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Piqué retira la moción de censura porque «persiste el pacto de silencio entre PSC y CiU»

El dirigente popular quiere reservarse la posibilidad de presentar próximamente una nueva moción y propone una comisión de investigación centrada en el 3%

Y. CARDO Piqué, entre Francesc Vendrell y Daniel Sirera, ayer en el Parlament

BARCELONA. En el sinvivir de la política catalana se produjo ayer un nuevo sobresalto. Ocurrió cerca de las 11 horas, cuando el presidente del PP catalán, Josep Piqué, comunicó al gobierno, a través del conseller en cap de la Generalitat, Josep Bargalló, su intención de retirar la moción de censura contra Pasqual Maragall.

Tras la reconciliación protagonizada el jueves entre Pasqual Maragall y el jefe de la oposición, Artur Mas (el primero pidió disculpas por su acusación sobre el cobro de comisiones y el segundo, retiró la querella), el dirigente popular cree que Cataluña ha vuelto al oasis, es decir, que el debate sobre la moción de censura no ha logrado romper el pacto de silencio entre PSC y CiU sobre posibles casos de corrupción.

Por ello, Piqué impidió que se votara en el Parlamento catalán la moción para reservarse así la posibilidad de presentar una nueva en el futuro, ya que cada grupo sólo puede recurrir a esta medida una vez en cada período de sesiones. «La voluntad de trasparencia expresada en el debate no es suficiente», dijo Piqué, quien confía en que, la semana próxima, el gobierno autonómico acepte sus propuestas para lograr la regeneración democrática, como por ejemplo la reforma de la ley de la Sindicatura de Cuentas, la creación de una Oficina Antifraude, un nuevo sistema de contratación de obra pública y cambios legales que proporcionen inmunidad a aquéllos empresarios que denuncien haber sido objeto de extorsión por parte de las administraciones.

Si el Ejecutivo de Maragall no secunda estas iniciativas, el presidente de los populares catalanes presentará una nueva moción de censura. «La semana próxima, tendrá lugar la «prueba del algodón». Yo plantee medidas para para aflorar la corrupción y que deberán ser asumidas por el Govern y la Cámara. Si el tripartito, efectivamente llega hasta el final, s elo agradeceré y diré que mis sospechas eran infundadas». Paralelamente, Josep Piqué pedirá la creación de una nueva comisión de investigación, centrada exclusivamente en el llamado 3%, es decir, en el cobro de comisiones en la adjudicación de obras públicas. «Si los grupos son coherentes con su voluntad de no esconder nada, no tendrán ningún inconveniente en ello», dijo el dirigente popular.

Pero las iniciativas de Piqué no serán secundadas ni por los miembros del tripartito (PSC, ERC e ICV) ni por CiU, que coincidieron en criticar al líder popular por retirar la moción de censura en pleno aniversario del 11-M. El consejero jefe, Josep Bargalló (ERC), le acusó de «fraude» y aseguró que el dirigente del PP «ha pasado a engrosar la nómina de políticos rancios del PP español».

Por su parte, el portavoz de CiU, Felip Puig, aseguró que lo ocurrido demuestra «un fracaso y un ridículo importante». En su opinión, «aflora la frustración de lo que pretendía el PP, españolizar la vida catalana». El portavoz nacionalista afirmó que Piqué «miente» al asegurar que hay un pacto de silencio, porque «los primeros interesados en los trabajos de la comisión de investigación somos nosotros». Puig precisó que entre socalistas y nacionalistas «se han mantenido unos canales de diálogo necesarios para permitir que el país siga gobernado, lo cual no significa tapar nada». Asimismo, negó que el diálogo entre Maragall y Mas acontecido en el debate del jueves estuviera preparado.

Por parte del PSC, Manuela de Madre dijo que Piqué ha utilizado la moción «como si se tratara de un juego de trileros» y añadió que la actitud del presidente del PP catalán «nos ha indignado absolutamente». Según la diputada socialista, el promotor de la moción «debería pedir excusas al pueblo catalán. Piqué quiso ser reina por un día, perp será el líder pequeño de la oposición durante mucho tiempo». De Madre coincidió con Puig en explicar que los contactos entre ambos partidos respondieron a la necesidad de evitar que «queden rotos todos los puentes».

Populismo y demagogia

Especialmente contundente fue Joan Boada, portavoz de ICV y presidente de la comisión de investigación que, a partir del lunes, comenzará a analizar la gestión de las obras públicas en Cataluña. «Es el ridículo más grande de la historia parlamentaria. Esto no es hacer política, es populismo y demagogia», dijo en referencia a la decisión de Josep Piqué retirar la moción de censura. «Una moción no es una frivolidad, es un instrumento muy importante y serio. Piqué ha importado la bronca del PP a Cataluña. CiU también ha colaborado en la bronca».

Finalmente, el portavoz de ERC, Joan Ridao, dijo que «asistimos a la última escena de la comedia del PP, que ha instrumentalizado la moción de censura con un fraude de reglamento, para promocionar a Piqué». Ridao comparó la situación a «un sainete poco edificante» y subrayó que al dirigente popular «le ha salido el tiro por la culata, pues el Govern ha ganado en cohesión». Horas antes, el presidente de CiU, Artur Mas, también negaba la existencia de un pacto se silencio y ordenaba la retirada de la querella presentada contra Maragall en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. El abogado Pau Molins cumplió la consigna con una celeridad máxima: a las 9.45 horas.

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