1-2: El Deportivo conquista San Siro y hace posible el pleno español
«Caminante no hay camino, se hace camino al andar y al volver la vista atrás se ve la senda que no has de volver a pisar». Versos de Antonio Machado que adapató al presente Joan Manuel Serrat al ponerles música. Este Deportivo hace camino a su paso y sabe bien por donde no puede pisar. Año a año escribe su historia con mayúsculas. Ayer, no sólo se clasificó para la segunda liguilla a lo grande con una victoria que permite que el fútbol español haga pleno sino que además ganó en otro estadio histórico.
Irureta lleva bien la cuenta y Lendorio y la afición deportivista le estarán eternamente agradecido. Recolecciona templos sagrados. Ganó en Highbury (Arsenal), en Old Trafford (Manchester United), en el Olímpico de Múnich (Bayern) y, ahora, en San Siro, donde antes sólo había podido empatar. Sin olvidar que en territorio conocido también había ganado en el Camp Nou y en el Bernabéu, en aquel famoso centenariazo de la final de Copa.
Nada que objetar al Deportivo. Y eso que estos encuentros que se juegan en dos estadios siempre son extraños. Se quiera o no, siempre se está pendiente del banquillo para saber cómo va el enemigo que juega en la distancia. Afortunadamente, los de Irureta hicieron lo que tenían que hacer: trabajar el triunfo como sólo él sabe.
El técnico sorprendió con su alineación. Ancelotti reservó algunos jugadores, pero puso en liza un equipo más que digno. «Javo» se tiró al monte. Makaay, Tristán y Luque juntos. Acopló al holandés a la derecha, mantuvo a Luque en la izquierda y mandó a su «amigo» Diego a pelearse en la punta.
Le salió bien. Los tres de arriba aprovecharon el trabajo de todo el equipo y al mismo tiempo demostraron una motivación extra. Con movilidad, cambiando sus posiciones, buscando los huecos... Que el Milán se adelantara en el marcador fue una anécdota. El control había sido del equipo español, pero Kaladze aprovechó que Makaay no es un interior para escaparse por su banda y poner un buen centro que remató ese hombre que no está pero llega: el danés Tomasson.
Vuelta decisiva de Amavisca
Como el Bayern iba ganando al Lens y como el Deportivo no perdía la compostura, la situación nunca llegó a ser traumática. Se complicó un poco cuando los franceses llegaron a empatar en el Olímpico, pero los de Irureta fueron entonces el equipo letal que saca lo mejor de sí en los momentos claves. Irureta movió ficha. Sacó a Amavisca, un hombre con el que no ha contado en toda la temporada y fue a sentar al mejor hombre del equipo hasta entonces, al menos al más incisivo, Luque. Le salió bien. «Requetebien». A los tres minutos de estar en el campo, Tristán cazó ese derechazo que quitó las telarañas de la puerta de Abbiati, y diez minutos después fue Amavisca quien metió el pase al hueco que Makaay cazó en velocidad para sentenciar con una facilidad que está comenzando a ser modelo en toda Europa.
El empate clarificaba el futuro, pero siempre cabía la posibilidad de que el Lens marcara en el Olímpico, por lo que el tanto del holandés significaba la clasificación y además por la puerta de la victoria. La más grande que existe.
Irureta, por si acaso, continuó reestructurando el equipo y primero dio descanso a un Fran que había manejado el juego con eficicacia y que se ha ganado a pulso ser la alternativa de Valerón por su calidad y capacidad de sufrimiento. Acuña fue su relevo, como en los últimos partidos. Y el centro del campo coruñés aseguró la posesión del balón en un momento trascendental.
La entrada de Duscher ya fue la gota definitiva. Con cinco hombres en la zona ancha y Mauro Silva de mariscal de zona -quitarle el balón será algún día premiado por quien corresponda-, el Deportivo manejó el tiempo y el balón, a pesar de los últimos escarceos de los locales que, con Inzaghi incluido, respondían a los silbidos de su afición con arremetidas finales.
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