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Ballesta se lava la cara

POR: CARLOTA FOMINAYAFOTO: ERNESTO AGUDOMADRID. La transformación de la zona de Ballesta es un proceso marcha. Todos los vecinos consultados están «agradecidos» a Triball, la Asociación de

POR: CARLOTA FOMINAYA

FOTO: ERNESTO AGUDO

MADRID. La transformación de la zona de Ballesta es un proceso marcha. Todos los vecinos consultados están «agradecidos» a Triball, la Asociación de Comerciantes «empeñada» en lavar la cara de las oscuras calles que dan la espalda a la Gran Vía. Su plan consiste en rehabilitar el barrio como destino comercial y residencial y para ello han elaborado un proyecto de trabajo que incluye, entre otras medidas, la compra de locales de alterne y su posterior reconversión, mediante un alquiler a mejor precio que los barrios colindantes.

El objetivo no puede reunir más adeptos. Uno de los más efusivos es Juan José Cigarrán, presidente del Foro Cívico Gran Vía, y vecino del epicentro de Triball. A Cigarrán, que vive a 300 metros de Ballesta. la iniciativa le parece «magnífica, excelente». De hecho, dice no conocer a nadie que viva en el barrio y «le parezca mal la idea».

Hasta Josita, con sus 68 años a cuestas como vecina del barrio, está «contenta» y, a su edad, entiende el concepto de reconversión que quieren llevar a cabo en la zona. Para esta mujer, que de «jovencilla» habitó en una zona «estupenda» de gente «normal» y que de mayor vive en una zona «llena de prostitución», la llegada de Triball es una «excelente noticia».

El desembarco de la Asociación «Triángulo Ballesta Madrid», prosigue Cigarrán, ha sido de gran apoyo, porque realiza un trabajo «muy valiente». «Son unos locos maravillosos», remata. «Y demuestran gran inteligencia, porque ésta es una magnífica zona en pleno centro de Madrid y no tenía sentido la degradación que estaba sufriendo».

Retroceso de marginalidad

El trabajo de Triball, que se constituyó en 2007, parece que ya se ha hecho notar. Junto con las acciones realizadas por el Ayuntamiento de Madrid en la zona, que todos reconocen, están los logros de esta Asociación en su trabajo por erradicar la marginalidad de sus calles. Poco a poco, el retroceso de la delincuencia, las drogas y prostitución empieza a ser evidente. Los doce locales de alterne que había en Ballesta, señala Cigarrán, se han reducido a menos de la mitad. «Y de 80 mujeres que había en la calle en la que yo vivo, ahora no llegan a 10. La reducción ha sido espectacular, como también lo ha sido la disminución de clientes», continúa. «Pero sabemos que esto es un proceso lento, progresivo».

Otro vecino y comerciante del barrio que está «encantado» y que cree que el proyecto refleja «el sentir de muchos habitantes del área» es Alberto López Pascual, propietario de «Jamonerías López-Pascual», la jamonería más antigua de Madrid, un local casi de culto. El negocio, fundado por el abuelo de López-Pascual en 1919, se encuentra junto al histórico Teatro Lara, y convive sin estridencias con los nuevos comercios que van llegando a instalarse en la zona. «De momento nosotros económicamente no notamos nada, pero sí socialmente». «Suponemos -prosigue-, que si hay menos prostitución y menos gente de «mal vivir», menos borrachos, menos yonkis, el repunte social traerá el económico».

Lo que esperan todos es que ese repunte no traiga consigo un incremento en los precios de los locales. Ahora 50 metros cuadrados se pagan, comenta Toño, propietario de la tienda de tendencias «Nyx», «a 20 euros el metro cuadrado, lo que serían 1.000 euros al mes por establecimiento, frente a los 4.000 que se pagan en la zona de Fuencarral». De momento, prosigue, «se están haciendo las cosas bien, y nosotros apostamos porque esto funcione, pero esta sigue siendo una zona degradada de Madrid, con delincuencia y prostitución, y es fundamental que se rehabilite para que los precios del suelo sean razonables». Para Toño, sigue siendo muy arriesgado abrir un negocio en estas calles, con un tránsito «infinitamente menor» que en Fuencarral, una zona «consolidada como zona comercial y puntera».

Curro, propietario de Le Rus Delicatessen es, sin embargo, de los que se ha arriesgado con la zona hace poco. Hace tan sólo un año que abrió Le Rus, tienda especializada en productos del sur del país, y confía plenamente en el proyecto, aunque lo califica de «necesario para una zona que sigue mal todavía».

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