Arrasa el estilo «niña pija»

Desde hace unas semanas, mis amigas han empezado a firmar sus emails y sus sms con «XOXO». Nada de «bso», «bss» o cualquier otra variación de la palabra «beso». Esto me sorprendió mucho, porque era la forma en que firmábamos las notas que nos pasábamos en clase mis amigas americanas del colegio y yo, cuando vivía en Nueva York. Es típico yankee y significa «kisses and hugs» o «besos y abrazos». ¿Cómo ha llegado este anglicismo a los sms de las españolas?
La responsable: «Gossip Girl», un personaje ficticio de la serie «made in USA» del mismo nombre. Esta bloguera, cuya identidad es desconocida, siempre termina los episodios diciendo «XOXO». Es el nuevo fenómeno televisivo entre la gente más «cool» de EE.UU, y del resto del mundo, que se descargan los capítulos por internet. Para los que prefieran el medio tradicional, se emite los domingos en versión original en la de televisión AXN.
Droga de internautas
Es una serie altamente adictiva y deliciosamente frívola que se ha convertido en la nueva droga de los internautas. «XOXO…» y, para añadir insulto a la injuria, la voz «en off» de la protagonista virtual se despide diciendo «you know you love me» o «sabes que me quieres», como restregándonos el enganche morboso que producen en nosotros sus jugosos cotilleos sobre la «jet set» adolescente descarriada y políticamente incorrecta.
Inspirada en las novelas de la escritora Cecily von Ziegesar, está dirigida por Josh Schwartz, el creador de otras series de culto como «O.C.» y trata sobre las aventuras de un grupo de «teenagers» neoyorquinos del Upper East Side (la zona más pija de Mahanttan). Es «el drama colegial» por excelencia. Una versión más actual y menos edulcorada de la serie de éxito de los 80, «Sensación de Vivir». Brenda, Brandon, Dylan, Kelly y Dona han sido reemplazados por Serena, Blair, Nate, Chuck y Dan. Los protagonistas, aunque prototipos, no dejan de sorprender: tenemos a la pobre niña rica rubia con problemas existenciales, la malvada morena cuyo padre dejó a su madre por un joven modelo macizo, el atleta con un padre cocainómano, el playboy con un look dandy muy estudiado que echa de menos la atención paterna y el intelectual fatalista de un barrio pobre con padres bohemios.
La novedad, y la genialidad de la serie, no son sus personajes, sino la narración. La acción se desarrolla mientras la escribe una bloguera. Los personajes son grabados, y se graban entre sí gracias a sus móviles de última generación, y las imágenes —casi siempre comprometedoras— son enviadas vía email a «Gossip Girl» para que las cuelgue en internet. «Gossip Girl» es como un Josemi tecnológico. ¿Y qué podemos ver a través de los ojos de la internauta del corazón? Un embarazo psicológico, un intento de violación, una pérdida de virginidad en una limusina, un accidente casi mortal, un divorcio, un intento de suicidio, un trío, un problema alimenticio, varias adicciones, menores que consumen alcohol, robo, extorsión y chantajes varios… y esto es sólo la primera temporada.
Lenguaje bloguero
La serie dice retratar con fidelidad las vidas de los estudiantes neoyorquinos ultra privilegiados de colegios privados. Si así es, cuando éstos lleguen a puestos de poder dentro de la sociedad americana, sálvese quien pueda. Otra brillante idea es el uso del lenguaje robado a los blogueros profesionales y comentaristas de blogs, que usan siglas para ahorrar en palabras. La propia campaña nacional de la serie desde Brooklyn hasta Broadway tenía sólo cuatro letras: OMFG. Esto se traduce por «Oh My F… God», una versión censurable de «Oh Dios mío».
Los guionistas han logrado captar espectadores de todas las edades. Los «teenagers» la siguen porque se ven retratados en los dramas semanales de los protagonistas, y los padres la ven para saber cómo son las vidas de sus hijos en el siglo XXI. Y todos están enganchados al televisor o al ordenador el lunes por la noche, día en el cual se emite en EEUU.
Pero hay un personaje más, en ésta telenovela americana, del cual no hemos hablado. Es un personaje silencioso, omnipresente y no tan maligno como la bloguera. Ese personaje es la moda. Como lo oyen. En lo que a tendencias se refiere, «Gossip Girl» se ha convertido en la nueva «Sexo en Nueva York». No por nada el estilista de la serie, Eric Daman, era uno de los assistants de Patricia Field, la artífice de los conjuntos de Sarah Jessica Parker. Y si el estilo de vida de los niños mimados que se mueven exclusivamente con chofer o avión privado es inalcanzable para la mayoría de los telespectadores, su ropa no siempre lo es.
