La Policía Municipal precinta seis bares de copas en los «bajos de Aurrerá»
Funcionarios del distrito de Chamberí y de la Policía Municipal desarrollaron anoche un operativo especial en la zona conocida como los «bajos de Aurrerá», en el barrio de Argüelles (Chamberí). Como
Funcionarios del distrito de Chamberí y de la Policía Municipal desarrollaron anoche un operativo especial en la zona conocida como los «bajos de Aurrerá», en el barrio de Argüelles (Chamberí). Como resultado del dispositivo, seis locales de copas fueron precintados por carecer de la licencia especial. Es una antigua reclamación vecinal, que acumulaba ya numerosas denuncias por ruidos e inseguridad ciudadana.
Al filo de las nueve de la noche de ayer, con el concejal-presidente del distrito, Ángel Garrido, a la cabeza, agentes y funcionarios se acercaron al primero de los locales: «Moloko Jellocet». Está abierto y hay una quincena de jóvenes en su interior. Cuando el propietario abre la puerta a la Policía, un explícito «¡arreando!» por parte de los «parroquianos» sirve para que, uno por uno, vayan desfilando al exterior. Algunos llevan botellas en bolsas de plástico. Una chica bebe de una lata. «¿Sabe que no se puede beber en la vía pública?», le inquiere un agente. «Es un 'Red Bull', lo puede beber si usted quiere», contesta la joven al policía. La situación de tensión no llega más allá de algunos gritos de los chavales.
El procedimiento administrativo para el precinto del local es el siguiente: tiene que haber, previamente, denuncias presentadas. De eso se han encargado los vecinos. Luego, la Junta Municipal emite un decreto de cese y clausura. Cuando ese decreto se incumple, se procede a avisar de la orden de precintado. Los afectados conocen el día y la hora en que se va a proceder a él.
Falta la licencia especial
Álvaro García es el propietario del primer local precintado. Va a hacer un año que lo adquirió. «Aquí -explica-, hace 30 años, se funcionaba con licencia de cafetería, y ahora piden una especial. Realicé las obras oportunas para habilitar el local, pero no nos dan la licencia. A partir de ahí, actas y actas. Te dan tres avisos antes de cerrar. El centro de Madrid se está quedando sin bares... Lo mismo que pasa aquí ocurre en Huertas».
La operación policial continúa en los «bajos de Aurrerá». Dos bares más, que están cerrados en el momento de llegar los inspectores y la Policía, lucen desde anoche el cartel de precinto. La idea es que los locales no vuelvan a abrir mientras que no regularicen su situación administrativa.
Algunos vecinos del barrio, ante lo que está ocurriendo, recuerdan los peores años de esa zona del barrio de Argüelles, entre las calles de Andrés Mellado y Gaztambide. «Las peleas eran continuas -relata un vecino-. Había bandas de extrema izquierda y extrema derecha, y cada una tenía su refugio en un bar de los bajos. Incluso hubo manifestaciones de protesta».
La última, el pasado verano. El concejal Andrés Garrido ha mantenido casi una veintena de reuniones, además de contactos telefónicos, con los residentes en la Mancomunidad Centro Argüelles, en la que residen 600 familias. Una de las personas que allí habita reconoce que «esto ha bajado desde hace unos meses». «La situación no hay más que mirarla -añade la mujer-. Es imposible dormir, descansar. Yo padezco incluso trastorno del sueño. ¡Habremos presentado unas mil denuncias! ¡Esto es inhumano!».
Bandas latinas
La inseguridad, por encima del insoportable ruido, es lo que más preocupa a los vecinos. «A mí me han asaltado a punta de navaja, y las cuchilladas entre ellos \[los jóvenes que acuden los fines de semanas a esta treintena de bares\] son continuas», relatan. «Hay bandas latinas, y prostitución, toda la que quieras», denuncian.
Sobre las tan comentadas agresiones y reyertas, Álvaro García explica: «Aquí no hay problemas. Hemos juntado a un grupo de 30 o 40 chavales, y si hay algún problema con alguno, van a por él fuera de aquí. Lo que sí hay son bandas de suramericanos».
Ése es, precisamente, el principal caballo de batalla ahora. La existencia de, al menos, dos bares frecuentados por jóvenes latinos nada amigables. El Ayuntamiento dice que ya tienen la orden de clausura tramitada. Probablemente, sean los próximos que tengan que cerrar.
Uno de los trabajadores y residentes en la zona de Andrés Mellado lleva 24 años sufriendo las consecuencias del «ocio» en esos bajos. «Aquí llegó a haber un par de muertos incluso. Te encontrabas los cubos de basura encima de los coches, los chicos haciendo 'botellón' aquí mismo, sin dejar pasar a la gente a su casa, meadas en las puertas de los bloques...».
La zona ha sido siempre bastante conflictiva, sobre todo en las dos últimas décadas. Tan sólo hay que recordar el caso de un joven de 21 años al que clavaron un cuchillo. Una parte se le quedó en la cabeza, y tuvo que ser operado en el Hospital Clínico. La disputa comenzó en la discoteca «Vértigo».
El dispositivo policial continúa su labor. Al «Moloko» le siguen «La Dama», «Disco Rock», «Slumber»... Hasta seis, aunque estaban previstos siete precintos, pero, al final, uno de ellos decidió acatar el decreto de cese y clausura.
La Junta del Distrito ha precintado, desde el año pasado, alrededor de una veintena de locales de copas por carecer de la licencia especial para funcionar como tales. A ellos hay que añadir los que han acatado la clausura. La idea es cambiar el uso de esa zona, declarada de protección especial. «Se deberían buscar otros tipos de usos, que no generen problemas», afirma el concejal Garrido.
La noche avanza y la oscuridad se hace con los muros «graffiteados» de «Aurrerá». Uno de ellos escupe: «Sharp, que no te engañen, piensa por ti mismo». Esta noche, el barrio dormirá más tranquilo.
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