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Los menonitas echan el cierre

Desde que el sacerdote holandés Menno Simons rompiera en 1536 con las iglesias Católica y Reformada, sus seguidores, anabaptistas pacifistas, fueron perseguidos sin tregua en toda Europa. Establecidos en Rusia, la satrapía de Stalin los forzó a cruzar el océano y, entre 1920 y 1930, huyeron a Paraguay y Canadá para, más tarde, recalar en México. Casi un siglo después, las comunidades menonitas mexicanas -unas 100.000 personas- aún hablan el bajo-alemán, visten con sencillez y mantienen una vida agrícola inspirada por la Biblia y ajena a las aportaciones del progreso científico.

Aunque su único contacto con el mundo moderno apenas sea la venta de sus afamados quesos, los menonitas no han podido eludir la ola de violencia que sacude a México. En Chihuahua, donde reside el principal grupo menonita del país y donde el crimen organizado se ha cobrado este año 1.300 vidas, unos cuatrocientos seguidores de este credo detuvieron su actividad productiva para rechazar la inseguridad en el Estado.

En Ciudad Cuauhtémoc -primera colonia menonita, fundada en 1922, que hoy habitan unos 80.000 miembros de la secta-, los comerciantes bajaron el cierre y colocaron carteles con la leyenda: «Este negocio cierra sus puertas como protesta por la inseguridad que se vive en la comunidad y el municipio. Pedimos disculpas y los invitamos a manifestarse en contra de esta grave situación».

Francisco Enns, representante del grupo, dijo que en la zona se ha perdido la convivencia armoniosa y sus habitantes están expuestos a robos, asaltos, secuestros y homicidios: «Como miembros responsables de este pedazo de patria del que nos sentimos orgullosos, y por el que entregamos diariamente nuestras vidas a través del trabajo honesto, alzamos nuestra voz para exigir a los tres niveles de Gobierno cumplir la encomienda que por mandato popular recibieron: Procurar el máximo bienestar de sus gobernados, brindándoles protección y seguridad».

La demanda propició una reunión de urgencia con el Gobernador del Estado. José Reyes Baeza se habría comprometido a levantar retenes y aumentar la presencia policial en la zona.

Pero la psicosis alcanza ya a toda la población, y, desde el martes, decenas de escuelas, oficinas de la Administración, restaurantes de comida rápida y otros comercios de Ciudad Juárez permanecieron cerrados tras recibir amenazas telefónicas. En los últimos días se sumaron 15 ejecuciones y la quema de siete bares. De poco sirvieron las llamadas a la calma de las autoridades por radio y televisión; la ciudadanía dio más crédito a otros anuncios anónimos que avisaban de un toque de queda ante un ajuste de cuentas por toda la ciudad.

Errores de los pilotos

Por otra parte, ayer se reveló que los pilotos del avión en el que murió la semana pasada el ministro del Interior cometieron errores que al parecer provocaron el accidente.

Luis Téllez, secretario de Comunicaciones y Transportes, señaló que la estela que se generó por la cercanía con otro avión de mayor peso, fue el factor que desencadenó el accidente y que hubo falta de familiaridad con los instrumentos de cabina por parte de los pilotos

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