia valencianista del presidente de la Diputación con la órbita del radicalismo. Cabe apuntar que España 2000 se ha adherido a la manifestación de Sentandreu y que en su página web hay un enlace directo a la web de Coalición Valenciana. Más aún, los forzudos de seguridad de España 2000 velaron por el orden en la manifestación multitudinaria que en noviembre pasado sirvió a Sentandreu para «presentarse en sociedad».

La contención o prudencia o pretendida indiferencia con que desde el PP (Adela Pedrosa no quiso hacer declaraciones) y desde el Consell se ha gestionado la última andanada de Giner es elocuente. «Sería tremendo que al Consell le preocupara que haya diversas opiniones respecto a los asuntos», eludió ayer Esteban González Pons.

El portavoz se limitó a porfiar la valencianía del Consell y del PP, un partido «valencianista hasta las cachas» -enfatizó- y a tachar de «delirio» y de «irrisorio» no ya las declaraciones de Giner, sino «que se pueda pensar que hay un sector catalanista dentro del PP». Más allá de lo irrisorio o ridículo de algunos pensamientos, del comedimiento del conseller portavoz se puede colegir que el PP afronta una vía de agua importante en la Corporación provincial de Valencia.

Por lo que refiere a las consecuencias que toda esta polémica en la AVL, de momento su inclusión en el nuevo Estatuto de Autonomía está en el aire. El Consell no sabe, no contesta, mientras no se pronuncie primero la ponencia parlamentaria, una ponderación que da al traste con uno de los muchos argumentos hartamente esgrimidos por el Consell y por todos los partidos a la hora de justificar la necesidad de acometer la reforma de la Carta.