La brigada internacional de Z
BLANCA TORQUEMADAMADRID. A los catorce sabios de campaña de Zapatero, presentados en sociedad el martes por el ministro Jesús Caldera, ya les revienta alguna de las costuras del traje que les ha
A los catorce sabios de campaña de Zapatero, presentados en sociedad el martes por el ministro Jesús Caldera, ya les revienta alguna de las costuras del traje que les ha cosido el PSOE, al colocarlos en el ampulosamente llamado «Panel Internacional de Intelectuales Progresistas», vulgo asesores para la elaboración del programa electoral socialista. Es conocido que al presidente del Gobierno le ha seducido especialmente uno de ellos, George Lakoff (autor de «No pienses en un elefante»), un gurú de la comunicación política que le ha revelado (preparémonos) que los votantes no se mueven por una defensa objetiva de sus intereses, sino por unos resortes de identificación con la oferta política.
Del clítoris al sida
Pero en algunos casos el currículo lustroso (y perfectamente «progre») de otros de los mentores recién «fichados» está salpicado de no pocas ideas peregrinas y acompañado de una humareda polémica difícil de sofocar. Ayer hervían diversos foros de internet en los que se atribuía a la premio Nobel de la Paz Wangari Maathai haber defendido la ablación del clítoris, con el argumento de que en esa práctica residen «todos nuestros valores». Sin embargo, Maathai ha negado posteriormente haber sostenido tal postura y asegura que no sabe «de dónde habrán salido» esas supuestas declaraciones, a pesar de que es notorio que las publicó «Le Monde» en 2004. Sí está contrastado, sin embargo, que la Nobel de la Paz ha defendido públicamente que el sida es una enfermedad creada artificialmente para exterminar a la raza negra, según ha dicho en el periódico keniano «East African Standard» y en otros foros.
Pero no sólo se está poniendo en solfa la figura de esta profesora de la Universidad de Nairobi, pues a otro de los consejeros monclovitas, el economista Jeremy Rifkin, se le ha cuestionado abiertamente por ser el «padre» intelectual de la jornada laboral de 35 horas como fórmula para mejorar la productividad. La receta, fracasada estrepitosamente en Francia, es uno más de los ingredientes de su ideario, considerado a menudo más proclive a la búsqueda de «best sellers» que a la ciencia analítica en estado puro. Así, su obra «El fin del trabajo» augura que los avances tecnológicos e informáticos crearán millones de desempleados. Otro de «los catorce», André Sapir, es autor de un informe encargado por la UE que dictó la sentencia de muerte de los fondos de cohesión que recibían algunas regiones españolas.
También hay un sabio en el «panel» de Zapatero especializado en soluciones para el calentamiento global. Se trata de Nicholas Stern, asesor del Gobierno británico, tanto con Tony Blair como con Gordon Brown. Este personaje se codea con Al Gore como baluarte de la causa (gana 34.000 euros por conferencia) y puede suscitar algún problema de conciencia al presidente del Gobierno, pues es un firme defensor de la energía nuclear.
Memoria histórica
También se ha dado cabida a la «memoria histórica» al reclutar a Barbara Probst-Solomon, escritora norteamericana de izquierdas, con pátina mítica por haber ayudado a Manuel Lamana y Nicolás Sánchez Albornoz a huir del Valle de los Caídos a finales de los años cuarenta. Ahora sostiene en sus escritos ideas tan refrescantes como la de que «los intelectuales estadounidenses definimos el progreso social como algo multicultural, permitiendo que Jennifer López -y no una nueva Grace Kelly- se alce como ideal de belleza».
Otra de las inspiradoras del programa del PSOE será la neozelandesa Helen Caldicott, ganadora también del premio Nobel de la Paz que se dio a conocer, además de por su activismo contra las armas nucleares, porque, a través de una «campaña vírica» en Internet pidió en 2003 que se inundase de misivas el Vaticano para reclamar que el Papa viajase a Bagdad como «escudo humano» para impedir a Bush invadir Irak. Propuesta «naïf» que sin duda embriagó a Zapatero.
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