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¿Qué esconden las cornisas de Madrid?

Les propongo un singular paseo por la ciudad. Pero en esta ocasión sin forzar nuestros pies, sino el cuello. Miraremos al cielo, y en este recorrido urbano fijaremos con nuestros ojos las siluetas de

Les propongo un singular paseo por la ciudad. Pero en esta ocasión sin forzar nuestros pies, sino el cuello. Miraremos al cielo, y en este recorrido urbano fijaremos con nuestros ojos las siluetas de bellos edificios, en concreto, sus tejados y cornisas. ¿Creen que sólo encontraremos cemento y tejas? Seguro que nos llevamos más de una sorpresa. Comencemos el recorrido que nos llevará por glorias y pegasos, ménsulas convertidas en leones, elefantes o serpientes, ninfas sonrientes, amenazantes quimeras...

De un mágico salto nos situamos en la plaza Mayor. Tras admirar las espectaculares pinturas que adornan la fachada de la famosa Casa de la Panadería cruzamos a la calle Mayor bajo la atenta mirada de las representaciones de Cibeles, Proserpina, Baco y Cupido. Sobre el suelo que antaño acogió la mezquita construida en tiempos de Abderramán III comenzaremos un paseo que nos hará topar con más de una mitología aérea.

Y es que podremos admirar águilas desplegando sus alas (antigua Casa Ruiz de Velasco, en el número 5 de la calle Mayor), ninfas y leones (en el edificio de la antigua Compañía Colonial, en el número 16) y hasta seres monstruosos que amenazan al despreocupado paseante (Mayor, 23 y 25). Y si nos desviamos hacia la cercana calle de Bailén, antaño rodeada por la muralla árabe, veremos serpientes reptando por la fachada de la Antigua Real Compañía Asturiana de Minas.

Ménsulas

Nuestros pasos nos encaminan ahora hacia la calle más antigua y larga de Madrid: Alcalá. Situados en el edificio del Banco Español de Crédito, nuestra mirada no puede despegarse de una singular ménsula -¿o quizá deberíamos decir elefante?- de aire oriental. Pero no es el único, pues podría ser pareja de otro ornamento similar situado en la calle de Goya.

En el recorrido por esta extensa vía nos toparemos con ángeles (Alcalá, 5), ninfas nórdinas (Alcalá, 8), globos terráqueos (Teatro Alcázar), ménsulas en forma de dioses (antigua Casa del New Club de Madrid, en el número 24), cariátides (Banco Central), figuras aladas (Banco del Comercio)...

Ave Fénix

Llegamos ahora al singular edificio Metrópolis, que acogió en su día la sede de la compañía de seguro La Unión y el Fénix. Sobre su cúpula -antaño coronada por un simbólico Ave Fénix- admiramos ahora otra diosa, una Victoria Alada, obra del artista Coullant Valera. También en esta calle podemos admirar una grandiosa diosa romana, custodia de la sabiduría y el conocimiento, llamada Minerva. ¿Dónde? En nuestro paseo por la calle de Alcalá levantamos la vista hacia la terraza del Círculo de Bellas Artes, un referente cultural en la ciudad de Madrid, y admiramos cómo posa orgullosa con sus atributos bélicos, el casco y la coraza.

Seguimos guerreros. Y es que las dos cuadrigas con las que el Banco de Bilbao remató sus torres en la esquina de la calle de Alcalá no son las únicas que encontraremos en los cielos de Madrid. Otra se alza majestuosa sobre la cúpula del edificio Aurora Polar, en el paseo de Recoletos, y sobre el Arco de la Moncloa.

