Mónica Cruz, bailarina y actriz: «La televisión es peligrosa porque subes enseguida y eso es artificial»

Mónica Cruz

17/08/2004 a las 10:45h.

Hasta llegar a la serie de televisión «Un paso adelante», el hábitat natural de Mónica Cruz eran los zapatos de baile y su única experiencia cinematográfica era haber armado las coreografías que bailaba su hermana Penélope en la película de Trueba «La niña de tus ojos». Sus apariciones televisivas le han llevado ahora a la pantalla grande, y estos días rueda en Italia su primer largometraje, «Liolà», basado en una obra teatral de Luigi Pirandello. Gabriele Lavia es el director del filme, en el que también trabajan actores como Raoul Bova, Michele Placido, Sergio Rubini o Bianca Guaccero. El subtítulo de la obra es «Amores sicilianos», muy revelador del tono que debe de tener la película, que se rueda lógicamente en Sicilia.

-¿Impone estrenarse fuera de casa?

-La verdad es que antes de empezar el rodaje estaba un poco asustada y tratando de asimilar la situación, porque empezar en el cine en Italia y con un papel protagonista es muy fuerte. Pero siempre me ha gustado arriesgarme y espero poder estar a la altura de lo que se espera de mí.

-¿Cómo es su papel?

-La historia procede de una obra de Luigi Pirandello, y transcurre en Sicilia en los años treinta, y podríamos decir que es muy lorquiana. Un ambiente campesino, una madre dominante que obliga a su hija a casarse con uno de los potentados del pueblo. Mi personaje es el de una campesina pobre que se queda embarazada. Podría parecer un dramón, pero la verdad es que tiene muchos puntos de comedia.

-¿Ha dejado el baile por la interpretación?

-No, ha sido precisamente el baile el que me ha llevado a la televisión y ahora al cine. Yo soy bailarina. La interpretación ha venido por añadidura. Yo me estoy preparando, en cuanto puedo busco cursos, doy clases de canto, y la gente habla bien en general de mi trabajo. Pero el mejor aprendizaje es estar trabajando. Al baile ahora le puedo dedicar menos tiempo, lógicamente, pero como en la serie tenemos clases de ballet y muchas coreografías sigo dentro de la danza. El año pasado, además, en la gira de UPA Dance, bailaba bastante.

-¿Qué tiene de especial la televisión?

-Las series de televisión son muy esclavas. Vas a toda velocidad y no se para. En la serie entramos a las siete de la mañana y terminamos a las ocho o las nueve de la noche. Son siete meses de trabajo intensísimo. El ritmo es enorme. Se ensaya, se pasa el texto con el director, se graba, te cambian la secuencia... Duermo apenas cinco horas al día y no puedo ni salir; el poco tiempo que tengo lo dedico a estar en casa y a descansar. Pero a mí me gusta este ritmo, y disfruto mucho con este trabajo. Afortunadamente vivo de lo que me gusta, y no puedo ni quiero quejarme. Para mí sería peor estar en una oficina.

-Los bailarines están acostumbrados a trabajar.

-Sí, nos va un poco el rollo masoquista... La danza nos otorga una disciplina que quizás no haya en otras artes. Tenemos una filosofía de la vida diferente.

-La serie se ha convertido en un fenómeno juvenil y sus protagonistas en pasto de las fans y también de los programas rosa. ¿Le afecta mucho todo esto?

-Gracias a Dios no tengo a los fotógrafos a la puerta. Y en cuanto a los fans, el año pasado con la gira fue cuando más encima los tuvimos. Pero no es molesto, sino todo lo contrario. Si te ven por la calle a lo mejor te piden un autógrafo, una fotografía. Lo peor fue el año pasado en un aeropuerto, que coincidimos con un grupo de setenta niños... Fue un momento un poco terrible y me llegué a asustar, porque ellos mismos se ponen más nerviosos cuando están en grupo.

-Pregunta obligada: ¿le ha dado su hermana algún consejo especial?

-Mi hermana lleva dándome consejos sin enterarse toda la vida. Lo más importante es no perder pie. Las series de televisión pueden ser muy peligrosas porque subes muy deprisa, y eso es algo artificial. Pero el tiempo pone a cada uno en su sitio.