De profesión, presidentes
Si un futbolista modesto o un joven en proyección busca su futuro, haría bien en tocar la puerta de la familia Sanz. Se le abrirá un abanico de posibilidades irrepetible. Podría jugar en Segunda, con

Si un futbolista modesto o un joven en proyección busca su futuro, haría bien en tocar la puerta de la familia Sanz. Se le abrirá un abanico de posibilidades irrepetible. Podría jugar en Segunda, con el Málaga de Fernando Sanz Durán. En Segunda B, en el Granada que dirige Francisco Sanz Durán. O incluso en el Parma, si Lorenzo Sanz Mancebo remata por fin este mes la operación del equipo italiano. En ese caso, el presidente será otro hijo suyo, Lorenzo.
El culpable de esta saga de dirigentes del deporte es el padre, Lorenzo Sanz Mancebo. Directivo del Real Madrid desde 1979, presidente del club desde 1995 al 2000, en los dos últimos años ha abordado una carrera de adquisiciones de clubes tan inesperada como meditada. «Nunca pensé que después del Real Madrid compraríamos el Granada, el Málaga o el Parma. Son cuestiones que han ido surgiendo y hemos aprobado en cada momento».
Una política de actuación que comenzó la pasada temporada, con la adquisición del Granada y la inversión realizada en el Parma, no rematada todavía. «El Granada vivía una delicada situación y Paco lo ha sacado adelante. Estaba en Tercera y ha ascendido a Segunda. Después de muchos años con una mínima asistencia de público en Los Cármenes, ahora ha llegado a albergar a dieciocho mil espectadores».
El padre: «Se me cae la baba»
Pero el dinero lo puso papá. Seis millones para adquirir las acciones de la entidad y la asunción de una deuda de otros seis. Ahora se negocian esos débitos. «La mayoría son con Hacienda. Se ha creado la Fundación del club y el Ayuntamiento ha prometido aportar 600.000 euros. Porque la ciudad está contenta con esta evolución».
Un éxito que, hace un año, era muy difícil. Los números rojos del Granada histórico provocaron que el Ayuntamiento apoyara en 2005 el proyecto de varios empresarios que compraron la plaza del Guadix y crearon el Granada Atlético, al estilo NBA, con el fin de liquidar el viejo club y «exportar» otro a la ciudad, nuevo y sin deudas. «Han visto que el Granada funciona y no hay problema. El otro equipo está en Tercera y nosotros, en Segunda B».
Ahora, el patriarca de la dinastía continúa con la ampliación. Convencido por su hijo Fernando, capitán y santo y seña del Málaga desde hace siete temporadas, Lorenzo Sanz Mancebo se ha hecho cargo del 96 por ciento de la entidad blanquiazul. «Hemos comprado las acciones que eran de la familia Asensio. Pagamos seis millones y asumimos una deuda de otros veintiséis». Es sincero. Quienes vivían del Málaga saben que era la única salida. «Debemos negociar las deudas con Hacienda, con los jugadores... y crear otra plantilla. Le estoy enviando jugadores libres a Fernando».
Es la realidad más extraña que Fernando Sanz aborda en su vida. «Me siento raro al dejar de entrenarme y pasar de golpe al despacho. Los jugadores saben que nuestra relación será diferente. Tengo que negociar con ellos y saben que no me van a poder engañar. Sé cómo piensan. Habrá cambios y las decisiones las tomaré yo, tanto si acierto como si meto la pata». La primera es que Luis Yáñez, marido de Diana Sanz Durán, será el director general.
El padre de la saga arriesga dinero, aunque es feliz. «Se me cae la baba con mis hijos. Se han ido haciendo a sí mismos. Mira Paco en el Granada. Lorenzo es muy trabajador. Y Fernando ha sido un gran futbolista y lo hará bien».
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