En el Edificio Allianz (plaza de la Independencia, 5) nos espera otro ser mitológico, un Ave Fénix, representación muy recurrente entre las compañías aseguradoras. Por ejemplo, también podemos admirar otros pájaros fabulosos similares coronando los edificios de La Unión y el Fénix, en la Castellana; del Banco Vitalicio, entre Alcalá y Gran Vía, y de los antiguos almacenes Madrid-París (Gran Vía, 32). Aunque aquí no acechan ciudades mágicas, con sus alas desplegadas recuerdan al paseante la inmortalidad y el resurgir de las cenizas. Y si siguen por la Gran Vía, la figura helénica que remata el edificio art decó del número 60 -obra de Victorio Macho- seguro que les hará cambiar de acera...

Ya bajando por el paseo del Prado nos inclinamos ante el vuelo de los pegasos alados -obra de Agustín de Querol- del antiguo Ministerio de Fomento, actualmente sede de Agricultura. Símbolos del progreso, coronan un edificio monumental de estilo ecléctico y grandes volúmenes obra de Ricardo Velásquez Bosco.

Amenazantes quimeras

¿Y qué decir de la estación de Atocha? Esta antigua infraestructura, remodelada gracias al moderno AVE, no sólo acoge el trasiego de sus trenes. También sus cornisas instan al miedo con unas amenazantes quimeras. No olviden que este ser mitológico devoraba hombres y rebaños...

La simbología también se cruza en este recorrido. La encontramos en un edificio de viviendas de la calle Mejía Lequerica y su cocodrilo, representación por antonomasia, de la hipocresía. Y si seguimos con alegorías no podemos pasar por alto el oso de la plaza de Canalejas. En este punto no se confundan y no crean que los arquitectos quisieron recrear los orígenes de Madrid -les recuerdo que, en realidad, el oso trepando al madroño es una osa-, sino simbolizar la fuerza...

Barrio de Salamanca

Nos adentramos ahora en pleno barrio de Salamanca y podemos admirar sobre los números 10 y 12 de Ortega y Gasset no sólo las tiendas de Versace y Hermes. Hay una gorgona medusa, con los cabellos de serpiente al viento, amenazando desde su posición privilegiada al incrédulo paseante, y también un dios Hermes, mensajero de Zeus. La próxima vez que decidan salir de tiendas, no fijen la mirada, no vaya a ser que la gorgona les convierta en piedra... Al igual que cuando, bajo la lluvia, pasen por delante del colegio El Pilar (Castelló, 56). Su gárgola amenazadora vigilará todos los pasos.

Bajando ya a la calle de Serrano nos espera un edificio histórico, el Museo Arqueológico Nacional, coronado en su puerta de entrada por dos esfinges. Hieráticas custodian el rico patrimonio que se aloja en todas sus salas y seguro que proponen más de un acertijo al incauto visitante...

El edificio más grande

Un poco mareados por el vértigo de las alturas, damos otro salto mágico para situarnos ante la puerta de los antiguos cuarteles del Conde Duque, edificio que llevó a gala durante muchos años ser el más grande de Madrid. En su portada principal, de estilo churrigueresco, se representa, a modo de panoplia, la piel del león que mató Hércules, y alude a las gestas militares de Felipe V. También por su singularidad merece una parada la Real Academia de la Historia (León, 21). Erigida sobre la antigua Casa del Nuevo Rezado, encontraremos una parrilla esculpida encima de la portada.

Muchos se preguntarán por los consabidos dragones, grifos y leones alados, seres mitológicos a los que no deberemos provocar so pena de ser castigados por los dioses... Si quieren admirar algunos acérquense al barrio de Embajadores y fijen la mirada en el número 22 de la la calle de José Antonio Armona y en el 9 del paseo de las Delicias.

Seguimos ahora con divinidades inferiores que velan por la felicidad de los hombres, las ninfas. En las fachadas de Madrid se reúne una gran variedad, como en el Hotel Ritz, el Palacio de Longoria, en el 23 del paseo de la Castellana, en el 28 de San Bernardo...

Terminamos volviendo los ojos a la tierra, al asfalto madrileño. Aprovechando la primavera, acérquense al parque del Retiro para contemplar pacientes la única estatua del mundo dedicada al diablo: el ángel caído...

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