No sólo Eric se cuida de mezclar piezas de diseñadores exclusivos con ropa más asequible de HyM o Forever 21, sino que hay páginas web que venden las prendas exactas o parecidas tan sólo minutos después de que se emita el episodio. La fiebre por emular los estilismos de los protagonistas es tal, que hasta se habla del «look Gossip Girl» como si fuese una tendencia en sí misma. Las chicas llegan a las tiendas con recortes de revistas con fotos de los personajes tomadas durante el rodaje, al igual que íbamos a la peluquería con fotos de Jennifer Aniston en su época de «Friends».
Esos uniformes del colegio
¿Y cuáles son las claves del «look Gossip Girl»? En pocas palabras, es un «preppy chic» renovado con elementos modernos. Nunca un uniforme de colegiala ha sentado tan bien desde el video de Britney Spears «Baby one more time». No sólo favorece, sino que se ha puesto de moda entre las chicas que tienen que usar uniforme, y entre las que no tienen que usarlo. Todo tipo de variaciones de estampados escoceses, microfaldas plisadas, medias hasta la rodilla, chaquetas con escudos estilo Ralph Lauren pero ultra entalladas y con botones XXL a lo Marc Jacobs, sobre camisetas blancas de algodón fino y bolsos de Balenciaga. Imaginen el telefilm mejicano «Rebelde» con un presupuesto made in EE.UU.
Es la serie que mejor ha sabido explotar todos los aspectos del «merchandising», que no se limita a los accesorios y la moda. Las canciones, elegidas por Alexandra Patsavas que trabajó anteriormente con el director en la serie «O.C.» ya forman parte de las bandas sonoras más descargadas de internet, pagando por supuesto, ya que en EEUU la página de iTunes de Apple funciona muy bien entre los jóvenes. En la época de «O.C.» Alexandra apostaba por música «indie» o independiente, y fue la responsable de que grupos como The Killers llegaran al «mass market» preadolescente. Con «Gossip Girl» se apuesta por música pop comercial, lo que oyen los chicos de la jet, y también por grupos locales neoyorquinos.
Música, moda, internet, la serie ha invadido casi todos los aspectos del estilo de vida americano. Cuando en el primer capítulo, Serena van der Woodsen tomaba un sandwich de queso con aceite de trufa en el New York Palace Hotel, que era una invención de los guionistas, más de uno lo fue a pedir al día siguiente. ¿Resultado? El restaurante Gilt, del New York Palace Hotel añadió una variación del sandwitch a su menú, que todos pueden degustar por 50 dólares.
El que quiera probar una versión similar en España se puede informar en Madrid en el catering de Medems (tel. 91 726 8467) que los lleva haciendo desde hace años, o pedir un «Bikini Comerç 24» en Barcelona en Tapas, 24 (tel. 93 488 0977).
Pero si la serie pretende ser una ventana hacia las vidas de los chicos más privilegiados de América, entendemos que tendrá que cambiar de registro inminentemente. Los padres de estos chicos son sin duda los grandes financieros, que nacieron del sueño americano. ¿Y qué queda de ellos? Dick Fuld, el antiguo CEO del hoy difunto Lehman Brothers está vendiendo las obras de arte que coleccionaba su mujer para mantener su casa de Greenwitch, Nueva York. El valor de las acciones que poseía en la compañía pasaron de 1.500 millones de dólares, hace un año, a prácticamente cero en la actualidad. Alan Schwartz, el CEO de la también difunta Bear Sterns, perdió un estimado de 1.157 millones de dólares según la revista Forbes. ¿Afectará esto al número de «stilettos» de Louboutin que comprarán sus hijas? ¿Qué pasará con los fines de semana en los Hamptons? ¿Tendrán que vender el Gulfstream? ¿Les quitarán el abono a pie de pista de los Knicks, o el membership de Soho House? ¿Quién pagará las facturas de la BlackBerry? Y más importante: ¿qué piensa «Gossip Girl» de ésta crisis? Pronto lo sabremos. Y a la espera de su palabras filosóficas cargadas de ironía, nos despedimos como ella, «XOXO, you know you love me».
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