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Ingresa en prisión Otegi, el «hombre de paz» de Zapatero, para cumplir 15 meses

Todo sucedió con total discreción y en tiempo récord. Bastaron un par de horas, a partir del momento en el que el Tribunal Supremo decidió confirmar la sentencia condenatoria, para ordenar la

Todo sucedió con total discreción y en tiempo récord. Bastaron un par de horas, a partir del momento en el que el Tribunal Supremo decidió confirmar la sentencia condenatoria, para ordenar la detención, arrestar y llevar a la práctica el ingreso en prisión de Arnaldo Otegi. El portavoz batasuno, que se encontraba en libertad bajo fianza, llegó a la una del mediodía al centro penitenciario de Martutene (San Sebastián) y ya ocupa, él solo, una de sus celdas. Desde ayer, cumplirá la última condena firme que pesa sobre sus hombros: quince meses de prisión por enaltecer a ETA durante la celebración de un homenaje al dirigente terrorista José Miguel Beñarán, «Argala». El proetarra la cumplirá íntegra.

La reacción de Batasuna

La confirmación de la sentencia que dictó la Audiencia Nacional el 27 de abril de 2006 y el ingreso de Otegi en la cárcel -es la tercera vez que es privado de libertad desde la ilegalización de Batasuna, en marzo de 2003- han provocado la reacción airada de Pernando Barrena. En una rueda de prensa en la que también tenía previsto participar Otegi (fue detenido cuando se dirigía al hotel de San Sebastián en el que había sido convocada), el portavoz proetarra consideró «de máxima gravedad» el arresto de su compinche y acusó al PSOE de estar «ofertando barra libre a la represión y la vuelta a tiempos oscuros».

Barrena aprovechó la ocasión para recordar la definición que el presidente del Gobierno hizo de Otegi cuando, días después de iniciarse el «alto el fuego permanente» declarado por ETA en marzo de 2006, el juez Fernando Grande-Marlaska ordenó su ingreso en prisión bajo fianza: «Hombre de paz e interlocutor necesario», dijo de él José Luis Rodríguez Zapatero. En la rueda de prensa, el portavoz batasuno no dudó en vincular la detención de Otegi a la ruptura oficial de la tregua, extremo que han rechazado con rotundidad las asociaciones de fiscales y todas las asociaciones judiciales, menos Jueces para la Democracia, en cuya opinión el anuncio de ETA «pudo influir» en la decisión. La vista del recurso en el Supremo estaba señalada dos semanas antes de que ETA hiciera pública su intención de seguir matando, mientras que el escrito en el que la Fiscalía solicitaba la confirmación de la condena a Otegi data del pasado octubre.

El fallo del Supremo se conoció ayer, pero después de que corriera como la pólvora la noticia de que Otegi había sido detenido. El Tribunal actuó con la máxima discreción y, una vez que los magistrados acordaron por unanimidad que debía rechazarse el recurso de la defensa, lo comunicaron a la Audiencia Nacional. Ninguna anticipación de la noticia podía frustrar la acción de la Justicia o provocar la huida de Otegi.

Así las cosas, pasadas las once de la mañana, un funcionario entregó un sobre en mano a Alfonso Guevara, presidente de la Sección Tercera Penal de la Audiencia Nacional, la competente para ordenar la ejecución de la sentencia. Como es habitual en estos casos, Guevara convocó a los otros dos miembros de la Sala y decidieron ordenar la detención de Otegi y su inmediato ingreso en prisión para iniciar el cumplimiento de su condena. La circunstancia que más pesó fue que el condenado tiene cuatro causas abiertas: una por integración en organización terrorista, dos por enaltecimiento del terrorismo y otra más por convocar un acto ilegal.

Antes de las doce de la mañana, agentes del Cuerpo Nacional de Policía arrestaban a Otegi en el polígono Belartza de la capital donostiarra cuando el portavoz batasuno se dirigía a un hotel donde debía dar una rueda de prensa junto a Barrena y a Joseba Álvarez. Fuentes de la Audiencia Nacional indicaron que se le impidió hablar ante los medios de comunicación para evitar que cometiera un nuevo delito.

Solo en la celda

Otegi fue conducido primero a dependencias policiales y después, en un coche camuflado, al centro penitenciario de Martutene (en la actualidad alberga a 320 presos, 90 de ellos en tercer grado), el más próximo a su domicilio, donde llegó a la una del mediodía. Fuentes penitenciarias indicaron que el ingreso se produjo con total normalidad: un Otegi tranquilo se sometió al rutinario control médico, le fueron tomadas las huellas mediante el nuevo sistema digital y fue conducido a una celda que ocupará en solitario. Aunque se encuentra en régimen normal, los funcionarios del centro se mantendrán vigilantes para evitar cualquier tipo de incidente, pues se trata de un personaje público y muy conocido. En esta prisión, salvo que Instituciones Penitenciarias decida trasladarle a otra, cumplirá Otegi los quince meses de condena. Al serle aplicado el Código Penal con las reformas introducidas en 2003, el proetarra no podrá redimir ningún día y sólo podrá empezar a disfrutar de permisos una vez que haya cumplido la mitad de la pena.

Pese a que tiene otra condena firme (doce meses de prisión por injuriar al Rey), el portavoz batasuno sólo cumplirá la confirmada ayer por el Supremo (homenaje a «Argala»). De hecho, la ejecución de la sentencia por las injurias fue suspendida por un periodo de tres años por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco el 17 de mayo de 2006. La suspensión sólo se derogará si Otegi comete un nuevo delito dentro de esos tres años, algo que no ha ocurrido, pues las cuatro causas penales que tiene pendientes se abrieron con anterioridad. La única posibilidad que le resta para salir de prisión pasa por recurrir ante el TC.

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