«Diamante de sangre»: Di Caprio, como Clark Gable

| *** | EE.UU. | 2006 | 138 minutos | Género-Drama | Director_Edward Zwick | Actores_Leonardo DiCaprio, Jennifer Connelly, Djimon Hounsou |

No es fácil ser ecuánime con una película como ésta, en la que se tratan dos asuntos tan contradictorios como la aventura espumosa y un problema de índole mundial (el tráfico de diamantes) que alimenta directa o indirectamente muchas de las guerras, tragedias y hambrunas en África. Como película de aventuras tiene tramos realmente brillantes y sobre todo construye un personaje de cine clásico, el que interpreta Leonardo DiCaprio, un mercenario endurecido y seductor que ha de conducir la historia entre peligros y peripecias.

Tal vez como película de denuncia de una situación bochornosa, «Diamantes de sangre» no resulte tan estimable o profunda, pues en el fondo se decanta por soluciones «hollywood» a los dilemas y contratiempos que le plantea la narración. El director Edward Zwick («Leyendas de pasión», «El último samurai»...) está acostumbrado a bregar con cine de gran envergadura, y sabe poner el acento en lo que llamará al interés del público: la progresiva amistad entre el personaje del mercenario y el de un prisionero en un campo de diamantes que encuentra y esconde uno gordo como la empuñadura de un bastón de Antonio Gala; y también en el romance de DiCaprio con una periodista encarnada por la inenarrable Jennifer Connelly, que mira a la cámara y le funde a uno la moneda suelta del bolsillo. Sobre ese trípode, aventura, amistad y amor, levanta una película Zwick que quiere hablar de otra cosa: de África, de la militarización y abuso de los niños, de las enfermedades y las drogas, de la perseverancia y la fortaleza de un hombre por salvar a su familia atrapada entre sinsentidos tribales e intereses multinacionales.

«Diamantes de sangre» es un película muy entretenida, aunque le sobra media docena de secuencias al final, algo habitual en el cine de Hollywood en su afán por empaquetar bien un desenlace.